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“Los museos no sacamos nada con la autoflagelación”
Profesionales museísticos de 22 países de la región se reúnen en la Ciudad de México para hablar de descolonización, sostenibilidad, inserción en las comunidades y el rol de las instituciones expositivas en el cambio de paradigma que se planteará en Mondiacult 2022.

Después de los embates de la pandemia, el confinamiento, el severo acotamiento de la vida pública y la crisis económica, y con esto, el apremiante cambio de paradigmas sociales, públicos y culturales, quedó en evidencia que la rigidez decimonónica en muchas de nuestras instituciones culturales, en particular de los museos, resultaba insostenible.
El mundo dio un vuelco en los hábitos de abordaje de la cultura. La gran mayoría de los museos de nuestra región, con sus características particulares, muchos de ellos herederos de los esquemas de sometimiento y colonialismo, habrán de obligarse a replantear su lugar en el presente y el futuro de nuestras sociedades.
Para el funcionario cultural argentino y director de la Fundación Teoría y Práctica de las Artes (TyPA), Américo Castilla, se nos avecinó “una nueva normalidad que exige desnormalizar al museo como hoy lo conocemos”, pero, “el museo como organización, ¿está dispuesto a cambiar?”.
Definen juntos una postura
Desde el lunes y hasta este miércoles el Museo Nacional de Antropología es sede del 10° Encuentro Iberoamericano de Museos, impulsado por Ibermuseos y por el INAH, que reúne en nuestro país a profesionales en la materia provenientes de 22 países de la región, en el marco, además, de la Conferencia Mundial de la UNESCO sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible – Mondiacult 2022.
Américo Castilla ofreció la conferencia magistral “El museo urgente: acción para un nuevo futuro”. En esta planteó que mientras el museo del siglo XIX en América cumplió con la función de asignar pertenencia a los pobladores bajo el rótulo de la nueva nación, es decir, que el museo fue esencial para un propósito político, en el siglo XX los gobiernos dejaron de ver en las instituciones culturales, instrumentos clave de buen gobierno, se excusaron de solventarlos adecuadamente y, en muchos casos, los abandonaron y estos entraron en decadencia.
Con esto, los particulares y empresas dejaron de donar piezas a los museos públicos y, en cambio, prefirieron construir sus propios museos. Muchas de ellas insertaron en modelos operativos a partir del marketing y propusieron contenidos alternativos, pero dentro de la lógica del consumo. Así, en el presente observamos el contraste de museos precarizados frente a museos de amplia convocatoria capaces de viralizarse.
El futuro de los museos
Más adelante, dentro de la serie de conversatorios, el gestor chileno Alan Trampe, subdirector nacional de Museos de Chile y presidente de Ibermuseos, señaló que si bien hoy en día “la brecha de la accesibilidad tecnológica es una realidad, nosotros no le podemos pedir a los museos que solucionen los problemas del mundo. Debemos ser justos con lo que el museo puede hacer y basta con que el museo tenga una vocación social. No le podemos pedir al museo que solucione el tema de la conectividad en un país”.
El tema, dijo, es no perder como recintos museísticos la visión de desarrollo y avance, por más rezago que se pueda percibir. “Debemos entender nuestras posibilidades, porque no sacamos nada con la autoflagelación. Y en ese sentido, el trabajo colaborativo, el intercambio, la suma de esfuerzos, son clave”.
Por su parte, Gabriela Gil, presidenta de ICOM México y coordinadora de la Unidad Académica de Cultura UNAM, señaló que “el museo de hoy no debe ser neutral. El museo aporta, en él suceden cosas y es parte del desarrollo de sociedades que nos pueden gustar o no, pero es parte del proceso de inclusión de los museos”, es decir, añadió, que el futuro de los museos yace en fijar desde cada institución una visión concreta inserta en el entorno local, pero sin perder de vista la injerencia global de su localidad.
¿Por dónde empezar?
“Si en la agenda 2030, la cultura fue la gran ausente y Mondiacult intenta remediarlo, ¿qué tiene qué decir el museo descolonial?”, planteó el historiador de Arte y fundador de Aura Cultura, Luis Vargas Santiago, durante la mesa “Decolonización y patrimonio”.
“Hay que ponerse a disposición de los movimientos sociales”, respondió Darío Alejandro Aguilera Manzani, director del Museo La Ligua, en Chile. “Uno no puede romantizar la idea de patrimonio cuando comunidades cercanas a un museo no tienen acceso al agua a diario. En ese sentido, hay que ponerse a disposición de las luchas de las que depende la sostenibilidad del territorio”.
Es necesario descentralizar los programas de educación en museología y llevar proyectos colaborativos más allá de los museos, sobre todo de aquellos que se encuentran en las grandes ciudades de nuestros países, así como generar una autonomía crítica que pueda tomar posición frente a distintos temas, coincidió el resto de panelistas.
“Desmontar discursos, narrativas, prácticas coloniales en los museos es un acto que consiste en poder ceder la voz y la realización de acciones que deben de darse de manera conjunta, porque es junto a esas otras, otros, otres, que estamos dejando fuera el lugar donde está el tan mencionado poder decolonizador”, declaró Silvana María Lovay, coordinadora del Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia, en Argentina.