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Trump y Putin, la alianza de la complicidad

La alianza entre los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin quedó públicamente pactada el miércoles a través de su complicidad.
El contenido de las negociaciones y las líneas rojas serán impuestas por ambos al presidente de Ucrania Volodimir Zelenski, y algunas de ellas fueron reveladas ayer mismo por Trump y su secretario de Defensa Pete Hegseth: Ucrania no ingresará a la OTAN y el “sentido común” (lo dijo el presidente Trump), será aplicado en la optimización rusa del territorio de Ucrania; actualmente tiene bajo su control 20% aproximadamente.
Técnicamente los presidentes de Estados Unidos y Rusia retrasaron ocho años su feliz noticia en su relación bilateral: una alianza que dará un vuelco sobre las administraciones de Obama y Biden.
Durante la primera administración Trump ambos se encontraron durante cinco veces en cuatro años, pero solo en una sostuvieron una conversación a puerta cerrada. Ocurrió en Helsinki el 16 de julio de 2018.
En 2017, una serie de obstáculos en el camino de la relación bilateral impidieron que Trump y Putin obtuvieran sinergias. El entorno político estadounidense no era favorable para Trump pese a su victoria: muchos republicanos se atrincheraron en el establishment, pero 2025 es muy distinto.
Es MAGA y no los republicanos los que en teoría representan el dique de contención para Trump. En pocas palabras, tiene vía libre.
Es más fácil vender la paz que la guerra.
La sociedad de ucrania quiere la paz; coincide con Trump.
El presidente de Estados Unidos verá crecer su popularidad y su liderazgo si logra el fin de la guerra en Ucrania. Es lo que quiere: vender la paz.
Ucrania se ha quedado sin el sólido apoyo del inquilino de la Casa Blanca.
La OTAN, igual. Encontrará palos en sus ruedas y una fuerte división interna, empezando por el secretario general, Mark Rutte.
Los europeos llegan tarde.
En la cumbre de Malta asistieron tres partes: Roosevelt, Stalin y Churchill.
Ahora solo están en la mesa Trump y Putin. Josep Borrell suele decir que, si no estás en la mesa, estás en el menú. Europa, particularmente la Unión Europea no está en la mesa.
Macron y Scholz viven horas bajas; la ultraderecha, como ocurre en el cuento Casa Tomada de Julio Cortázar, está colonizando el espectro político en Europa. La semana pasada Alemania se percató que el fantasma de Angela Merkel tiene más peso que sus actuales líderes.
Las palabras suelen ser espejo de los deseos. Ayer, Donald Trump comentó a periodistas que pronto deberá de convocarse elecciones en Ucrania. Lo que quiso decir es que, para Estados Unidos, Zelenski tiene los días contados.