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Trump y la seguridad en México
¡No todas las agresiones a nuestra soberanía nacional conllevan la misma gravedad y alarma!

No hubo realmente sorpresas como resultado de la toma de posesión en Estados Unidos por parte de Donald Trump. Previsiblemente, Trump anunció la próxima designación de los cárteles mexicanos de la droga “como organizaciones terroristas”. Hay implícita en esa amenaza la acusación de que en México ha habido demasiada ineficacia en el combate a las organizaciones criminales. O, si se quiere, demasiada tolerancia. Pero, en México, las declaraciones de esa naturaleza se han visto como actos de injerencismo: de intervencionismo. Tal vez lo sean, pero no debe caber duda del contenido evidente de verdad que hay en esas acusaciones...
Para darle fundamento a la tesis del deterioro creciente que ha mostrado la seguridad pública, me concentro en informaciones no desmentidas dadas a conocer el domingo pasado en la edición correspondiente del diario Reforma. Uno de los reportajes correspondientes llevó ilustrativamente por cabeza: “Azota a las mineras crimen organizado”. Otra nota con el mismo enfoque de carácter mas general llevó por título “Repuntan homicidios; cierra año con 30 mil”. En el año 2023, se cometieron 29,713 actos de homicidio doloso. Pero lo de mayor gravedad, que tan solo el viernes de la semana pasada (17 de enero) fueron asesinadas en el país 63 personas. Y en la zona que rodea a Mazatlán se registraron tres abatidos.
Los datos referidos –imposibles de refutar en la medida que provienen de fuentes oficiales– dan para mucho comentario. Por ejemplo, son una descalificación tajante para la muy debatible política de seguridad que puso en ejecución el mandatario precedente López Obrador basada en el principio de “abrazos no balazos”. ¿Abrazos a las bandas criminales que asesinan, secuestran, roban y extorsionan?
La advertencia de Donald Trump de declarar a las bandas locales como “organizaciones terroristas” fue recibida en México como una amenaza a la soberanía nacional. Pero el caso amerita o merece un análisis cuidadoso. Ello, en la medida en que el propio auge y empoderamiento de las bandas criminales fue en detrimento de la soberanía nacional. Zonas muy amplias del país bajo el control de las organizaciones criminales y las autoridades sin preocupación visible por el deterioro implícito social, económico y político.
A partir de la llegada de Trump a la Presidencia, el episodio ha sido recibido con llamadas de alarma y desgarradura de vestiduras. Pero la conclusión clara que podemos hacer es que no todas las agresiones a nuestra soberanía nacional conllevan la misma gravedad y alarma. Las que provienen de las bandas criminales parecen ser más tolerables... menos indignantes.