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Arte e Ideas

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Vincent y Jean, Maya y Sao, una historia de reproducción asistida

La historia de Maya y Sao es peculiar, ellos son genéticamente hermanos por parte de una donante de óvulos, con dos papás diferentes, y madres portadoras distintas. “Así es como se logra una familia de muchos actores desde el inicio”, dice Vincent Payet, uno de los padres.

Foto EE: Hugo Salazar

La reproducción asistida es un procedimiento que científicamente lleva bastante tiempo disponible; en cuanto a técnicas y servicios, México  está a la altura de cualquier otro país; sin embargo, la discusión ha quedado estancada, hoy es difícil concretar este procedimiento y que sea viable para las parejas que así lo deseen, pues además del tema de salud, existen otros factores, como un marco jurídico, leyes que lo respalden, el tema ético, e incluso la aceptación social. 

Este procedimiento es posible desde la ciencia médica pero falta una regulación sólida. En términos jurídicos, se le denomina “Maternidad subrogada”, en el área médica se nombra como “Gestación asistida” debido a la relación que existe entre la gestación y la implementación de técnicas de reproducción

Vincent Payet y Jean Olivier, ambos de nacionalidad francesa, decidieron venir a vivir a México en 2006 con la intención de ser padres, sin embargo el tema de dos papás que procrean un bebé mediante una madre portadora a la fecha no es una vía del todo posible en el país, el tema legal es una de las principales barreras.

Fue en 2007 cuando descubrieron que esta opción existía en Estados Unidos. “Nosotros queríamos una vía muy organizada y legal porque es un tema donde el miedo ocupa mucho espacio, es de por sí una aventura que no conoces; entonces, que se haga frente a un tribunal, con todos los papeles de inicio a fin, era una forma de tener algo de tranquilidad al respecto”, explica Vincent.

California fue el lugar donde Maya y Sao pudieron nacer. Ahí se consiguieron dos donaciones de óvulos a través de Jenifer de 24 años, estos fueron usados en 2007 y 2008. En cada caso se utilizaron dos portadoras diferentes, Nakisha, una mujer de 29 años, quien portó a Maya, utilizando el espermatozoide de Jean; luego Danna, de 39 años, portó a Sao con el espermatozoide de Vincent.

Maya y Sao son genéticamente hermanos por la parte de la donante, con dos papás y madres portadoras distintos. “Así es como se logra una familia de muchos actores desde el inicio”, dice Payet.

Para Maya, esta forma de poder dar vida es buena porque deja a las familias la opción de tener un hijo si así lo desean, “es una muy buena idea porque así todo el mundo puede tener una familia con la persona que quiere”. Sao, por su parte, opina que este proceso no sólo les ayudó a ellos, sino a otras familias que quieren hijos pero que de la forma convencional no lo pueden hacer, “esto es bastante bueno y creativo”.

Una familia como cualquiera

Después de más de 15 años de haber pasado por la experiencia, Jean asegura que ellos son una familia de lo más normal, viviendo los mismos problemas que tienen los padres con hijos adolescentes, “la verdad todo se vive súper igual, la única cosa es que sí tuvimos que explicarles a ellos desde muy pequeños de dónde vienen para que no tuviéramos ninguna sorpresa. A ellos les tocan quizá más preguntas en la escuela que a nosotros”.  

Vicent complementa que los paradigmas que se tuvieron que enfrentar fueron más al inicio que ahora, pero siempre muy convencidos: “Cuando decidimos los dos avanzar en este proceso de parentalidad, no teníamos referencia ninguna, no es solamente el tema de ser padres, había más temas en los que estábamos totalmente a ciegas. En la misma familia, nuestros padres estaban felices, pero también había dudas, aunque no querían opinar, eso lo tuvimos que pasar mucho, pero de lo que estábamos seguros es que esta era una verdadera decisión de parentalidad, no un accidente”. Eso lo hizo un trabajo profundo y largo.   

Comparte que a algunos amigos al principio les costó trabajo entenderlo, hubo muchas preguntas y dudas, pero al final “cuando veían a este par de recién nacidos nos decía, ‘que bien que lo hicieron’, inmediatamente se encariñaban y así terminaba el show”.  

Es graciosa la respuesta de Jean cuando comparte la anécdota de cómo se enteraron que existía este procedimiento, “nosotros no conocíamos a nadie, no se sabía, lo vimos a través de una serie de televisión de una telenovela, y yo pensé ‘si hablan de eso, debe existir’, busqué en internet y comencé a recibir información, pero no es algo que se publicara fácilmente”.  

Pasaron dos semanas y ellos ya estaban buscando la vía y haciendo los tests, pues la convicción de querer ya estaba, incluso anteriormente habían pensado en la adopción, pero el proceso para parejas del mismo sexo lo hacía casi imposible, por eso eligieron otro camino. 

A los 15 días de nacida, Maya regresó a México, lo mismo pasó con Sao, y desde entonces ellos viven en el país, donde sorpresivamente se encontraron con mucho interés por el tema, sorpresa, cariño, pero no han sentido discriminación o rechazo. 

