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Opinión

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Debilidad de las finanzas públicas

Por décadas, la falta de cultura democrática generó una clase política aparejada de intereses creados lo que impidió construir un ecosistema de finanzas públicas que atienda simultáneamente y de forma armónica impuestos, gasto público y deuda. En los setentas y hasta los ochentas, la deuda del gobierno era la razón que impulsaba los esfuerzos por mejorar la posición fiscal de México. En los años del llamado neoliberalismo (1988-2018) fueron los impuestos a los cautivos el enfoque central dentro de las discusiones fiscales. A partir de la segunda alternancia que hoy nos gobierna, con el presidente Andrés Manuel López Obrador, hemos puesto énfasis en el análisis del tema del presupuesto, tratándolo de ajustarlo a las necesidades reales del Estado evitando gastos superfluos.

Sustentada en la alta tecnología, una mejor integración de las cadenas de valor y el multimillonario apoyo de las grandes potencias, la economía mundial; enfrenta el desafío de la reactivación. En nuestro caso, ha sido la irresponsabilidad de décadas anteriores, la causante de que no contemos con suficientes herramientas fiscales para apoyar a la economía. Las herramientas con las que contamos se centran en la esfera monetaria, pero no todo puede sustentarse en el manejo de la liquidez y tasas de interés. En estos momentos es necesario que la política fiscal aporte aún más al desarrollo.

La lógica de los impuestos, sin embargo, sigue entrampada en una base reducida con tan sólo 40% de la población ocupada en la formalidad con una informalidad creciente y con espacio para obtener mayores ingresos vía el consumo. Por el lado de la deuda, las finanzas públicas se comprometen año con año con el costo de su servicio que llega a alcanzar 15% del presupuesto anual. El gasto público cubre con poco margen el constante ascenso del monto de las pensiones, los intereses de la deuda y la interminable lista de programas sociales que durante decenios se vienen acumulando sin suficiente soporte fiscal. El cambio de régimen al que asistimos nos invita a pensar en una arquitectura de finanzas públicas integral en donde impuestos, gasto y deuda vayan de la mano, el no aprovechar esta invaluable oportunidad pondrá en riesgo nuestra viabilidad fiscal de largo plazo.

Doctor en Desarrollo Económico, Doctor en Derecho y Doctor en Historia del Pensamiento Filosófico Especialidades en desarrollo económico en Oxford University y en Economía Internacional en Georgetown University. Profesor en la Universidad Panamericana y la Ibero. Ha colaborado en la Presidencia de la República, el Banco de México, la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, fue Ministro de Asuntos Economicos de la Embajada de Mexico en EEUU (Washington). Autor de libros en Regulación Financiera, Historia Económica, Política Fiscal, Políticas Públicas y Ética.

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