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Opinión

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Las frágiles esferas ?del poder

Con políticos como Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre se explica perfectamente el proceso de destrucción de la credibilidad ciudadana por el mal uso del poder.

El caso de Cuauhtémoc Gutiérrez desbordó los límites, hasta ahora vistos, de la corrupción que mancha a los partidos políticos y a la actividad política. Y llevó las sospechas de la corrupción a todas las esferas del poder, abonando su fragilidad.

Este daño mediático colateral también se traslada a las instituciones encargadas de impartir justicia y a las instituciones públicas de los tres órdenes de gobierno.

Mucho sabemos de los innumerables problemas de corrupción que ofenden a la sociedad, protagonizados por diversos actores políticos. Pero poco analizamos sus efectos colaterales en la sociedad y sus valores.

Existen características en donde los corruptos suelen coincidir: falta de principios, irresponsabilidad social, mal uso del erario público, enorme nepotismo y autoritarismo.

Pero Cuauhtémoc Gutiérrez trasgredió estos moldes del mal uso del poder. Es la imagen del uso del poder para corromper.

La corrupción de este heredero del negocio de la pepena, es sui géneris y exacerbó sus debilidades humanas al máximo. Su forma de ascender políticamente constituye un ejemplo a seguir para su gente y seguidores.

El PRI del DF se lo sacudió porque constituía ya un lastre negativo para las elecciones del 2015. ¿Por qué hasta ahora que ya causó el daño? ¿Cómo le permitieron llegar?

Cuauhtémoc Gutiérrez se encumbró con base en la intimidación y la violencia. Engendró el miedo y creó un modelo especial de corrupción. Construyó un idioma simbólico del significado del poder y de cómo conservarlo. Pero, junto con él, el propio PRI tuvo un gran olvido: el daño moral que causa y la enseñanza que deja. Esta medida, por una parte, en total desconfianza y, por la otra, en el antivalor de que la política es para enriquecerse.

La suerte estará echada si no es juzgado y condenado judicialmente, pues será un ejemplo a seguir. Cuando nos preguntamos por qué nos traicionan algunos políticos, buscamos la respuesta en el Poder Judicial que los enjuicia, pero cada vez es más común no obtener resultados contundentes.

Entonces ¿qué nos queda como sociedad?, ¿hacia dónde volteamos? Son preguntas que deben cambiar la ecuación, para no permitir crear modelos que buscarán ser imitados y que lleven la imaginación de los corruptos más allá de los límites del poder.

emoctezuma@tvazteca.com.mx

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