“Al principio te preguntan mucho, me ha tocado repetir muchas veces, porque al principio es difícil de entender”, comparte Maya. Sao complementa diciendo que también hay mucho “chisme”. “Muchas personas al principio piensan que la forma en que se integra mi familia no es verdad, que es broma, pero cuando ven fotos y la realidad, todo cambia. Me han hecho bromas hasta de que no somos reales, que somos como robots que se hicieron en un laboratorio a través de científicos. Mis amigos lo ven medio chistoso, eso de ser creado en un laboratorio, pero normalmente hay más curiosidad por saber cómo pasó ese proceso y cómo me siento ahora”.  

Para Maya ha habido momentos más empáticos y otros no tanto, pero asegura, “la verdad a mí no me importa, yo los dejo pensar lo que quieran”. Para Sao hay chistes que pasan una línea, pero afirma que eso pasa muy pocas veces, por lo que ha decidido no tomarlos en serio y reírse con la situación, ser felices.  

Más allá del reto científico

El doctor  Kiyoshi Arturo Macotela Nakagaki, ginecólogo, obstetra y maestro en ciencias de la reproducción, explica que en México este procedimiento no es algo fácil porque además representa una inversión que por la vía pública aún no es posible, tampoco es cubierta por ningún seguro de gastos médicos, “son tratamientos que se cubren de forma privada, además de que en el caso de dos hombres involucra más factores”.

Otro reto mayúsculo desde su punto de vista es que desafortunadamente no existe educación sexual para entender cuándo es el mejor momento de formar una familia y lo que involucra. Para el especialista “el conocimiento permite planificar”, y recuerda: “Toda persona debe tener la oportunidad de forma una familia, a veces no es la forma en que uno se imagina o desearía, pero la ciencia tiene opciones para lograrlo”.

Desde el punto de vista de Vincent y Jean lo que falta en México son leyes formales que enmarquen el tema de fertilidad, pues desde la salud la opción es posible.

En México, los estados cuya regulación prevé el supuesto de la maternidad subrogada son Tabasco, Sinaloa, Coahuila y Querétaro. En ese sentido cabe señalar, que existen tres supuestos de pronunciación legislativa en torno a la gestación por sustitución que son: Se encuentra prevista en la ley y es permitida, se encuentra prevista en la ley en sentido prohibitivo, o no se encuentra prevista en la ley.

En los casos de Tabasco y Sinaloa, la legislación permite esta práctica, en Coahuila se encuentra normado con lagunas legales significativas, en Querétaro se prohíbe y en los demás estados aún no se encuentra prevista en la ley.

“Hoy seguimos sin legislación que le de protección a estos casos. Aunque técnicamente no es ilegal, falta el marco regulatorio para poder realizar este tipo de tratamientos de forma más segura para las parejas”, comparte Macotela.

Es importante, además, generar una discusión al respecto, pues la baja de fertilidad también es un factor que pone al descubierto la necesidad de opciones para formar una familia. Recientemente un estudio realizado por Ferring, grupo biofarmacéutico, para Plan M, una asociación para la planeación de la fertilidad, dio a conocer que la maternidad ocupa el 8° lugar en las prioridades de las mujeres mexicanas; el 64% considera que la edad ideal para la maternidad es de 30 a 35 años, incluso el 30% de las mujeres no considera tener hijos como parte de su plan de vida.  

 El derecho humano a fundar una familia se encuentra reconocido en el artículo 16, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia…”. El derecho a fundar una familia implica, en principio, “la posibilidad de procrear y de vivir juntos”. De lo anterior, puede inferirse que, al no establecerse la manera de procreación, esta no se reduce únicamente a la reproducción tradicional, así es como surge la necesidad de reconocimiento del derecho de maternidad sustituta o subrogada. También la Constitución Política de México prevé el reconocimiento del derecho humano a la familia en el artículo 4°. 

Sin embargo, en México, las legislaturas de los estados deben expedir sus leyes conforme a lo establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, por lo que, si en la propia Carta Magna no se contempla la maternidad sustituta o maternidad subrogada como derecho humano, los estados no están obligados a emitir normatividad al respecto. Se necesita concebir esta técnica de reproducción asistida como un derecho humano y ser reconocido en la constitución federal, para que posteriormente las legislaturas de las entidades federativas emitan las legislaciones locales, con base en sus necesidades poblacionales.

Desde abril de 2016, se presentaron iniciativas para modificar los artículos 319 y 462 de la Ley General de Salud y adicionar en el artículo 61 la reglamentación de la reproducción asistida y la gestación subrogada sin fines de lucro, para que la Secretaría de Salud sea la encargada de regularizarla a nivel nacional, pero el tema no ha avanzado mucho desde entonces, pues ha habido grupos que señalan dificultades tales como derechos filiales, contratos, compensaciones económicas, que dan paso a debates sobre desigualdad, vulnerabilidad, intereses económicos, protección de las mujeres o explotación.

¿Cómo se concreta la reproducción asistida?

La técnica conocida como “madres portadoras” consiste en que una mujer lleva implantado el embrión en su cuerpo hasta el nacimiento, para beneficio de otra mujer o pareja. Puede llevarse a efecto por diferentes combinaciones. La mujer que contrata a otra portadora puede ser la madre genética si pone el óvulo, pero puede no contribuir con elemento genético alguno para la gestación de la madre suplente.

En términos jurídicos, se le denomina “Maternidad subrogada”, en el área médica se nombra como “Gestación asistida” debido a la relación que existe entre la gestación y la implementación de técnicas de reproducción.

nelly.toche@eleconomista.mx

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