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Innovar para nutrir con ciencia

Opinión
Desde el 2020, México atraviesa una transformación profunda en su relación con los alimentos. La implementación de los sellos de advertencia marcó un punto de inflexión en la manera en que los consumidores eligen y las empresas formulan. Lo que en su momento se percibió como una obligación regulatoria, hoy se entiende como una oportunidad para innovar, educar y fomentar hábitos más saludables.
Chile fue pionero en la implementación de este tipo de políticas y, para 2017, ya era requerido que el 40% de los productos debía portar al menos un sello de advertencia. Logrando que en pocos años, la población joven usara esa información como guía de compra.
México siguió este ejemplo y los resultados confirman que el cambio va en la dirección correcta. A cinco años de su implementación, el etiquetado ha logrado modificar hábitos de consumo desde la información. De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), el 78% de los adultos sin enfermedades crónicas ya considera el etiquetado al momento de comprar, y el 80% de los padres y el 40% de los adolescentes han ajustado sus decisiones de consumo. Estos datos reflejan una nueva conciencia alimentaria entre los mexicanos, donde la nutrición ha dejado de ser un tema de placer o conveniencia para convertirse en una decisión de salud y prevención, donde cada decisión cuenta.
Hoy sabemos que alimentarse bien es una de las formas más efectivas de invertir en la salud. El concepto de envejecimiento saludable ya no se limita a vivir más años, sino a vivirlos con vitalidad, independencia y plenitud. Y eso comienza con hábitos alimenticios conscientes que acompañen al cuerpo a lo largo de todas las etapas de la vida.
En este nuevo contexto, las empresas tiene un papel crucial asumiendo la innovación para ir más allá de la reformulación, para ofrecer alimentos que tengan un mayor equilibrio entre el sabor y la nutrición, sustentado en evidencia científica y contribuyan al bienestar de las personas mediante una alimentación más consciente y accesible, sin sacrificar la experiencia de consumo.
Esta nueva visión se traduce en una misión clara para nosotros, crear alimentos nutritivos y sostenibles, en colaboración con investigadores y expertos en salud, donde la verdadera innovación se ve relajada en el impacto positivo que tiene en la vida de las personas.
Si algo ha quedado claro en estos años, es que alimentarnos mejor no es una tendencia, es una necesidad. Los sellos vinieron a recordarnos que cada elección cuenta, y que una industria responsable puede ser también el punto de partida de una sociedad más saludable, informada y sostenible.
En el marco del Día Mundial de la Ciencia (10 de noviembre), es importante reconocer que la investigación, la innovación y la evidencia científica son pilares fundamentales para avanzar hacia una nutrición más consciente y un futuro en el que la salud y el conocimiento trabajen juntos por el bienestar de las personas.