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Arte e Ideas

Lectura 3:00 min

RocknRolla, cuando los planes fallan

La historia de unos pintorescos criminales y de buenos para nada que intentan estafarse unos a otros en un entramado complejo lleno enredos.

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Como si deseara recuperar el mojo que había perdido en cintas como Swept Away y Revolver, el director Guy Ritchie regresa a la pantalla grande con una cinta que nos remonta a sus orígenes, es decir, realizó una cinta estilísticamente similar a Lock, Stock and Two Smoking Barrels o en Snatch, filmes que lo hicieron conocido.

RocknRolla (Inglaterra-2008) es una película de pintorescos criminales y de buenos para nada que intentan estafarse unos a otros en un entramado complejo lleno enredos, persecuciones y balazos.

Desgraciadamente, esta regresión se siente forzada.

La película gira en torno a una estafa de bienes raíces en la cual están involucrados: Lenny (Tom

Wilkins), un gran mafioso londinense; Uri Obamavich (Karel Roden), un mafioso ruso sumamente peligroso; tres estafadores, One Two (Gerard Butler), Handsome Bob (Tom Hardy) y Mumbles (Idris

Elba); una bella contadora (Thandie Newton), astuta y traicionera; dos hombres de Lenny, Archi (Mark Strong) y Mickey (Ludacris), y el mismísimo hijastro de Lenny, Johnny Quid (Toby Kebbell).

Para no echar a perder la trama sólo diré que todos tratan de estafar a todos, que hay cerca de 7 millones de libras en juegos, extensiones de tierra y una pintura de gran valor.

El reparto de RocknRolla es un gran acierto, de entrada, el namedroping en un gran gancho para animarse a ver la película; su ritmo es desenfrenado (como era de esperarse), aderezado con buena música, adrenalina y personajes carismáticos, aunque unidimensionales.

Hasta aquí podría pensarse que no hay nada malo con esta película, digo, nada que hubiéramos de esperar. Sin embargo, el problema de RocknRolla es que con tantas cartas en juego, la trama: 1) se complica tanto que Ritchie se saca recursos de la manga para resolver las situaciones, por ejemplo, abusa del reccurso de un narrador y el final es demasiado abrupto y 2) se vuelve bastante dispersa.

RocknRolla pierde fuerza, sin mencionar que le falta la espontaneidad de las primeras películas y en vez de ser un retorno al origen, parece un intento desesperado por recuperar el tiempo perdido.

Los que somos fans condescendientes, perdonaremos este pecado de Ritchie y de seguro seremos menos severos que con Swept Away, pero el público que busque toparse con una historia sólida, deberá esperar a ver si Ritchie lo hace mejor en Sherlock Holmes, a estrenarse en el 2009.

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