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Programas sociales presionan las finanzas del IMSS y ponen en riesgo la atención a cotizantes: CTM
El vocero obrero y secretario de Trabajo de la CTM, José Luis Carazo Preciado, sostuvo que el IMSS se encuentra ante un riesgo estructural si continúa absorbiendo responsabilidades sin que existan recursos etiquetados para ello.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) enfrenta una tensión financiera.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) enfrenta una tensión financiera creciente derivada de la expansión de programas sociales sin financiamiento asociado, lo que podría comprometer la atención de los trabajadores que cotizan y sostienen al organismo.
Así lo manifestó en su intervención durante la 116 Asamblea del Instituto, el vocero obrero y secretario de Trabajo de la CTM, José Luis Carazo Preciado, sostuvo que el IMSS se encuentra ante un riesgo estructural si continúa absorbiendo responsabilidades sin que existan recursos etiquetados para ello.
A pesar de reconocer que “la recaudación ha mejorado, las reservas han crecido, más de 630,000 millones de pesos lo confirman”, advirtió que la aparente fortaleza financiera es insuficiente frente a los compromisos adquiridos y a las crecientes demandas de atención.
“Los compromisos adquiridos superan la impresión de finanzas sanas ya que el punto de equilibrio de nuestras reservas debería superar los 2.3 billones de pesos”, expuso ante los consejeros.
El señalamiento más crítico se centró en el impacto del programa IMSS-BIENESTAR-COPLAMAR y en la encomienda de nuevas tareas de inclusión social que no cuentan con una fuente de financiamiento estable.
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Carazo Preciado subrayó que la expansión de servicios a población no asegurada está generando una presión financiera que podría traducirse en un deterioro de la atención para quienes cotizan. “La presión financiera derivada del IMSS-BIENESTAR-COPLAMAR nos preocupa, ya que al igual que los programas profundamente incluyentes, que desde los tres poderes de la nación se han encomendado al IMSS; ninguno de ellos ha venido acompañado de una fuente de financiamiento, profundizando los riesgos económicos de corto y mediano plazo para el Instituto”.
Además del peso de los nuevos programas, el gasto por enfermedades crónicas, que ya consume cerca del 20% de los ingresos del organismo, eleva la urgencia de revisar el modelo financiero con el que opera la institución más grande del sistema de seguridad social en América Latina.
Carazo Preciado calificó este momento como “una llamada de alerta al país, un recordatorio de que no podemos conformarnos cuando el futuro exige decisión, visión y responsabilidad histórica”.
El sector obrero fue categórico al delimitar las responsabilidades institucionales. “Con serenidad, pero con firmeza, reiteramos: el IMSS colabora, no puede financiar”, sostuvo el representante de la CTM.
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Agregó que el Instituto “al ampliar su cobertura, no debe poner en riesgo la atención de quienes han cotizado toda su vida”. Para los trabajadores, la prioridad es clara: apoyar la inclusión sin comprometer la viabilidad financiera del IMSS ni debilitar la seguridad social que sostiene a la población productiva del país.



