Lectura4:00 min
Ajo en México, de 68 a 75 pesos por kilo en 2025: Lo que revela sobre la inflación

Entre 2024 y 2025, el precio del ajo en México registró un aumento, al pasar de un promedio cercano a 68 pesos a alrededor de 75 pesos por kilo.
En la cocina mexicana, pocos ingredientes son tan discretos y a la vez tan determinantes como el ajo. Entre 2024 y 2025 con datos de Profeco, su precio mostró una variación contenida: mientras el año pasado el precio promedio del ajo blanco se ubicaba alrededor de 68 pesos por kilo, en 2025 el costo subió a cerca de 75 pesos por kilo, un incremento aproximado de 10 %, menor al registrado por otros alimentos frescos en el mismo periodo.
Este comportamiento conecta directamente al ajo con las dinámicas del campo, el comercio internacional y el gasto cotidiano de los hogares.
Al cierre de 2025, el ajo puede encontrarse en mercados minoristas desde 70 pesos y hasta más de 160 pesos por kilo, dependiendo de la región, la temporada y la calidad. La amplitud del rango de precios persiste, pero el promedio nacional ha logrado mantenerse relativamente estable frente a un contexto inflacionario que sigue presionando la canasta alimentaria.
Te puede interesar
Esta estabilidad no es fortuita. El precio del ajo se sostiene sobre una combinación de producción nacional limitada y una fuerte integración con el mercado internacional, que actúa como amortiguador ante choques climáticos, problemas de oferta y aumentos en los costos logísticos.
Un condimento con la impacto económico
Aunque el ajo no forma parte de la canasta básica oficial, su impacto económico es tangible. Es un insumo transversal para hogares, fondas, restaurantes y la industria de alimentos procesados. Cualquier ajuste en su precio se refleja de inmediato en la cadena gastronómica, desde la cocina doméstica hasta los costos operativos de establecimientos formales.
En un contexto donde la inflación general en México se ha mantenido por encima del objetivo del Banco de México, el ajo ha evitado incrementos abruptos gracias a un abastecimiento constante, apoyado en buena medida por importaciones que han permitido contener los efectos del encarecimiento del transporte, la energía y la logística.

Ajos
México produce ajo, pero no lo suficiente
México es productor de ajo, pero no es autosuficiente. En 2024, el país importó más de 17,000,000 de kilos de ajo fresco o refrigerado, con un valor superior a 33,000,000 de dólares. Los principales proveedores fueron Chile y Perú, seguidos por Argentina y Estados Unidos.
Datos de Sader confirman una realidad estructural: una parte relevante del ajo que se consume en México proviene del extranjero. Cuando la producción nacional enfrenta caídas por factores climáticos o estacionales, el mercado recurre a la importación para garantizar el abasto y evitar alzas más pronunciadas en los precios.
El balance comercial del ajo es negativo. México importa más de lo que exporta, lo que vuelve a este ingrediente cotidiano sensible al tipo de cambio, a los costos logísticos y a las tensiones del comercio internacional.
Producción nacional y consumo
En los últimos años, la producción nacional de ajo ha mostrado crecimiento, superando las 110,000 toneladas anuales, impulsada principalmente por estados como Guanajuato, Sonora y Aguascalientes. Aun así, este volumen no alcanza para cubrir la demanda interna.

Ajos
En términos de consumo, las estimaciones disponibles indican que en México se consumen alrededor de 0.5 kilos de ajo por persona al año, principalmente en su forma fresca. Aunque la cifra parece modesta, multiplicada por una población superior a 129,000,000 de personas, el ajo se consolida como un mercado constante y estratégico dentro del sistema alimentario.
El ajo como termómetro de la economía alimentaria
El comportamiento del precio del ajo entre 2024 y 2025 ilustra cómo un ingrediente cotidiano puede funcionar como un termómetro económico. Su incremento moderado responde a una integración profunda con el comercio internacional, a una producción nacional que avanza pero no alcanza y a una demanda firme impulsada por la cultura gastronómica mexicana.



