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Dilema falso
Han sido muy decepcionantes los datos de crecimiento de México en el primer semestre. Las proyecciones numéricas para el crecimiento de todo el año se corrigen en magnitudes relevantes.
Han sido muy decepcionantes los datos de crecimiento de México en el primer semestre. Las proyecciones numéricas para el crecimiento de todo el año se corrigen en magnitudes relevantes. La conjunción de esto con una inflación que apunta a niveles muy bajos hace pensar a algunos colegas que Banxico podría reducir las tasas de interés. En realidad tal aseveración es, al día de hoy, menos probable.
Resulta que el crecimiento de México en el primer semestre fue de 1%, con respecto al mismo período del año anterior. De manera secuencial (contra el trimestre inmediato anterior), el crecimiento fue de cero en el primer trimestre y de -0.7% en el segundo.
La magnitud de la diferencia contra los estimados por el consenso de analistas es poco común y, en una parte, se explica por un cambio de base que hizo el INEGI a la serie de cálculo del PIB. Sin embargo, nadie niega que en términos de crecimiento hayamos tenido un año muy malo.
La revisión a la baja de los estimados para el crecimiento de todo el año es fuerte. Sin embargo, tanto la estimación del gobierno, como de la mayoría, continúa sugiriendo que el segundo semestre será mejor.
El deterioro de los datos de crecimiento se mezcla con una inflación que apunta a niveles cercanos a 3%, objetivo explícito del banco central. Esta combinación hace que algunos analistas resuciten la idea de una posible baja de la tasa de referencia.
Desde nuestra óptica, la posibilidad de un evento así se ha reducido más que acrecentarse en el contexto presente. Por un lado, las tasas en el exterior se están elevando a una velocidad muy incómoda. No sólo en los países desarrollados, sino principalmente en algunos emergentes como Brasil e India, las políticas tienden a endurecerse ante la presión devaluatoria sobre sus monedas y la salida de flujos de inversión.
La situación de riesgo que viven algunos países emergentes ha crecido. Dichos países sostuvieron déficits elevados en materia fiscal o en sus cuentas corrientes, gracias al flujo positivo de recursos de inversión de cartera, mismos que con evidencia ya no estarán presentes. Eso eleva la posibilidad de inestabilidad en los mercados globales.
La Junta de Gobierno de Banxico no puede darse el lujo de bajar la tasa de referencia en un entorno así de inestable. Corre el riesgo de tener que revertir tal decisión en un plazo muy corto si las cosas se desestabilizan, y el costo en su credibilidad sería alto.
Otro factor que impide una baja de tasas es la proximidad del anuncio, discusión y aprobación de una reforma fiscal, en la cual algunos de sus componentes tienen efectos inflacionarios. Si bien Banxico podría no mover las tasas ante un chipote de inflación generado al inicio del año, por aumentos en la tasa del IVA o por una ampliación de su base de cobro a bienes que anteriormente no lo cargaban; se verá en la necesidad de mantener una postura firme, arguyendo que si tales aumentos se trasladan a las expectativas y muestran efectos de segunda ronda en la trayectoria de inflación, se vería en la necesidad de aumentar las tasas.
De nuevo, podría haber un costo de credibilidad relevante. Hay que pensar que a nuestro banco central le ha costado mucho generar tal solidez en la percepción de los agentes. La mayoría de las condiciones que le facilitaron bajar las tasas en marzo ahora no están presentes, en especial, la persistencia política monetaria de relajación; tanto la FED como algunos bancos centrales parecen ya no ir en esa dirección.?
*Rodolfo Campuzano Meza es Director de Estrategia y Gestión de Portafolios de INVEX. Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo: perspectivas@invex.com
Twitter: @invexbanco.