Lectura 3:00 min
Pumas en el 2020, una versión de sus orígenes
Un técnico ‘improvisado’ impulsó a una camada de jóvenes al protagonismo del torneo Guardianes, llegando a la final.

No hubo necesidad de buscar por fuera. Lo que al principio parecía una desventaja por la economía fracturada a causa de la pandemia se convirtió en un beneficio para Pumas, que fue rescatado por sus elementos internos. Con un entrenador experto en formación de fuerzas básicas, con poco presupuesto, con el Estadio Olímpico Universitario como fortaleza y con la segunda base de jugadores más jóvenes del certamen, Pumas vuelve a sus valores de origen.
Una etiqueta que ha distinguido a Pumas de manera histórica ha sido la del desarrollo de jugadores jóvenes. De los 18 equipos que participaron en el torneo Guardianes 2020, Pumas fue el segundo equipo con menor promedio de edad con 25.2 años. Más del 50% de la plantilla tiene 23 años o menos.
Sin embargo, hubo equilibrio. No habrían terminado segundo lugar general y finalistas del torneo sin el aporte de sus futbolistas más experimentados. Alfredo Talavera, quien llegó como refuerzo esta temporada, es el jugador de mayor edad en el club. Su experiencia fue valiosa para colocarse como uno de los cinco equipos con menos goles recibidos en el torneo. Juan Ignacio Dinenno y Carlos González, de 26 y 27 años, respectivamente, contribuyeron en gran medida a la ofensiva, combinándose con 15 de los 29 goles totales del club en fase regular.
Uno de los mayores motes institucionales, si no es que el principal, con el que cada integrante se siente identificado, es “La Garra”, a la cual han definido como el nunca dejar de correr, nunca rendirse; el hambre de triunfo. “La Garra” salió a relucir más que nunca esta temporada, pues de entre los ocho equipos que avanzaron a los cuartos de final, Pumas era el de menor presupuesto. Además, fue capaz de realizar una hazaña histórica al remontar una desventaja de cuatro goles en las semifinales.
Su casa, el Estadio Olímpico Universitario, se convirtió en un monumento de respeto, pues Pumas no perdió ninguno de sus once partidos en condición de local esta temporada y fue el escenario de la remontada a Cruz Azul.
El tema del presupuesto también fue un elemento que les jugó a favor. Antes de encontrar a un director técnico que se ajustara a sus posibilidades y objetivos, Andrés Lillini, su director de fuerzas básicas, fue colocado como interino ante la repentina salida de Míchel González y comenzó a mostrar resultados. El argentino ejerce una figura de patriarcado en Pumas, conoce de fondo su estructura juvenil y a las últimas generaciones que ahí se formaron, así como los jóvenes lo reconocen a él. También ha priorizado la concentración y el aspecto mental para lograr los objetivos del club.
“Le gusta escuchar mucho al jugador. Es cercano, le pregunta todos los aspectos de su vida, no nada más lo futbolístico. Trata de que tengan un buen comportamiento, que personalmente también tengan una vida plena. Es uno de esos entrenadores que trata de fortalecer mucho la cuestión mental de sus jugadores y muchos de ellos, como son juveniles, no tardan en aceptar. Cuando los jugadores ya son muy grandes, de repente a los entrenadores de poca experiencia en Primera División, como se dice coloquialmente, los tiran ‘de a locos’, pero con Lillini encontraron una mezcla perfecta”, explicó a este diario Jonatan Peña, catedrático de la UNAM y periodista deportivo, colaborador de WRadio y Récord.