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Arte e Ideas

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La corrupción, más peligrosa que los temblores

Los expertos están de acuerdo: los daños por movimientos telúricos se pueden mitigar con conocimientos.

Si hay algo seguro con los sismos es que no nos darán tregua. A 27 años del terremoto de 1985, es mucho lo que se ha aprendido sobre los factores que nos hacen más vulnerables y sobre lo que podemos hacer para mitigar sus efectos.

Algunos de estos factores son incontrolables y tienen que ver con la geotectónica, como la distancia al epicentro y la profundidad a la que ocurre la ruptura de la placa tectónica. Hay otros factores en los que sí podemos incidir y nos permiten estar mejor preparados.

Desde la planeación e implementación de políticas públicas que favorecen la construcción de edificaciones cada vez más seguras, la ciencia que permite comprender mejor el fenómeno sísmico y desarrollar ingeniería sísmica adecuada a las condiciones locales, hasta una sociedad educada que sabe cómo responder.

Un ejemplo: los sismos en Haití y Chile del 2010. Mientras que Chile tiene una gran tradición en el estudio geológico de la zona, Haití no sólo no contaba con información sobre el riesgo sísmico de la isla, sino que no tenía una sola estación sísmica para estudiar el fenómeno.

Además, mientras que en las últimas décadas el gobierno chileno obligó a los constructores a adherirse a códigos y reglamentos que incorporan material y diseños que permiten a los edificios resistir mejor los temblores, en Haití, la corrupción y la falta de interés de las autoridades dieron por resultado una regulación casi inexistente.

En el Índice de Percepción de Corrupción del 2011, que elabora Transparencia Internacional, en lo que se refiere al sector público, Chile ocupa el lugar 22 y Haití el 175 de entre 183 países. México ocupa el lugar 100.

DEL DICHO AL HECHO

Tenemos un excelente reglamento pero hay una gran impunidad explica Eduardo Reinoso Angulo a El Economista. El investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM y especialista en Ingeniería de Riesgos Naturales afirma: como el reglamento de tránsito, el problema es que todos hacen lo que quieren .

Sebastián Serrano Vega, ingeniero especialista en estructuras y presidente actual de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica añade: Hay muchos casos en la construcción que carecen de licencia o pasan por alto los lineamientos que marcan los reglamentos .

Sus observaciones no son aisladas. En un comentario publicado en la edición del 13 de enero de 2011 en la revista Nature, Nicholas Ambraseys y Roger Bilham estiman que 83% de todas las muertes debidas al colapso de edificios durante un sismo en los últimos 30 años ha ocurrido en países que son particularmente corruptos.

Ambraseys y Bilham afirman: la industria de la construcción, con un valor estimado de 7.5 billones de dólares anuales, se considera el segmento más corrupto en la economía global .

Los autores realizaron un análisis estadístico para comparar las fatalidades causadas por sismos, entre 1980 y el 2010, con medidas de corrupción y riqueza. Para ello, usaron datos de Transparencia Internacional y del Banco Mundial.

Hay una correlación entre el ingreso nacional per cápita y el nivel de corrupción. Sin embargo, algunos países son menos corruptos que otros con niveles de ingreso equivalentes. Haití y México sobresalen como más corruptos que lo esperado; India, Chile y Nueva Zelanda son menos corruptos.

El 3 de abril de este año, se publicó parte de este análisis en la versión en línea de la revista Tectonophysics. Bilham, único autor, agrega a la corrupción la pobreza e ignorancia como factores determinantes que contribuyen a la deficiente aplicación de los códigos de resistencia sísmica.

En el 2009, el doctor Reinoso encabezó una investigación para evaluar la observancia del reglamento en la construcción de edificaciones nuevas del Distrito Federal. El reporte de la investigación destaca: El reglamento está a la vanguardia en el mundo, comparable con los que tienen en Estados Unidos, Japón o Chile . Pero los resultados del estudio son alarmantes: existen serias irregularidades en su observancia derivadas de una supervisión deficiente.

DE LA DUDA A LA CERTEZA

En la ciudad de México, la autoridad ya tenía serias dudas sobre la calidad de la revisión de proyectos estructurales.

El Comité de Asesores en Seguridad Estructural del GDF, que son destacados ingenieros y doctores, vislumbraba que se requería una revisión más exhaustiva a los proyectos estructurales de las nuevas edificaciones explica Renato Berrón Ruiz, coordinador técnico de la Secretaría de Obras y Servicios del DF. En septiembre del 2009 se encargó al Instituto de Ingeniería de la UNAM un estudio (para evaluar) la observancia del reglamento en los nuevos proyectos estructurales de los edificios de la ciudad de México .

