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Pequeños inversionistas prefieren instrumentos regulados, líquidos y contratables desde el celular
El boom de los fondos suma 15 millones de cuentas y activos rumbo a 5 billones de pesos mexicanos; el reto es consolidar crecimiento, mejorar portafolios de inversión y elevar educación financiera en un entorno de tasas menores

Gestores analizan portafolios de fondos para ajustar riesgos, duración y oportunidades ante menores tasas futuras.
El mercado mexicano de fondos de inversión dejó atrás una década de estancamiento. En cinco años pasó de unos 3 a casi 15 millones de cuentas, y los activos se acercan a 5 billones de pesos.
Para Alejandro Aguilar Ceballos, presidente del Comité de Gestión de Activos de la AMIB, el salto abre una etapa distinta: transformar ese boom en crecimiento sostenido.
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Explicó que hasta 2020 el número de inversionistas se movía poco. La pandemia, la adopción acelerada de canales digitales y el ciclo de tasas altas cambiaron el panorama.
Con Banxico llevando la referencia a 11.25%, dejar el dinero inmóvil en una cuenta se volvió costoso. Dijo que los fondos de deuda de corto plazo, los llamados monetarios, se convirtieron en la puerta de entrada natural: instrumentos regulados, líquidos y contratables desde el celular. En paralelo, bancos, casas de bolsa y plataformas reforzaron su oferta.
Hoy existen más de 600 fondos administrados por 30 operadoras y distribuidos por decenas de intermediarios.
Más jóvenes en la base
El cambio generacional es otra pieza del rompecabezas. El cliente típico, que hace algunos años rondaba los 50 años, empieza a desplazarse hacia segmentos más jóvenes. En activos, las tasas de crecimiento anual llegaron a superar 25% y ahora se moderan. Aguilar estima que, con la baja en las tasas de interés, la industria podría estabilizarse cerca de 15% anual, todavía por encima de la economía mexicana.
Dos tercios del aumento de activos han venido de dinero nuevo y solo una tercera parte de revaluaciones, lo que confirma que no se trata solo de efecto tasa.
De los monetarios a estrategias con más valor
La mayoría de los nuevos clientes está en fondos conservadores, principalmente monetarios.
“Ahí el principal riesgo no es la volatilidad diaria, sino la normalización de las tasas: quien entró con rendimientos de doble dígito hoy observa retornos más bajos”.
Para Aguilar, ese ajuste abre la oportunidad de mover parte de esos recursos hacia estrategias con mejor combinación riesgo-rendimiento.
Entre las alternativas menciona los fondos de deuda de mayor duración, que aprovechan diferenciales entre tasas de corto y largo plazo; los vehículos con crédito corporativo de alta calidad y los fondos multiactivos que combinan deuda y renta variable.
La renta variable sigue siendo un pendiente en las carteras de las familias mexicanas. Los fondos multiactivos perfilados por objetivo y horizonte permiten que equipos profesionales hagan los rebalanceos y definan la mezcla entre acciones y deuda, algo clave para inversionistas que inician y no tienen tiempo para gestionar portafolios complejos.
Más regulación y más productos
Dijo que el crecimiento de cuentas y activos se da en una industria regulada y transparente. La información de cada fondo —estrategia, costos, riesgos— es pública, lo que permite comparar productos. Sin embargo, el marco regulatorio sigue moviéndose.
Aguilar destaca dos frentes inmediatos: la regulación secundaria para fondos de cobertura y la actualización de reglas para fondos ASG y temáticos, con criterios claros para evitar el greenwashing y alinear al país con estándares internacionales.
En paralelo, la adecuación fiscal para las operaciones de préstamo de valores busca fortalecer la liquidez, en particular en el mercado de deuda, lo que beneficia la formación de precios y, en última instancia, a los propios inversionistas en fondos.
Educación financiera y adopción digital
La expansión de la base de clientes dependerá, en buena medida, de la educación financiera. La industria lleva años impulsando el tema, pero en el último periodo se sumaron con mayor fuerza autoridades como la Condusef y universidades, con foros dirigidos a estudiantes y jóvenes trabajadores.
El esfuerzo pedagógico se cruza con otro cambio estructural: la adopción digital. Cada vez más operaciones se realizan a través de aplicaciones, sin acudir a sucursales. Para Aguilar, esa tendencia se profundizará con herramientas de inteligencia artificial aplicadas a asesoría y perfilamiento, siempre bajo el paraguas de instituciones reguladas.
De cara a 2026, el escenario base es una industria que sigue creciendo a doble dígito, aunque a un ritmo menor que el del pico de tasas. La gran tarea será acompañar a los 15 millones de clientes cuando los rendimientos de corto plazo sean menores y se necesiten portafolios más sofisticados para alcanzar metas de mediano y largo plazo, concluyó Alejandro Aguilar.



