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Trump 2.0: cambios en el tablero del comercio global

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OpiniónEl Economista

El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, ahora con 78 años de edad, marca un nuevo capítulo en su carrera política. A diferencia de su primer mandato, esta vez Trump llega al poder con una carga histórica: tras sobrevivir a dos intentos de atentado, cuatro casos criminales (en uno ya condenado y a la espera de sentencia en tres semanas) y múltiples escándalos y casos civiles, su resiliencia política es innegable. Pero el verdadero cambio en el tablero radica en que los republicanos han recuperado el control del Senado, brindándole una plataforma legislativa que podría facilitar la implementación de sus ambiciosas políticas económicas con el Congreso a su favor.

Su agenda ha adoptado políticas más agresivas en materia migratoria, incluidas nuevas medidas represivas contra la inmigración ilegal y planes para aplicar leyes más extremas. En segundo lugar, sus políticas económicas ahora proponen nuevos aranceles sobre productos extranjeros, particularmente de China, con planes para regulaciones comerciales más estrictas.

Una característica clave de la fuerza de Trump que lo distingue de su primer mandato es la alianza con Elon Musk, cuya influencia empresarial –particularmente por Tesla, SpaceX y su plataforma de redes sociales X– cruza con las aspiraciones políticas de Trump. Musk utiliza su plataforma X para amplificar los mensajes políticos y jugar un rol innovador en la configuración del panorama mediático, lo que potencialmente influye en la opinión pública con su acceso único y sincrónico a Silicon Valley como a la política global.

Trump, a su vez, utiliza a Musk como un ingrediente profundamente renovador del sentido de su lema Make America Great Again, un pegamento eficaz del anhelo de identidad y magnanimidad que inspira a millones de estadounidenses en torno a su país. Este fenómeno, con su apuesta por la tecnología, ha impreso una visión con nuevas metas que animaron al cansado votante norteamericano.

Las consecuencias de esta colaboración Trump-Musk podrían ser de largo alcance. En primer lugar, representa la consolidación del poder tecnológico. Veremos si las propuestas de campaña finalmente potencian o socavan la competitividad, si amplían o reducen las oportunidades para las empresas más pequeñas y para los emprendedores estadounidenses. Y es que la duda sobre sus populares, pero también polémicas promesas, sobre deportación masiva de migrantes indocumentados, para frenar lo que él califica como "invasión" del país, podrían debilitar la economía y su vida interna.

La política migratoria de Trump afectará profundamente a América Latina, especialmente a México. Con un enfoque aún más estricto en las fronteras y políticas de deportación masiva que podrían aumentar las tensiones diplomáticas. Esto también tendrá implicaciones en la renegociación del T-MEC en 2026, donde México, ahora bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum, podría enfrentar una postura estadounidense más exigente respecto del cumplimiento entero del Tratado.

America First: A Return to Common Sense ó, Primero América: Un regreso al sentido común, es el programa con el que Donald Trump presentó en su campaña 2024. Toda una declaración de intenciones. Una irrupción que, sin duda, alterará los equilibrios del planeta a todos los niveles, comenzando con el aumento del proteccionismo, recorte de importaciones, el giro económico más importante que promete Trump en cuanto inaugure su presidencia. Trump propone altos aranceles en productos extranjeros y el retorno de cadenas de suministro críticas a Estados Unidos.

Además, prometió revocar el estatus de Nación Más Favorecida de China (NMF), con lo que se eliminarán gradualmente importaciones de bienes esenciales desde este país. Esto implicaría aplicar aranceles y restricciones comerciales mucho más estrictas a sus productos, limitando el acceso de bienes chinos al mercado estadounidense y, en general, encareciendo sus importaciones con dos objetivos: i) reducir la dependencia de EE.UU. de los productos chinos al encarecerlos, incentivar la producción y compra de bienes fabricados en Estados Unidos; y ii) presionar a China para modificar ciertas prácticas comerciales que EE.UU. considera desleales, como los subsidios a sus empresas o el control estatal de la economía. Consideraciones que afectarán también el modelo de comercio internacional de México, sin duda.

No obstante, esto afectará también al e-commerce, pues los costos de importación de productos aumentarán para los comerciantes y consumidores estadounidenses, impactando el precio final de los bienes importados. Así, los productos de plataformas como Temu, Shein, TikTok Shop o AliExpress, que han crecido en el mercado estadounidense, enfrentarían aranceles significativamente más altos, lo que afectaría sus estructuras de costos. Actualmente, plataformas como Shein y Temu aprovechan la exención de impuestos de bajo valor («de minimis») para envíos menores a 800 dólares, lo que facilita su entrada sin aranceles ni impuestos adicionales.

Si Estados Unidos avanza en eliminar el estatus NMF, es probable que se amplíen las restricciones en estos envíos de bajo valor, impactando aún más a estas empresas de e-commerce. Además, esta acción podría causar una reacción similar por parte de China, afectando a empresas estadounidenses con intereses en el mercado chino por medio de restricciones a productos tecnológicos o medidas que compliquen las operaciones de marcas americanas en ese país.

