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No nacimos víctimas
El hartazgo que las mujeres mexicanas sentimos ante los feminicidios y la violencia de género no debe hacernos perder de vista lo que somos y, ante la adversidad del panorama, me parece importante poner sobre el mapa que las mujeres no nacimos víctimas.
Porque es justamente de lo que resulte, de nuestras acciones y nuestra memoria, que se formarán las futuras generaciones. Por ellas es que debemos poner un alto.
¿Qué puede haber de bueno en una sociedad en donde 10 mujeres son asesinadas al día?
La verdad es que muy poco y es así como, en mi opinión, debe ser entendido el contexto en el que las mujeres mexicanas hemos decidido mostrar nuestro hartazgo.
Las gotas que derramaron el vaso duelen, son motivo de indignación, de ira, y tienen nombre.
Ingrid Escamilla, de 25 años, que fue brutalmente asesinada en la CDMX y a quien ni siquiera después de muerta se le respetó. Porque las fotografías de su cuerpo apuñalado y torturado fueron divulgadas en todos los medios posibles.
El segundo caso es el de Fátima Cecilia Aldrighett. Tenía tan sólo 7 años y fue secuestrada antes de que la mataran brutalmente y abandonaran su cuerpo en una construcción.
Insisto en que hay algo mal en esta sociedad y me preocupa que se comience a creer que, por el simple hecho de ser mujer, esta “suerte” es la que debe merecerse.
Fátima e Ingrid inspiran las protestas, en el marco del Día Internacional de la Mujer, y el paro nacional de #UnDíaSinNosotras que, se llevará a cabo este lunes, en donde ninguna mujer asistirá a las escuelas, ni centros de trabajo, además de no consumir servicios, por ejemplo, cargar gasolina.
Se trata de visibilizar el vacío que dejaríamos las mujeres en el país y aprovecharlo para poner un alto a la violencia de género, a los feminicidios, pero también reivindicar los derechos laborales de las mexicanas.
Las mujeres de México representamos el 50.21% de la población, somos más del 40% de la fuerza laboral del país y representamos un 54% de la carga total del trabajo. Pero según datos de la CONAPRED seguimos siendo sujetas a una brecha salarial del 34 por ciento.
La desigualdad y la injusticia difícilmente llevan a algo bueno.
Concuerdo con el grito de los colectivos feministas para pedir la intervención de las autoridades en remediar una realidad que no debiera ser y me parece que esto también debe ser acompañado de una reflexión individual de lo que es ser mujer.
Porque cuando la memoria llega y nos damos cuenta de que, la debilidad no existe porque la fortaleza está en nuestra naturaleza, todo cambia, y se rompe con ideas adversas.
Las mujeres nacimos libres y debemos recordarlo para actuar en consecuencia, no tolerar cualquier acto que demuestre lo contrario, y ser capaces de transmitírselo a las generaciones de hoy y a las que vienen.
Somos fuertes y como bien lo diría Simone de Beauvoir, una de las feministas más importantes del siglo XX, “El día que una mujer pueda no amar con su debilidad, sino con su fuerza, no escapar de sí misma, sino encontrarse, no humillarse, sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal”.
Esa es la idea que debe preservarse.
El poder de cambiarlo todo está en nosotras.
No nacimos víctimas.
El último en salir apague la luz.
@HenaroStephanie