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El nuevo orden cripto: Fed recorta tasas y desata un nuevo capítulo para Bitcoin en 2026

Opinión
La reducción de la tasa de referencia de la Fed el miércoles 10 de diciembre, por 25 puntos base (100 puntos base equivalen a 1%), hacia un rango de 3.5 a 3.75%, así como el inminente nombramiento de Kevin Hassett en sustitución de Jerome Powell al frente del banco central, abren nuevas interrogantes sobre el panorama económico global para 2026 y sobre la trayectoria de diversas variables e indicadores relevantes.
Sin dejar de lado la inversión, el crecimiento y el empleo (prioridades naturales detrás de esta medida), destaca especialmente el comportamiento del Bitcoin (BTC), la criptomoneda dominante, así como el de altcoins relevantes como Ethereum, Solana o XRP.
Es sabido que el presidente Trump ha sido uno de los principales impulsores de las criptomonedas. Su gobierno ha promovido la creación de una reserva estratégica de BTC que, según analistas, podría alcanzar un millón de unidades, lo cual tendría efectos de gran alcance en el sistema monetario del segundo cuarto del siglo XXI.
La reducción de tasas por parte de la Fed no solo motivará que otros bancos centrales (como el de México) actúen en consonancia, sino que también inyectará mayor liquidez al mercado, una inquietud constante entre los promotores de BTC. Conviene recordar que el cierre gubernamental en Estados Unidos, que se prolongó por más de 40 días, las ventas masivas de octubre ejecutadas por grandes inversionistas (las llamadas ballenas) tras alcanzar el máximo histórico de 126,000 dólares, y la liquidez contenida ante la expectativa por la decisión del 10 de diciembre, habían presionado a la baja el precio de las criptomonedas.
No obstante, la baja de tasas y la reapertura gubernamental configuran condiciones favorables para un mercado alcista. A ello se suma un entorno regulatorio cada vez más favorable: la Genius Act, que regula el mercado de stablecoins; la Clarity Act, que establece condiciones favorables para las criptomonedas, y la reciente iniciativa bipartidista que busca fusionar ambas leyes para ofrecer un marco más estable y coherente a emisores y usuarios de activos digitales en Estados Unidos.
La adopción institucional de criptomonedas (incluso por actores que en 2017 calificaban al sector como una estafa o esquema Ponzi) confirma este cambio de era. Tal es el caso de BlackRock, cuyo fondo iShares Bitcoin Trust (IBIT) ya acumula cerca de 800,000 BTC; Vanguard, que permitirá a 50,000,000 de clientes invertir en BTC y Ethereum; y Merrill Lynch, uno de los mayores gestores patrimoniales de EE. UU., que recomendó incorporar BTC en carteras de inversión.
Paralelamente, algunos bancos centrales como los de China, India y Nigeria ya emiten monedas digitales propias, distintas de las stablecoins privadas respaldadas por activos como el dólar (USD). Las diferencias clave son el emisor (privado vs. banco central) y su estatus legal.
De cara a 2026, el inminente nombramiento de un presidente de la Fed favorable a los criptoactivos, la reapertura del gobierno y el aumento de liquidez producto de la baja en tasas (todos ellos factores coyunturales), sumados a un marco regulatorio más sólido (factor estructural), configuran un escenario que podría potenciar el mercado cripto. Esto abre la puerta a la consolidación del BTC como “oro digital” y reserva de valor, sin perder de vista las previsiones que ubican a Ethereum por encima de los 20,000 dólares el próximo año.
En suma, nos encaminamos hacia una adopción institucional masiva de BTC. Fondos y ETF continúan acumulando lo que muchos consideran “el activo más escaso del universo, con oferta inelástica y a la baja”.