Por otro lado, el programa America First se opone firmemente a la creación de una moneda digital centralizada (Central Bank Digital Currency) y, por el contrario, promueve el uso y minado de criptomonedas como Bitcoin. Esta postura incluye el derecho a auto-custodiar activos digitales y realizar transacciones sin vigilancia gubernamental. En este ámbito, el gran beneficiado sería el comercio en criptomonedas, por supuesto, y el e-commerce que usa pagos en criptomonedas, y permite a los usuarios una mayor autonomía financiera y privacidad en transacciones digitales, lo cual es atractivo para el mercado digital.

En cuanto al marketing digital, esta política podría abrir puertas a más soluciones de pago en criptomonedas dentro de los comercios en línea, y crear nuevas estrategias de mercado para atraer a usuarios interesados en la privacidad financiera.

El plan de Trump también está enfocado en revocar regulaciones que, según él, limitan el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) al considerar que la regulación promovida por Biden impone una ideología que limita las libertades, entre ellas la libertad de expresión. El programa de America First plantea una política de IA que podría acelerar la innovación tecnológica, beneficiando a las empresas del sector. El temor sobre esta política se concentra en aplicaciones peligrosas para la sociedad en el camino de la búsqueda de la IA general, un campo en el que Elon Musk tendrá total influencia, y hay que decirlo, posibles conflictos de interés.

Trump también enfatiza su interés en ampliar la protección de infraestructuras críticas contra ciberataques. Para él es prioritario aumentar los estándares de seguridad y defender redes y sistemas críticos de actores maliciosos que tienen un impacto directo en la ciberseguridad. Las nuevas medidas podrían significar más requisitos para plataformas digitales y mayor responsabilidad para los proveedores de servicios de ciberseguridad que podrían crear serias tensiones en el sector tecnológico.

Al margen de su conocida alianza con Elon Musk, Trump ha tenido relaciones complicadas con algunas de las principales empresas y líderes del sector digital. Así, la relación de Donald Trump con Jeff Bezos (Amazon), Larry Page (Google) y Mark Zuckerberg (Meta) ha estado marcada por diferencias sobre temas empresariales, fiscales y de libertad de expresión.

Las tensiones entre Trump y algunas de las mayores empresas de tecnología no son novedad. Durante su primer mandato, la relación con figuras como Jeff Bezos y plataformas como Google y Facebook fue conflictiva Trump acusó a Google de censura y sesgo político, afirmando que manipula los algoritmos para desfavorecer a los conservadores. Igualmente, Trump y otros de sus seguidores han acusado a Zuckerberg de influir en las elecciones a través de donaciones realizadas a departamentos electorales locales durante la pandemia, conocidas popularmente como «Zuckerbucks», lo que Trump considera una intromisión en los procesos electorales a favor de los demócratas. La posibilidad de que Trump retome iniciativas antimonopolio y medidas para regular a estas plataformas genera incertidumbre en Silicon Valley y plantea preguntas sobre el futuro de la libertad de expresión y la competencia en el sector tecnológico.

Este nuevo mandato de Trump enfrenta múltiples desafíos tanto a nivel nacional como internacional. La propuesta de retirarse de los conflictos en Ucrania y Medio Oriente implica un replanteamiento de la política exterior estadounidense que, a la vez que alivia el desgaste económico de mantener estas intervenciones, también envía una señal de repliegue que podría afectar la percepción global de Estados Unidos como líder mundial del orden geopolítico.

A nivel interno, el reto será equilibrar sus promesas de una mejora económica sostenida con las políticas de deportación y aranceles elevados que podrían impactar a sectores clave de la economía y desencadenar un proceso inflacionario. Cabe recordar que el alto nivel de inflación y el elevado costo de los alimentos fueron precisamente factores decisivos para que amplios sectores de la sociedad optaran por Trump, después de todo y como lo mencionó Bill Clinton, siempre ha sido la economía. Su estrategia para el comercio con China tendrá un impacto en los precios y la disponibilidad de bienes para el consumidor estadounidense, y su visión proteccionista podría repercutir en la economía global al alterar las relaciones comerciales establecidas.

En suma, el retorno de Donald Trump a la presidencia promete un período de grandes cambios y polarización. Con el apoyo del Senado y la alianza estratégica con Elon Musk, el camino está allanado para implementar una agenda ambiciosa, aunque con consecuencias impredecibles en el campo de la inteligencia artificial. El giro proteccionista y el enfoque en la producción nacional redefinirán las relaciones comerciales de Estados Unidos, mientras que sus políticas migratorias y la alianza con el poder económico y tecnológico podrían alterar el equilibrio de poder y el modelo democrático en el país, una prueba de resiliencia para Estados Unidos, para México y para un mundo que, cada vez más, se organiza en bloques y regiones, en un contexto global cada vez más multipolar.

*La autora es Directora de Inteligencia Más y maestra en Gobierno y Políticas Públicas en la Universidad Panamericana.

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