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¿Cuántos días le quedan a Vladimir Putin?
¿Cuántos días le quedan a Vladimir Putin? ¿Serán las sanciones económicas su sentencia de muerte? ¿Regresará todo a la normalidad cuando ya no esté? Son las incógnitas que más frecuentemente se asocian con la esperanza del momento.
El rublo ruso, después de haber colapsado con el anuncio del primer bloque de sanciones económicas, ahora parece estar recobrando su valor de antes de la guerra, en gran medida porque Rusia ha tenido éxito en el control de salida de divisas, y también porque el resto del mundo se ha dado cuenta de que a pesar de todo, los eurasiáticos siguen vendiendo grandes cantidades de petróleo y gas y que además, se han dado el lujo de pedir que les paguen en su moneda o en oro.
Entonces, ¿cuál es el punto de las sanciones? ¿Han servido de algo? Porque queda claro que fueron diseñadas para sustituir a las tropas físicas de Estados Unidos y de la OTAN, acabar con la guerra en Ucrania, y poner a Putin de rodillas.
No obstante, la apreciación del rublo y los intentos del mandatario ruso de cambiar el tablero geopolítico financiero, nos dicen que sigue de pie y que probablemente seguirá mientras haya países que le sigan abriendo la puerta, y que no se sumen a las sanciones. Una realidad que se traduce, en que el costo de los platos rotos, lo están pagando los ciudadanos.
Como siempre, los de siempre.
Uno de los muy pocos casos en que las sanciones económicas lograron su objetivo ocurrió en Sudáfrica en 1986. El Congreso de Estados Unidos impuso severas sanciones económicas a ese país hasta que aboliera el apartheid y liberara a Nelson Mandela, entre otras condiciones. Europa y Japón se unieron al castigo. El embargo causó estragos en la economía sudafricana, lo que llevó al Gobierno de entonces a reformar sus leyes segregacionistas. Pero esta es una excepción.
La sanciones económicas no siempre han sido capaces de derrocar a los tiranos. Ejemplo de esto son los regímenes de Cuba y Venezuela, que se las han ingeniado para seguir con vida comerciando con algunos países de Europa, Asia y América Latina. Lo mismo podría aplicar para Rusia, quien podría subsistir vendiéndoles petróleo, gas, u otras recursos naturales a países como China e India, que aun no se han unido a las sanciones.
A lo que habrá que sumarle la variable de un sistema financiero mundial dividido, que podría darle voz a todos aquellos que han decidido librarse de “la tiranía del dólar” y que se han puesto a trabajar desde hace ya varios años para que esto suceda- De hecho, datos publicados de manera reciente por el FMI, indican que el porcentaje que tiene Estados Unidos de reservas extranjeras se ha reducido en la última década. Pasando de un 70% a un 60%, en un contexto en el que todo parece apuntar a que esa tendencia muy probablemente, podría continuar.
Asunto que indica que aunque el fuego se apague en Ucrania, la guerra sinduda seguirá de otra manera.
Mientras tanto, los rusos tendrán que ahogar el sufrimiento en Wodka. Porque han quedado aislados del mundo de manera aérea. Económica, y tecnológica, y en este momento no parece probable que puedan derrotar a Putin en una elección, o rebelarse en su contra.
¿Cuánto le queda a Vladimir Putin? Podrían ser días, pero también podrían ser años.
El último en salir apague la luz