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Remesas 2025: Señales de desaceleración tras un ciclo de crecimiento sostenido y cambios en el horizonte

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OpiniónEl Economista

De acuerdo con datos de Banxico, durante 2024, México recibió 164.8 millones de operaciones por remesas, equivalentes a 64,746 millones de dólares. En septiembre de 2025 se registraron ingresos por remesas, del orden de 5,214 MMD, lo que representa respecto al mismo mes de 2024, una caída de alrededor de 3%. La tendencia indica que en el 2025 por primera vez desde 2013, México registrará una disminución de alrededor de 5% en el monto de remesas que recibe. Este patrón refuerza la alerta sobre un flujo clave para México, que representa 3.5% del PIB nacional y constituye el principal sustento de millones de hogares mexicanos (12 millones aproximadamente).

A partir del primer semestre de 2025 las remesas comenzaron a mostrar una tendencia descendente, con un total de 76.2 millones de operaciones y un monto acumulado de 29,576 millones de dólares, es decir, una disminución interanual de aproximadamente 5% frente al mismo periodo del año anterior. Los datos muestran que las medidas adoptadas por autoridades norteamericanas a partir de enero, particularmente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), tienen un impacto en el flujo de remesas.

El máximo histórico reciente fue junio de 2024, cuando se alcanzaron 6,207 millones de dólares. A partir de entonces, los flujos mostraron altibajos y una tendencia descendente más marcada desde diciembre de 2024, sin recuperar los niveles observados en el primer semestre del año pasado.

En julio del presente año, el presidente de Estados Unidos dispuso en la multicitada One Big Beautiful Act, el cobro de un impuesto que originalmente era de 5%, luego bajó a 3% para quedar finalmente en 1%, a las remesas que se envían desde aquel país. Esta disposición entrará en vigor a partir del 1 de enero de 2026 y se sumará a un clima adverso para los migrantes, caída en la actividad económica y redadas del ICE que seguramente continuarán.

Originalmente se planteó cobrar sólo a migrantes indocumentados, después se especuló sobre el cobro a todos los migrantes y exceptuar a ciudadanos. Ante lo inviable de tales medidas y seguramente múltiples quejas de las remesadoras, todas ellas de aquel país (Western Union, Transnetwok, Ria, Money Gram, etc) y principales afectadas, al final se optó por un piso parejo y cobrar sin distinción a todas las remesas que se originen en efectivo; esto es, aproximadamente el 70% de los envíos.

Los números establecen lo siguiente: si en un año México recibe alrededor de 160 millones de operaciones, de las cuales el 97% vienen de Estados Unidos, más de 108 millones de operaciones estarían pagando el 1%. Puesto en montos, de los 63,000 mdd que vienen de Estados Unidos, el 70% se originan en efectivo, algo así como 44,000 mdd, el impuesto del 1% sería de 440 mdd, lo que afectará a 12 millones de mexicanos que legal o ilegalmente radican en aquel país.

Para resolver el problema, el gobierno mexicano ofreció pagar ese 1% por monto enviado, sólo que en virtud de la magnitud se optó por pagar el 1% del monto promedio mensual por envío, que es de 400 dólares, una vez por mes, sólo a remesas que se originen en efectivo y sean liquidadas en las sucursales de la Financiera para el Bienestar.

Para ello también se impulsó más decididamente la promoción de una tarjeta y una app del gobierno de México que inició operaciones en mayo de 2023 pero con poco impacto, para que los migrantes que aún no cuentan con tarjetas bancarias o medios electrónicos para envío de remesas, puedan utilizar esta tarjeta y manden hasta 2,500 dólares diarios y 10,000 por mes, pagando 2.99 dólares por envío.

El pago del impuesto no aplicará a transferencias electrónicas, billeteras virtuales o remesas cuyo originen sea una tarjeta bancaria de débito o crédito.

Aun con poca presencia de mercado, alrededor de 60,000 tarjetas en Estados Unidos y nula promoción en medios, la tarjeta del gobierno mexicano busca reducir el envío de remesas que se originen en efectivo.

Los actores privados y principales jugadores del mercado de remesas en México también han implementado acciones para incentivar el envío de remesas por sus canales electrónicos. La medida gubernamental estadounidense ha abierto la puerta a una mayor competencia, a un proceso de digitalización para el envío de remesas que no se había visto antes y a una fuerte reducción en las tarifas.

De la misma forma que un evento catastrófico (mega amenazas, les llama el economista Nouriel Roubini), como el Covid, dio un impulso al envío de remesas que aumentaron 12% y 26% en 2020 y 2021 respectivamente, la entrada en vigor del impuesto del 1% a las remesas enviadas en efectivo, ha impulsado aún más la digitalización, la reducción de tarifas y la competencia en un mercado ya saturado.

Para 2026, esperamos un menor flujo de remesas en virtud de condiciones coyunturales como son: una posible desaceleración y políticas migratorias adversas, así como un proceso de estabilización tras años de crecimiento extraordinario en el envío de remesas, pues los límites estructurales de ingresos y empleo restringen un crecimiento indefinido.

En síntesis, la reciente caída no implica una crisis, sino un ajuste natural del ciclo tras años de expansión. Sin embargo, este ajuste subraya la dependencia estructural de México respecto a las remesas y la necesidad de fortalecer políticas de crecimiento del empleo, inclusión financiera y generación de ingresos locales.

*El autor es titular del posgrado en Microfinanzas de la UNAM.

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