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Opinión

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¿Un Abarca en el PRI?

De las excentricidades a las sospechas. Para celebrar sus 35 años y su primer periodo como legislador, el priísta David Sánchez Guevara citó a 5,000 invitados a una fiesta, en el cortijo Los Tres García, atrás del bosque de Los Remedios. Para los invitados VIP entre ellos una docena de diputados federales había reservado la zona del casino, cuyo acceso principal estaba coronado por una montura bañada en oro e incrustaciones de diamantes.

Una semanas después, ese predio sería embargado por la PGR. Desde entonces, corrían las versiones que vinculaban al TM (el todas mías), como le gustaba que le dijeran- con poderosos capos. Una fotografía suya, departiendo con la Barbie, circuló durante su campaña a la alcaldía de Naucalpan, aunque era un burdo montaje.

Sánchez Guevara no era parte de la rancia clase política del Valle de México que hasta 1996 gobernó la joya de la corona . Su primer contacto con el servicio público ocurrió en el 2000, cuando asumió la presidencia de la asociación de colonos. Lo destituyeron, por robar una vagoneta.

A mitad de esa década fundo Grupo Kairos, una asociación de beneficencia pública que le permitía recorrer las colonias populares de esta demarcación, sin pedirle permiso a los alcaldes panistas o depender de los políticos del Valle de Toluca. En Navidad y Día de Reyes repartía juguetes, enfundado en un traje de Superman.

Sánchez Guevara carecía de carrera partidista hasta el 2006, cuando fungió como coordinador de la campaña del diputado en el Distrito 22, de la zona residencial de Naucalpan. Desde que se graduó, como abogado, se incorporó como administrador del despacho que fundó su padre, José Alberto Sánchez González, quien trabajó para el gobernador Arturo Montiel Rojas.

En el 2009 compitió por ese mismo distrito, ganó y desde entonces presumió su cercanía con Luis Videgaray quien fungía como presidente de la Comisión de Presupuesto en San Lázaro y Emilio Chuayffet Chemor, a quien ubicaba como su padrino político. En realidad, este abogado fiscalista comenzó a posicionarse con el trabajo comunitario que su esposa, Érika Peralta, realizaba en la llamada zona popular de aquel municipio a través de Grupo Kairos, con el aval de Guillermo González, quien en la última década se erigió en el cacique priísta del municipio, con el aval del actual subsecretario de Gobierno, Luis Miranda.

Su esposa, Azucena Olivares, había recuperado el gobierno municipal, después de tres trienios consecutivos con gobiernos panistas. Y para mantener el control político en la joya de la corona , los priístas mexiquenses apostaron por el TM, quien a mediados del 2011 formaba parte del equipo de operadores electorales enviados por el peñismo para rescatar a candidatos en desgracia por toda la República.

Hiciera lo que hiciera todo le salía bien , recuerda un ex legislador, quien destaca un detalle que definiría el futuro político de Sánchez Guevara: era vecino de Luis Miranda Nava en el club de golf de Ixtapan de la Sal que también frecuenta Enrique Peña Nieto.

Su desempeño como alcalde estuvo marcado por constantes polémicas y sus frecuentes viajes al extranjero, incluidos un partido de la NFL en Pittsburg, su estancia en el Mundial de Brasil, para apoyar a la selección mexicana, y largos fines de semana en Buenos Aires, sin permiso del cabildo.

El gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila Villegas, no le representaba mayor respeto o consideración. Es bueno regalando lentes, ¿no? , repetía constantemente. En la definición de los candidatos a la alcaldía, a finales del año pasado, supo que el secretario de Gobierno, José Manzur, apoyaba al ex dirigente de los burócratas mexiquenses y ex diputado local, David Parra Sánchez.

Pero Sánchez Guevara tenía otros planes: respaldar a la diputada federal Cristina Ruiz, con lo que sellaría su alianza con el subsecretario de Desarrollo Social, Ernesto Nemer, quien aspira a la gubernatura mexiquense.

Ese error de cálculo fue el principio del fin para la buena fortuna del político naucalpense, quien desde que dejó la alcaldía para ser candidato a diputado federal por el Distrito 24 (zona popular) ha mantenido una conducta errática. La cúpula priísta lo acusa de haber traicionado a Parra Sánchez y sellar una alianza con un sector del panismo. Pero sobre todo, condenan su desacato a la línea del gobernador, quien había asumido como un asunto personal que el PRI evitara la expansión de la oposición en el Valle de México.

(La injerencia del gobernador en las campañas fue evidente: a la mitad de las campañas, los secretarios de Desarrollo Económico, Adrián Fuentes, y de Finanzas, Erasto Martínez, dejaron el gabinete para realizar trabajo político en el Valle de México).

El PRI perdió las alcaldías de Huixquilucan, Atizapán y Naucalpan, donde Sánchez Guevara fue beneficiario de un voto diferenciado, que alimentó las sospechas de sus detractores. Las auditorías a las finanzas municipales expusieron un desfalco, cuyo monto resulta ínfimo si se toma en cuenta que el ayuntamiento dispuso de 3,200 millones para este 2015.

Sin remordimientos de conciencia, el TM decía hace dos semanas que llegado el momento buscaría la presidencia del PRI mexiquense. Y después...

Antes de comenzar su periodo como diputado federal, Sánchez Guevara decidió tomar unas vacaciones en Miami. Regresó hace una semana y después de participar en la elección de Alfredo del Mazo como coordinador de la bancada mexiquense, acudió a San Lázaro para acreditarse. Por la tarde, acudió a la sede nacional del tricolor para felicitar a Manlio Fabio Beltrones y tomarse fotos con los principales personajes del priísmo, esos mismos que ahora lo repudian por la locura de haber desafiado al gobernador.

alberto.aguirre@outlook.com

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