¿Qué pasa con la industria de distribución?

Hasta hace algún tiempo, las empresas de distribución eran de bajo perfil: nunca aparecían en medios. De hecho, su labor y papel estratégico dentro de la cadena farmacéutica casi es desconocida.

A partir de los reacomodos entre farmacéuticas, de la fuerza con que los genéricos entraron al mercado y de las compras consolidadas del sector público buscando reducir precios, la competencia ha arreciado en toda la cadena productiva del sector, incluida la distribución.

La distribución farmacéutica se divide en dos rubros que operan completamente distinto y por separado.

Por un lado, están las concentradas en el sector público, donde el líder es Fármacos Especializados (FESA), de los hermanos Pérez Fayad, que en épocas anteriores detentaba una proporción muy elevada del mercado de ventas de medicamentos al gobierno, con mínima competencia. Ahora es diferente.

Precisamente en este segmento es en el cual se presentaron los primeros escándalos. Grupo Savi, de Francisco Villela, empezaba a competir con fuerza a FESA, pero terminó siendo inhabilitada, al ser acusada de haber falsificado el registro de un medicamento para poder participar en una licitación del IMSS. Este caso aún no concluye, porque si bien el Órgano Interno de Control del IMSS prácticamente dio carpetazo con la inhabilitación de Savi, sigue en tribunales y seguramente pronto tendremos noticias al respecto.

A finales del 2015, fue involucrado Grupo Marzam con unos audios anónimos subidos a Internet de pláticas entre directivos de los cuales se deducía que Marzam tenía vínculos con la inhabilitada Savi.

Hoy dirigida por José Alberto Peña, Marzam va pisando fuerte en el renglón privado donde es el segundo más importante, pero ya vislumbra entrar con fuerza al sector gobierno en las siguientes licitaciones donde su mismo director no duda en que la empresa estará siendo señalada y cuestionada de nuevas cosas.

Otros audios han salido a la luz acusando a distintos distribuidores de productos médicos al IMSS, dirigido por Mikel Arriola. Entre otras empresas proveedoras a gobierno en el renglón médico están Dimesa (de Pisa Farmacéutica), Maypo, Dinsa, Ralca, Comercializadora Brissa, Cominsa, CPI, Cimsa, Disur y PIHCSA.

Por otro lado, están las distribuidoras concentradas en el mercado privado que tienen sus propios problemas. En este rubro primero se dio la deshonrosa salida de Grupo Saba, que cubría más de 30% del mercado privado, repartidos ahora, sobre todo, entre Nadro y Marzam. Recordemos que primero Manuel Saba hablaba de haber vendido el negocio a los fondos Pharma Equity Global y World Global Equity, pero después de una historia poco entendida terminó concretándose la estrepitosa quiebra de Saba con pérdidas millonarias. Varias farmacéuticas se quedaron colgadas sin recibir pago de amplias entregas de sus productos. Se calcula fueron 7,000 millones de pesos los que terminaron incobrables.

La inglesa Alliance Boots, una de las principales distribuidoras de fármacos del mundo, que fue candidata para adquirir a Grupo Saba, al final terminó desistiendo como si hubiera sabido todo lo que vendría y prefirió quedándose solamente con el negocio de venta al detalle de Saba, la cadena de Farmacias Benavides.

Hoy, la nube del escándalo acecha a Grupo Nadro, acusada de haber adquirido por la puerta de atrás a Casa Marzam mediante una compleja operación de fondos de inversión donde participó Marina Matarazzo, la esposa de Pablo Escandón, presidente y director general de Nadro. De ser cierto, entre Marzam y Nadro detentarían más de la mitad del mercado de distribución. Esto ya está siendo investigado por la autoridad antimonopolio, la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) que lleva Alejandra Palacios y que seguro es la más interesada en que quede aclarado lo más rápido posible porque la Cofece autorizó la compra de Marzam después de meses de investigación.