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IA reta la formación de futuros profesionistas, habilidades humanas son indispensables
El trabajo del futuro demandará graduados con competencias humanas como el pensamiento complejo que están en riesgo por un uso indiscriminado de la inteligencia artificial.

El trabajo del futuro demandará graduados con competencias humanas.
Las universidades enfrentan un reto ante la llegada de la inteligencia artificial (IA) en el mundo del trabajo: formar profesionistas con competencias más humanas.
“La universidad, independientemente de la carrera que están haciendo ahorita y que la carrera pueda perder relevancia o no, es necesario que los egresados tengan las competencias que les den mayor posibilidades para ser exitosos en el futuro”, explica José Escamilla, director asociado del Instituto para el Futuro de la Educación (IFE).
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El docente e investigador menciona que las competencias y habilidades que demandará un entorno laboral con la presencia de la IA en sus procesos son las que hacen al trabajador más humano.
Por ejemplo, la competencia más demandada en el futuro será el pensamiento complejo, es decir, la capacidad de profundizar en un tema para cuestionarlo, crear propuestas y hacerlo basado en procesos científicos.
Esas competencias permitirán, dice el académico, que el profesional, sin importar la rama del conocimiento en que se desempeñe, sea un usuario crítico de la inteligencia artificial.
Uso de la IA: Señal de alerta para las habilidades humanas
El trabajador colaborará con una IA que ya no sólo resumirá contenidos sino que podría tener capacidad para decidir a partir de predicciones que incorpore para resolver problemas complejos, automatizar procesos, anticipar tendencias y crear soluciones de alto impacto.
Sin embargo, el uso indiscriminado de la IA en las aulas, en la vida personal y en el mundo laboral disminuye el desarrollo de esas competencias.
“Las habilidades que más se requieren son posiblemente las que menos se desarrollen si se abusa o si no se hace un buen uso de la inteligencia artificial en las actividades de aprendizaje”, dice Escamilla.
El espacio universitario más que prohibir la IA requiere emplearla con propósito; es decir, que permita a los estudiantes usarla con visión crítica y creativa.
Se calcula que en 2030, 162 millones de empleos cambien y se generen 170 millones más a nivel global por el efecto de la incorporación de la IA, menciona Escamilla con base en datos del informe El futuro del trabajo 2025 del Foro Económico Mundial.
Actualizar planes de estudios, el reto que trae la IA
Otra tarea pendiente de las universidades es adaptar sus planes de estudio para incorporar la medición de esas competencias.
Las instituciones de educación superior avanzan lento al momento de adaptar un plan de estudios, advierte Patricia Caratozzolo, vicepresidenta de la Asociación Internacional de Educación Continua en Ingeniería (IACEE por sus siglas en inglés).
“Crear una nueva carrera (...) puede llevar cinco, seis, siete años y eso no es lo que necesita el mercado laboral, porque luego los estudiantes van a tardar cuatro años en graduarse. Entonces, estamos hablando de 10 años, esa no es la velocidad que se necesita”, dice la investigadora.
Para enfrentar ese desafío, las universidades requieren también formar a los estudiantes en habilidades socioemocionales que le permitan desenvolverse en un entorno laboral cambiante en el que lo aprendido hoy puede ser de poca utilidad mañana.
Cómo cerrar brecha entre universidades y mercado laboral
Lograrlo implica asumir la corresponsabilidad en la formación de los futuros egresados de universidades, empresas y gobierno.
“Para cerrar la brecha entre la formación universitaria y las necesidades reales del mercado se requieren modelos basados en datos. Una inteligencia que tenga que ver con cada sector económico en tiempo real y una colaboración más estrecha entre universidad, empresa y gobierno. Ya no podemos trabajar en silos”, explica la investigadora del Tecnológico de Monterrey.
La participación de los gobiernos es relevante para que permita mayor flexibilidad y libertad para adaptar los planes de estudios de las universidades.
“Cómo logramos que los currículos sean más flexibles de manera que haya libertad para adaptar los cambios en el currículo a lo que la sociedad nos demanda. Ir con mayor velocidad”, cuestiona Escamilla.
Mientras que la vinculación con las empresas es otra necesidad de las universidades para que los egresados cuenten con las competencias que demanda el mercado laboral.
“Requerimos que los profesores desarrollen programas de curso que incluyan actividades fuera del salón de clases y que esas actividades conecten con las necesidades de la sociedad”, agrega



