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Opinión

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¡Ya no vemos el fondo!

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Guillermo Deloya Cobián

Existieron en un pasado cercano, tres fondos fundamentales de los cuales se podía disponer para eventualidades que significaran un desajuste en el tracto natural del desarrollo público presupuestal. En esos pilares de apoyo, el gobierno pudo encontrar el apoyo necesario para no generar mayores desequilibrios cuando, llegada la circunstancia, hubiese que echar mano de recursos para subsanar un imprevisto mayor.

En primer término, aún cuando de ellos el menor, el Fondo de Desastres Naturales, procuró la provisión de certeza, ante los enormes gastos que generan eventos imprevistos como lo son los hídricos, telúricos, volcánicos y demás, inherentes a nuestra condición natural en el territorio mexicano. De dicho fondo, hasta 2018, la erogación anual efectuada era de cerca de los 30,000 millones de pesos anuales en promedio. Tal situación, permitía, desde los ahorros procurados dentro del propio Fondo, así como las transferencias directas de la Federación, que se atendieran las necesidades humanitarias, reconstrucción y pago de los seguros correspondientes. Al extinguir con formalidad dicho Fondo, el gobierno ha tenido que realizar el pago desde el presupuesto con capacidades considerablemente menguadas. Tan solo en lo que respecta a reconstrucción, los fondos destinados en 2020 apenas alcanzaban un 18% de lo destinado al amparo del FONDEN.

Por otra parte, el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas, no es propiamente un Fondo desaparecido, pero para efectos prácticos es básicamente inoperante. Provee a cuentagotas lo que su propósito lo mandata, y actualmente se centra en el pago de su propia deuda, como una natural consecuencia de su endeudamiento en el año 2020. Cuando la pandemia nos alcanzó con toda su furia, se consideró una buena idea “bursatilizar” el fondo para paliar la sangría de recursos que hacia mediados de ese año ya se le había practicado. Tan solo a finales del 2020, el FEIEF perdió casi un 70% de sus recursos. Con el salvamento practicado por deuda y con estimaciones de ingresos e indicadores que rayan en lo irreal, en poco tiempo podría llegar a su absoluta insolvencia.

Y finalmente, el Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios podría aún ser el más robusto de los tres. Sin embargo, si tomamos en cuenta que al cierre del pasado sexenio dicho fondo contaba con más de 300,000 millones de pesos, un raquítico saldo de 25,000 millones actuales, dejan muy mal parado a este Fondo que, tradicionalmente, pudo contener mayores consecuencias de las crisis o los ventarrones pasajeros en la economía causados por factores globales. Hoy, al nutrirse financieramente de recursos extraordinarios, lo que este fondo recibe es prácticamente nada.

De aquí que no extraña el que la atención a contingencias sea ineficiente y a veces imposible. No es viable ya atender tropiezos y emergencias porque sencillamente perdimos lo ahorrado. Digamos que los mexicanos nos hemos desfondado y solo queda esperar con real fe, que no se llegue a precisar de esos fondos que tanto alivio dieron en otros tiempos.

Twitter: @gdeloya

Guillermo Deloya Cobián

Guillermo Deloya Cobián es oriundo de Puebla, licenciado en derecho, con especialidad en derecho fiscal, maestro en economía y gobierno y doctor en planeación estratégica y políticas de desarrollo. Actualmente cursa la maestría en escritura creativa en la Universidad de Salamanca. Es articulista y comentarista en diversos medios de comunicación nacionales y locales, ha publicado ocho libros, además de diversos ensayos en temas que van desde lo económico, político y jurídico, hasta una novela histórica ubicada en el siglo XVIII. Es comentarista y analista en temas de política, economía y jurídicos en ADN40. Ha desarrollado una constante actividad docente como profesor universitario tanto en Puebla como en la CDMX. Cuenta con una trayectoria en el sector público de veintiocho años donde ha ocupado cargos en los ámbitos federal y estatal, en la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, en la Procuraduría General de la República, en la Secretaría de Hacienda y Crédito Pública, en el Consejo de la Judicatura Federal y el Gobierno del Estado de Puebla, fue Coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, INAFED, de la Secretaría de Gobernación y ha ocupado diversos cargos partidistas.

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