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SPEI para empresas dejará de ser exclusivo
Según Iñigo Rumayor, director ejecutivo de la fintech Monato, este escenario marca el inicio de una nueva etapa para la industria de pagos.

Foto EE: Archivo
Las transferencias empresariales a través del Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI), un servicio que hasta hace poco era ofrecido por pocos proveedores y solo para ciertos segmentos corporativos, comenzaron a expandirse rápidamente.
Según Iñigo Rumayor, director ejecutivo de la fintech Monato, este escenario marca el inicio de una nueva etapa para la industria de pagos.
“Hace unos años existían jugadores contados que ofrecían SPEI a empresas. Hoy hay varios y pronto habrá más de las siete fintech que actualmente ofrecen este servicio. Cuando eso pase, los precios inevitablemente se irán hacia abajo. La competencia, no la regulación, es lo que realmente está transformado el mercado”, señaló Rumayor.
De acuerdo con datos del Banco de México, propietario del SPEI, en el 2023 el sistema procesó 3,823 millones de operaciones, lo que representó un crecimiento anual de 37% respecto al 2022. Un año después, en el 2024, el volumen alcanzó 5,342 millones de transacciones, multiplicándose más de seis veces en solo cinco años.
Este crecimiento también se inscribió en una tendencia global donde los sistemas como SPEI, conocidos como Sistemas de Pago en Tiempo Real, registraron avances notables. Estos pagos estuvieron disponibles en más de 70 países en seis continentes, con 226,200 millones de transacciones en el 2023, un crecimiento anual de 42.2%, según un informe del 2024 de ACI Worldwide.
De acuerdo con Mastercard, los pagos inmediatos con compensación y liquidación instantánea redujeron la cantidad de dinero inmovilizado en el procesamiento, lo que optimizó el flujo de efectivo y la liquidez para las empresas, además de ofrecer a los consumidores una imagen más clara de sus finanzas.
“Lo que a los negocios en verdad les interesa es poder mover su dinero y cobrar a un buen precio, y de la manera más eficiente posible. Entonces, cuando te detienes a entender la necesidad del mercado, el cliente pide algo adicional, conéctame todo eso y quítame esa complejidad para que yo pueda cobrar y dispersar pagos de una manera muy sencilla”, resaltó.
Ante este crecimiento, Rumayor señaló que se impulsó la llegada de nuevos participantes, lo que no solo abarató costos, sino que obligó a todas las compañías a fortalecer su infraestructura y dejar atrás modelos basados en empresas especializadas en un solo medio de pago. Con más opciones disponibles, la competencia ya no se centró en quién procesaba SPEI, sino en quién era capaz de integrar todos los métodos de pago en un sistema unificado y de bajo costo.
“Los márgenes de los pagos se siguieron comprimiendo. Si solo construyes un método de pago, te vas a quedar sin espacio para competir. El futuro exigía integrar pagos, cuentas y crédito en un mismo ecosistema”, comentó Rumayor.
Costos y regulación
A ello se sumó el costo de los métodos de pago, que continuó siendo un obstáculo para su adopción. Rumayor advirtió que mientras cobrar de forma digital resultara más caro que manejar efectivo, miles de negocios no darían el salto hacia la digitalización.
Advirtió que el debate regulatorio en torno a posibles topes de precios para los pagos con tarjeta debía abordarse con cautela. Consideró que intervenir sin comprender la estructura de costos podía retrasar, en lugar de acelerar, la digitalización.

