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Arte e Ideas

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12 de diciembre Día de la Virgen de Guadalupe: cómo inició la tradición y qué revelan sus símbolos

Su culto se expandió desde la Nueva España hasta Europa y Asia, mientras estudios científicos y tradiciones indígenas revelan significados ocultos en su simbolismo.

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Millones de devotos de la Virgen de Guadalupe se dirigen a su Basílica el 12 de diciembre.Foto: Shutterstock

Redacción El Economista

La conmemoración de la Virgen de Guadalupe, la fiesta religiosa más importante de México, reúne cada año a millones de peregrinos, pero detrás de la celebración del doce de diciembre hay una historia que mezcla espiritualidad, arte, resistencia cultural y hechos que han sorprendido incluso a investigadores científicos.

La aparición que marcó un antes y un después

La tradición guadalupana narra que la Virgen María se apareció cuatro veces al indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac en diciembre de 1531. El relato quedó plasmado en el Nican Mopohua, texto en náhuatl escrito hacia 1545 y considerado una de las principales fuentes históricas sobre el acontecimiento. Allí se detalla el mensaje que María dio al macehual: la petición de construir una “casita sagrada” para consolar a todos sus hijos.

Para convencer al primer obispo de México, fray Juan de Zumárraga, la Virgen pidió a Juan Diego recoger rosas de Castilla que milagrosamente florecieron en pleno invierno. Al extender su tilma ante el obispo, las flores cayeron y apareció impresa la imagen que desde entonces se venera en el Tepeyac. 

En los siguientes años, el impacto fue inmediato: más de nueve millones de indígenas se convirtieron al cristianismo, según recuentos eclesiásticos de la época.

Una imagen que cruzó océanos y se volvió símbolo global

Aunque la aparición ocurrió en 1531, fue hasta mediados del siglo XVII cuando su culto tomó fuerza y trascendió fronteras. Investigadores como Paula Mues Orts, cocuradora de la exposición Tan cerca, tan lejos del Museo del Prado, destacan que la Virgen de Guadalupe se convirtió en la primera aparición mariana de alcance global, difundida masivamente gracias a copias enviadas desde la Nueva España a la península ibérica, Filipinas y otros puntos del imperio español.

Más de un millar de representaciones se conservan hoy en España. Una de las más antiguas, realizada por José Juárez en 1656, fue copiada directamente de la tilma original cuando se descorrieron los velos que la protegían. Llegó a Ágreda como un regalo de la camarera de la virreina a un convento, donde permaneció siglos.

Pese al control del Arzobispado sobre la reproducción de la imagen, también existieron copistas indígenas elegidos mediante ceremonias propias, como Luis de Tejeda y más tarde, a finales del siglo XVII, el pintor mulato Juan Correa realizó el primer calco directo colocando tiras de papel engrasado sobre la tilma para copiar sus contornos. Este proceso facilitó crear facsímiles que reforzaron la expansión del culto.

El galeón de Manila, que conectaba México con Asia, ayudó a consolidar la presencia guadalupana en puertos como Sevilla y Cádiz, y en regiones del norte de España. Para entonces, la Virgen de Guadalupe ya era un emblema identitario de los novohispanos y en el siglo XIX se transformó en estandarte de los insurgentes.

Intacta

La tela sobre la que se imprimió la imagen (hecha de fibras de cactus) debería haberse deteriorado en menos de veinte años. Sin embargo, ha sobrevivido casi cinco siglos con una luminosidad que desconcierta a expertos.

Los estudios de fotografía infrarroja realizados en los años setenta detectaron que no había trazos de pincel y que la imagen parece haber sido “impresa” de una sola vez. La superficie donde está la figura es suave como seda, mientras que el resto conserva la aspereza del ayate. Tampoco se encontraron pigmentos minerales, animales o sintéticos.

A esta resistencia se suman dos episodios documentados:

  • En 1785, un derrame accidental de ácido nítrico apenas dejó una mancha secundaria.
  • En 1921, una bomba colocada frente al altar destruyó pisos y ventanas hasta ciento cincuenta metros, pero ni la tilma ni el cristal protector sufrieron daños.

Simbolismo

Los elementos de la tilma han sido interpretados desde cosmovisiones indígenas y cristianas. Para los pueblos originarios, la Virgen aparece como una mujer poderosa que eclipsa al sol, pisa la luna y porta un manto azul-verdoso reservado a los gobernantes. Su túnica rosa con glifos y flores recuerda códices indígenas y alude a montes y ríos sagrados.

En el vientre se distingue una flor de cuatro pétalos, el Nahui Ollin, símbolo del Dios verdadero para los mexicas. Ese detalle llevó al médico Carlos Fernández de Castillo a concluir que la figura corresponde a una mujer en avanzado embarazo, lo que conecta con el nacimiento de Jesús.

El manto con cuarenta y seis estrellas coincide con las constelaciones visibles en el Valle de México durante el solsticio de invierno de 1531. Y en los ojos, estudios de alta magnificación han identificado reflejos que parecen capturar la escena del momento en que Juan Diego abrió la tilma ante el obispo.

Devoción

El doce de diciembre congrega cada año a millones de peregrinos en la Basílica de Guadalupe, considerada uno de los recintos marianos más visitados del mundo. 

La fecha marca tanto la última aparición a Juan Diego como el reconocimiento oficial de su mensaje. Para fieles y estudiosos, la Virgen de Guadalupe es un puente cultural y espiritual que ha acompañado procesos históricos, identitarios y sociales de México durante casi quinientos años.

Su historia, entre fe, arte e investigación científica, continúa generando nuevas lecturas. Y su imagen, que cruzó mares y desafió el desgaste del tiempo, permanece como uno de los símbolos más poderosos de la tradición mexicana.

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