La investigación determinó que, de la muestra de 150 edificios analizada por inspección directa de banqueta, un porcentaje importante presenta vulnerabilidades graves, por ejemplo, casi dos terceras partes tienen alta posibilidad de presentar golpeteo con otras edificaciones y un número similar presenta entrepiso débil.

La planta baja débil se presenta en edificaciones de mampostería en que la planta baja se destina para estacionamiento. Eso hace que sea muy abierta pues, para dar cabida a los automóviles, se construye con base en columnas, normalmente menos rígidas que los muros de los niveles superiores explica Gerardo Corona Carlos, ingeniero civil dedicado a la práctica y actual secretario de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Sísmica.

Para compensar la diferencia de rigidez, es necesario considerar ajustes en el diseño que aumenten la resistencia de la planta baja, lo cual suele aumentar el costo de la construcción. El estudio de la UNAM también encontró, en una revisión más detallada de 20 edificaciones de la muestra, que en uno de cada cinco no existen memorias de cálculo y en uno de cada tres no hay planos. Además, de aquellos que tienen planos, sólo en una cuarta parte coincide la información que se presenta con lo que dice la memoria de cálculo.

Lo más grave: sólo dos terceras partes cumplen con el estados límite de servicio y una tercera parte, con el estado límite de falla descritos arriba. Estos valores tienen que ver directamente con que el edificio no se colapse en un gran sismo.

Para registrar la manifestación de construcción, el interesado debe entregar la documentación pertinente y una declaración bajo protesta de decir verdad de que cumplirá con el reglamento.

Pero la buena fe se ve sobrepasada por la ignorancia y la corrupción. Una cosa es lo que está escrito y otra es lo que se hace. Al constructor se le complica seguir las normas complementarias y opta por no hacerlo. Cree que no tiene importancia, y es vital explica el ingeniero Corona. En entrevista, una fuente que ha trabajado en el desarrollo inmobiliario por más de dos décadas y que pidió no ser identificada indicó: Al terminar la obra, necesariamente, la autoridad tiene que venir. Siempre vienen, pero nadie revisa si construiste de acuerdo con los lineamientos. La corrupción sigue igual y rampante, sólo pasan por su lana .

Y PARA EL FUTURO, TODAVÍA FALTA

En el 2010, la Asamblea Legislativa del DF aprobó la creación del Instituto para la Seguridad en Construcciones con el objetivo de revisar el diseño estructural, urbano y arquitectónico para las obras de la ciudad y emitir un dictamen técnico . La idea es que esta institución sea la encargada de verificar que las construcciones en el DF cumplan con las normas de seguridad estructural para soportar un sismo, tanto en nuevas construcciones como en las ya existentes.

Un año después, en septiembre del 2011, se anunció con bombo y platillo el inicio de labores del Consejo Directivo. Sin embargo, el instituto todavía no está operando explica Roberto Meli Piralla, representante del Consejo Asesor en Seguridad Estructural del DF y miembro del Consejo Directivo del naciente Instituto. Falta lo más importante: que los diputados locales asignen los recursos pertinentes para que pueda funcionar.

El comité asesor impulsó la creación del Instituto dice el Dr. Meli. Pero por ahora, no deja de ser algo en el papel, con mucho trabajo detrás, pero inactivo concluye el investigador emérito del Instituto de Ingeniería de la UNAM.

Al respecto, el Dr. Berrón explica: Como representante y funcionario del GDF, estoy al frente de ciertas acciones que el Instituto va a realizar en su momento. No se está trabajando con toda la fuerza que uno quisiera pero (el Instituto) ya empieza a operar .

Sin recursos y en un año que inició electoral y ahora es de transición, habría que ver si el naciente Instituto para la Seguridad en Construcciones logra cumplir las expectativas y necesidades. Su labor se antoja urgente y vital.

En Nature, Ambraseys y Bilham son tajantes al advertir que la integridad física de una construcción depende de la integridad social de aquellos que la construyen y que cada gobierno tiene una responsabilidad con sus ciudadanos para asegurar una inspección adecuada: En particular, aquellas naciones con una historia de temblores frecuentes y conocida corrupción deben tener en mente que la construcción no regulada es un asesino potencial .

Nivel Global

  • 83% de las muertes debidas al colapso de edificios durante un sismo, en los últimos 30 años, ha ocurrido en países que son particularmente corruptos.

En México

  • 3 de 5 edificios analizados en el DF presentan vulnerabilidades (de medianas a graves) en su estructura.

laura.vargas@eleconomista.mx

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