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Opinión

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Abusados con los aranceles, hay que ver lo ocurrido en EUA

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Gerardo Flores Ramírez | Ímpetu Económico

Gerardo Flores Ramírez

La semana pasada, ambas cámaras del Congreso de la Unión aprobaron una reforma a la Ley de los Impuestos Generales de Importación y de Exportación, que consistió en incrementar los aranceles de importación para aquellas importaciones provenientes de países con los que México no tiene acuerdos comerciales, para un importante número de fracciones arancelarias que corresponden a un gran número de productos o bienes que se importan de esos países. El incremento se supone incidirá particularmente sobre las importaciones provenientes de países asiáticos, concretamente, China y Corea del Sur.

Lo primero que hay que destacar del proceso legislativo por el que se aprobó la reforma citada, es que en la Cámara de Diputados estuvieron a punto de cometer una pifia de enormes proporciones, porque en su frenesí por aprobar a las carreras lo que se les envía desde el Poder Ejecutivo, en el dictamen de la Comisión de Economía eliminaron -seguramente sin darse cuenta-, la columna que en dicha ley se dedica a reflejar los impuestos a la exportación para las mismas fracciones arancelarias para las que está definido un impuesto de importación o arancel, que en la iniciativa presidencial no se proponía eliminar. Aunque México no utiliza los impuestos a la exportación desde hace muchos años, no es correcto que de pronto, sin haberlo siquiera analizado, los diputados hubieran eliminado esa columna.

Se ve que alguien se dio cuenta del error y tuvieron que recurrir a Ricardo Monreal para que presentara una reserva en el Pleno de San Lázaro para corregir el pequeño descuido de los integrantes de la Comisión de Economía, que se supone había discutido y votado el contenido del mismo.

Ahora bien, ya concluido el proceso legislativo y promulgado el decreto de la reforma que nos ocupa, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, se ha dedicado a explicar en medios y en la conferencia mañanera la lógica de incrementar los aranceles. Su mensaje central es uno muy alineado a la lógica comercial del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump: hay que encarecer las importaciones para impulsar que eso que se importa a precios desventajosos se pueda producir en nuestro país, y así se protege el empleo de miles de mexicanos.

De manera precisa ha señalado que si no se hubieran incrementado los aranceles a la importación, el ritmo de crecimiento de las importaciones de los bienes a los que se les aplica dichos impuestos, habría provocado que al cierre de 2026 se hubieran perdido 350,000 empleos. Entonces, nos dice, con los nuevos aranceles el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum estaría protegiendo esos 350 mil puestos de trabajo en industrias como la del vestido, calzado, acero y automotriz.

Sin embargo, después de observar lo que ha ocurrido con el flujo de comercio hacia los Estados Unidos, habría que ver si se cumple la lógica del secretario Ebrard. Después de ocho meses de retórica y amenazas de subidas en el nivel de los aranceles que cobra EUA a las importaciones del resto del mundo, varias de las cuales sí se materializaron, lo único cierto para los ciudadanos de los EUA es que se ha registrado un incremento sin precedentes en los ingresos del gobierno de nuestro vecino del norte, que al 30 de septiembre de 2025, el cierre del año fiscal en ese país, había recaudado prácticamente 180,000 millones de dólares americanos, casi 100,000 millones de dólares por encima de lo que se reporta recaudó al cierre del año fiscal 2024.

Fuera de ese efecto recaudatorio, los mayores aranceles en EUA no han frenado el crecimiento de las importaciones provenientes del resto del mundo, pero peor aún, no se han traducido en mejoras significativas en los niveles de empleo. Así que bien valdría la pena que el secretario Ebrard y su equipo empiecen a analizar con dedicación cómo se comportará el comercio exterior de México a partir de la entrada en vigor de los incrementos arancelarios, y de la mano, cómo se comporta el empleo en nuestro país. No vaya a ser que se lleven la sorpresa que por variables que no estudiaron, las importaciones continúan su ritmo de crecimiento, pero ahora a un mayor precio para los consumidores de México.

Bajo un escenario así, perdemos los consumidores, pierden las empresas y pierden los trabajadores.

*El autor es economista.

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