Too close to call

Eran las primeras elecciones del sexenio. Los comicios federales, celebrados en el verano del año anterior, habían quedado marcados por las sospechas de fraude, lo que entonces llamaron la caída del sistema .

En Los Pinos, estaban conscientes de la necesidad de legitimar al nuevo gobierno. Y con la mira puesta en las reformas estructurales, sabían que resultaba mas fácil amarrar a los gobernadores que conciliar con la oposición. El Presidente Carlos Salinas de Gortari desconfiaba del PRI, no obstante que uno de sus operadores más cercanos, Luis Donaldo Colosio Murrieta, había tomado las riendas del tricolor después de la debacle de 1988.

Eran las épocas de los ingenieros electorales, de los carruseles y los ratones locos. Salinas quería impulsar una perestroika y no podía darse el lujo de hipotecar su escaso capital político en una aventura incierta. Los dinosaurios habían impedido que su candidato, Gustavo Almaraz, fuera nominado. Y el preferido de los bajacalifornianos, Eduardo El Negro Martínez Palomera, exalcalde de Mexicali, resultó damnificado. Al final, Margarita Ortega Villa fue nominada.

El empresario Ernesto Ruffo Appel había incursionado a la política local, como alcalde de Ensenada.

Y el PAN lo seleccionó como su candidato a la gubernatura. Las campañas de ambos fueron contrastantes. Pero, sobre todo, el disgusto del priísmo local con las decisiones centralistas afectaron a la candidata salinista. Los reportes del equipo de campaña, no obstante, no eran concluyentes.

En la casa presidencial no creían en las fuentes partidistas. Y el jefe de la oficina, José Córdoba Montoya, propuso al Presidente Salinas generar información propia, al margen del CISEN y del PRI. Con su venia, encargó al jefe de la asesoría técnica, Ulises Beltrán, implementar un sistema eficaz y certero que serviría para amarrar a los mapaches.

Con recursos oficiales -de Los Pinos y el INEGI- Beltrán integró un equipo de politólogos y actuarios para trabajar con absoluto sigilo. Una casona en la colonia Condesa, contigua a uno de los centros de entretenimiento mas famosos de la época, fue su búnker. La fachada era una empresa llamada Opinión Profesional. OP. Oficina de la Presidencia.

Los encuestadores de Los Pinos, decidió Córdoba Montoya, tendrían la misión de realizar la primera encuesta de salida en la historia electoral contemporánea. Baja California, desde entonces, ha sido una plaza complicada, dada la movilidad de sus pobladores y la presencia de otros poderes fácticos. Y el alto abstencionismo.

La propuesta de Beltrán adolecía de la perfección metodológica que habían desarrollado los demóscopos estadounidenses. Y registró una tasa de no respuesta de 15% que no impidió a Los Pinos encarar a Colosio y obligar a los jerarcas priístas a reconocer la derrota. Desde entonces ellos se quejan de concertacesiones. De pactos...

En Baja California nacieron las encuestas de salida. Desde hace 24 años, siempre han atinado al ganador en este territorio.

En esta ocasión, sin embargo, no serán suficientes para despejar las dudas ni servirán para que los dinosaurios acepten su derrota. Las tracking polls de los equipos de campaña nunca dieron una ventaja mayor de dos puntos para alguno de los dos contendientes por la gubernatura, el priísta Fernando Castro Trenti y el panista Francisco Kiko Vega.

La jornada electoral en la península californiana estuvo marcada por la baja participación, lo que desvaneció los escenarios construidos por los operadores electorales del PRI. Si 50% de los 2.4 millones de ciudadanos inscritos en el padrón electoral de Baja California acudía a las urnas, su candidato ganaría por 60,000 votos. Pero las encuestas son bastante imprecisas y más cuando las calles están llenas de mapaches.

En la joya de la corona de las elecciones del 2013, Tijuana nuevamente definirá al ganador. En la megaurbe fronteriza, donde vive 53% de los bajacalifornianos, las encuestas daban al candidato priísta a la alcaldía, Jorge Astiazarán, una ventaja holgada. En las horas previas, el llamado a un voto cruzado complicaba el cuadro.