Buscar
Opinión

Lectura 3:00 min

Ordeña de combustibles

Muchos diarios han tratado el tema del robo de combustibles a Pemex. En contraste, no se ha sabido de ninguna banda que haya caído por ese delito.

Todo el mundo lo sabe. Muchos diarios del país han tratado en sus páginas el tema de la amenaza que es para Petróleos Mexicanos (Pemex) el robo de combustibles del que es víctima. La zona de oscuridad y falta de transparencia corresponde a los esfuerzos sospechosamente ineficaces para combatir ese delito. ¿Por qué?

Empecemos por lo que es ampliamente conocido. La ordeña de combustibles que sufre Pemex en perjuicio de todos los mexicanos tiene tres expresiones de quebranto: el costo por los combustibles que se roban, la reparación de los daños en equipos por las tomas clandestinas y los daños que se causan al medio ambiente por las derramas o los incendios, cuya probabilidad se ha elevado.

Según noticias, los derrames por esa causa se han vuelto más frecuentes, de manera que por desgracia no hay día que no se produzca un derrame, una fuga o una explosión por tomas clandestinas .

Ante la impunidad con que aparentemente han operado por años las bandas que roban combustibles a Petróleos Mexicanos, nuevos grupos delictivos se han sumado al lucrativo negocio. El auge se comprueba en los hechos: Día a día aumenta el número de las conexiones ilegales a los ductos de la empresa. Quizá sus funcionarios no vivirían tan tranquilos si las pérdidas por esa causa repercutieran sobre sus bolsillos, ya que previsiblemente no se trata de cacahuates. Según noticias, a Pemex le cuesta diariamente la incidencia de ese crimen 5.4 millones de pesos. Así, desde el año 2009 y hasta agosto pasado, la pérdida por ese concepto asciende a más de 13,000 millones de pesos.

Frente a la gravedad de esos hechos sobresale la manifiesta incapacidad de las autoridades para combatir ese delito. Prácticamente la sociedad no ha sabido de ninguna banda robadora de gasolina que haya caído en manos de la policía con todos sus integrantes. ¿Por qué? Hay que ser suspicaces. Esa ineficacia sólo puede posiblemente explicarse porque detrás de esa actividad criminal hay una colusión muy grande.

Seguramente no se necesita ser Sherlock Holmes para suponer que se requiere de bastante capacidad técnica para horadar un ducto y extraer combustible por ahí. Las personas con esa capacidad técnica deben ser de preferencia internas a la empresa. Quizás en ese hecho resida la poca eficacia de las autoridades de la paraestatal y de los cuerpos de seguridad del Estado para eliminar ese delito. ¿Hasta cuándo?

bdonatello@eleconomista.com.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Últimas noticias

Noticias Recomendadas