La caja negra

En su larga y venerable historia, Air France nunca había sufrido un accidente de la magnitud del vuelo 445 de Río de Janeiro a París hace unos días, que evidentemente cayó al Atlántico con 228 personas a bordo.

La perspectiva de que resulte imposible recuperar las llamadas cajas negras, que generalmente son rojas, ya desató una oleada de discusiones acerca de la implementación de otros mecanismos que ayuden a determinar las causas de los accidentes en la aviación.

De hecho, no hay mucha tela de dónde cortar. La mejor alternativa parece ser un sistema automatizado de transmisión vía satélite, en tiempo real, a estaciones terrestres que graban los dos aspectos relevantes del vuelo. Uno, las conversaciones entre pilotos y controladores de vuelo, y dos, los datos técnicos.

Las dos grabadoras de un vuelo comercial se parecen mucho a las cajas conocidas como no-break, que se usan con computadoras personales para asegurar el suministro de energía por un tiempo limitado cuando se va la luz.

El término caja negra, acuñado en 1945, no es de uso exclusivo de la aviación. Se usa en pruebas de sistemas de cómputo, en el desarrollo de software y hasta en el mundo financiero, en donde bancos y aseguradoras, entre otros, realizan pruebas de cálculos algorítmicos para determinar su exactitud. A esas pruebas se les conoce como cajas negras.

Para ir al grano, resulta que la posibilidad de utilizar el sistema alterno arriba descrito existe desde hace años, pero su costo -fundamentalmente para la instalación de los receptores terrestres- sería de 20 veces lo que cuestan las cajas negras tradicionales, de 35,000 dólares, y por ello no se ha adoptado.

Para apreciar la importancia de ambas cajas, perdidas en aguas profundas a 400 kilómetros de Costa de Natal, Brasil, baste señalar que el Airbus A-330 sí transmitió advertencias antes de desaparecer del radar, pero como se trata de emisiones automatizadas no da mayores detalles, excepto que el avión atravesaba por una zona de intensísima turbulencia.

Dado que no hay grabación de lo que los pilotos dijeron, no hay forma de confirmar que efectivamente el avión sucumbió a ráfagas de 160 km/h y fuertes descargas eléctricas que no fue posible evitar a pesar de la avanzada tecnología, conocida como fly-by-wire, del A330, ni de que la tormenta desencadenó una serie de fallas eléctricas, mecánicas y computacionales.

Como siempre ocurre en estos casos, la especulación está desatada. Que si el avión desarrollaba una velocidad de crucero incorrecta para las circunstancias, que si pudo haber evitado la zona con un mínimo rodeo, que si los pilotos estaban fatigados.

Lo único cierto hasta el momento es que será una investigación larga y costosa, y que según Paul-Louis Aslasian, director de la dependencia de investigaciones aéreas del gobierno francés, existe menos de 1% de posibilidades de recuperar las cajas negras por lo accidentado del suelo marino en la extensa zona del desastre. La batería de las cajas dura un mes.

Louis Gallois, presidente del consorcio aeronáutico europeo EADS, empresa controladora del fabricante del A-330, Airbus, ha dicho que es perfectamente factible adaptar el sistema de transmisión satelital en tiempo real de todos los datos del vuelo, incluyendo el intercambio entre pilotos y controladores. Todo es cosa que las autoridades lo decidan.

De hecho, ya se utiliza un sistema parecido. Las computadoras de los aviones de largo alcance envían breves mensajes relativos a cuestiones rutinarias de mantenimiento a sus estaciones terrestres, que las reenvían a los centros de mantenimiento. La alternativa a las cajas negras sería más sofisticada y costosa.

En los últimos tres minutos antes de desaparecer del radar, el A-330 envió mensajes automatizados que indicaban ciertos problemas con sensores direccionales, de temperatura y velocidad, y por último, dificultades con la presurización de la cabina.

Aparte de los gobiernos de Brasil y Francia, participa en la investigación del accidente la Nacional Transportation Safety Board de Washington, considerada líder mundial en recursos tecnológicos.

Por vacaciones, esta columna reaparecerá el lunes 15 de junio.