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Opinión

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¡A la FIFA no le queda otra!

La transparencia llegó a instituciones nunca antes tocadas por la justicia. Sacerdotes juzgados, militares denunciados y hasta la monarquía española en tribunales. A la FIFA no le queda otra más que cambiar.

Una vez más, se está definiendo el futuro del Mundial con decisiones arbitrales cuestionadas.

Hay un rosario de dolencias en varios países. México quedó frustrado por algo que se interpretó como un robo, no obstante lo cerrado de la acción y un penalti previo no marcado.

Holanda avanzó en medio de enojo no sólo de los mexicanos, sino del mundo entero, en donde se retrató a Robben como un chapucero y al árbitro como vendido. Tabloides deportivos de todo el mundo publicaron su portada con fotos del clavado del joven futbolista holandés, que parece un veterano por su físico y por sus mañas.

La FIFA justifica los errores arbitrales diciendo que es humano errar y que no necesariamente se hace para favorecer o perjudicar a un equipo determinado.

Resumen el alegato con la trillada frase justificatoria: Así es el futbol . ¿Y por qué no son así tantos otros deportes que sí verifican las decisiones arbitrales cerradas, con un análisis de múltiples tomas de video inmediatas?

De lo que no se dan cuenta o no quieren percatarse esos directivos, es que nadie cree su vieja excusa, ya que ahora hay formas de evitar que los graves errores sucedan, con tecnologías con las que antes no se contaba.

¿Por qué entonces la FIFA se niega a incluir dicha tecnología en las decisiones arbitrales?

Ellos alegan motivos futboleros. La gente, cada vez más, maneja motivos de corrupción.

La inclusión de la tecnología para ratificar o rectificar las decisiones de arbitraje ya no es sólo asunto del futbol, es tema de credibilidad y confiabilidad.

La FIFA maneja a cuenta gotas cualquier modificación a la rancia tradición. Hoy, hay un avance. Incluyeron 17 cámaras para comprobar si el balón entró a la portería.

Con el mismo criterio, toda decisión que modifique el curso del partido de manera definitiva, debería ser certificada. Y esto incluye, sobre todo, expulsiones y penaltis dudosos.

Hacerlo, además, abriría un par de minutos, mientras se comprueba la decisión, que se pueden vender a los patrocinadores. Quizá las ese beneficio sí le interese a la FIFA.

No hacerlo es una terquedad que invita a pensar en otra lógica. Una es la lógica de la transparencia y la otra, la lógica de la confusión, que siempre va ligada a la corrupción o a la duda.

emoctezuma@tvazteca.com.mx

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