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Hace dos décadas inició la ruta como conductora de tren ligero, hoy va por el más alto rango
Su día comienza a las 2:40 de la mañana cuando se levanta para prepararse y llegar a la terminal de Taxqueña a las 4:45 en donde debe hacer la revisión del Tren, verificar que está en buenas condiciones y que puede empezar a dar servicio a miles de ciudadanos.
Mónica Vanessa nos platica cómo ha sido el camino que ha tomado para estar en esta posición que era reservada para hombres.
Hace dos décadas se conformó el primer grupo de mujeres que se entrenaron para ser conductoras de tren ligero en la Ciudad de México, ese grupo alcanzaba a 6 mujeres contra 100 hombres que por décadas eran los únicos en poder cubrir esa ocupación. Hoy ya son 20 las mujeres conductoras frente a una presencia de 40 hombres; pero la ruta, para Mónica Vanessa Campos Ruíz, no se detiene, ahora quiere el puesto de mayor rango en este medio de transporte, y que dicho sea de paso, nunca ha sido ocupado por una mujer.
En entrevista con El Economista, Mónica Vanessa nos platica cómo ha sido el camino que ha tomado para estar en esta posición que era reservada para hombres, pero que poco a poco, considera, se ha ido flexibilizando y hay más mujeres no sólo en el Tren Ligero, también conductoras en los Trolebuses e ingenieras en el área de mantenimiento.
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“El haber entrado al Tren Ligero, sin tenerlo ni siquiera en mente, es lo que más me ha marcado. Yo solamente había viajado una vez en el Tren Ligero en mi vida. Y jamás me imaginé que en algún momento la vida me pondría a ser la operadora de ese tren”, nos relata.
Antes de llegar a la Alianza de Tranviarios de México, quien brindó todo el entrenamiento, Mónica Vanessa trabajaba en una Farmacia, y sin dudar recuerda que en su mente y en su proyecto de vida sólo estaba el trabajar en una oficina; pero, “quedarse sin empleo me llevó a esta carrera y ya llevo 19 años trabajando. Y siento que esa marca no me la quito por nada. Yo soy orgullosamente operadora de Tren Ligero. Todos los días disfruto manejando mi Tren. Me encanta”, afirma.
Mónica Vanessa.
Su principal desconfianza era que, a pesar de salir bien en los exámenes de todo el proceso de selección, que eligieran por dedazo dijeran, “ah, fulanito es mejor y se queda. Yo en esa parte tenía mucha desconfianza porque yo no conocía a nadie ni nada de esto. En un ambiente en el que predominaban los hombres”.
Su día comienza a las 2:40 de la mañana cuando se levanta para prepararse y llegar a la terminal de Taxqueña a las 4:45 en donde debe hacer la revisión del Tren, verificar que está en buenas condiciones y que puede empezar a dar servicio a miles de ciudadanos.
“De las cosas complicadas en el trabajo es que todo el mundo lleva prisa. Y, entonces, en las vueltas que son en la mañana de Taxqueña a Xochimilco son relativamente tranquilas, todavía sube la gente con calma, pues a gusto. Pero lo que es de Xochimilco a Taxqueña, en las horas pico, no. Es una locura. La locura, sí. Completamente, porque la gente a fuerza quiere abordar, ya no caben, no nos dejan cerrar las puertas. Los peatones, los automovilistas, los ciclistas, todo mundo tiene prisa”, agrega.
Esa dinámica la ha llevado a analizar en la posibilidad no sólo de avanzar y ocupar otro cargo con un más alto rango, como es el aspirar al puesto de Despachador Expedidor -el encargado de organizar las rutas para cada chofer, entre otras actividades- sino al cuidado de su salud dado el deterioro que se tiene con el paso del tiempo en una actividad como chofer.