Buscar
Opinión

Lectura 4:00 min

El dinamismo bursátil que no se puede ignorar

main image

Irasema Andrés Dagnini | Sextante financiero

Irasema Andrés Dagnini

La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) ha demostrado este año que sigue viva y con capacidad de reinventarse. Tres Ofertas Públicas Iniciales (OPIs) en sectores estratégicos —infraestructura, tecnología y consumo— representan más que una cifra: son una señal de confianza en la recuperación económica y en la capacidad de las empresas mexicanas para atraer capital fresco.

Aeroméxico regresó a la Bolsa y recaudó miles de millones de pesos; Esentia Energy obtuvo una cifra relevante mediante una oferta mixta; Nutrisa llegó a través de una escisión; los Diablos Rojos del México se listaron sin recaudación; mientras que FibraNext y Fiemex también dieron noticias del sector. La expectativa es que en 2026 se anuncien nuevos listados.

Aunque el número de OPIs es modesto frente a otros mercados, refleja un avance significativo y confirma que las compañías nacionales pueden acceder a nuevas fuentes de financiamiento. En este contexto, la Contraparte Central de Valores ha desempeñado un papel clave al mitigar riesgos y garantizar la liquidación eficiente de operaciones, fortaleciendo la confianza en un entorno internacional marcado por la volatilidad.

No menos relevante ha sido la colocación del Bono Verde de la Ciudad de México, por 3,000 millones de pesos, el más grande en la historia del gobierno capitalino. Con calificación triple A, financiará nuevas líneas del Cablebús y marca un hito en la consolidación de los mercados sostenibles. No se trata únicamente de dinero: es política pública alineada con las tendencias globales de inversión responsable.

El MexDer, por su parte, ha recuperado protagonismo. En un mundo caracterizado por la incertidumbre, este año se observó un repunte en operaciones de coberturas cambiarias y de tasas de interés, confirmando su relevancia como herramienta de gestión de riesgo. El mensaje es claro: México cuenta con infraestructura financiera capaz de responder a los desafíos globales.

El talón de Aquiles

Mientras el mercado bursátil avanza, la educación financiera sigue siendo el gran pendiente. La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF 2024) revela que 76.5% de los mexicanos ya posee al menos un producto financiero formal. Es un avance, sí, pero insuficiente.

Los jóvenes se acercan a las aplicaciones de ahorro, las mujeres acceden a microcréditos y seguros, y los trabajadores informales comienzan a utilizar cuentas básicas. Sin embargo, el acceso no garantiza comprensión. Aunque más mexicanos abren cuentas de inversión, muchos aún desconocen plenamente los riesgos y beneficios de los instrumentos. Persisten vacíos en temas fundamentales: cómo funcionan las tasas de interés, por qué es relevante la tendencia de un activo y no solo el alza del momento.

Tener productos financieros sin educación es como manejar un automóvil sin saber frenar.

En los últimos cinco años, el número de cuentas de inversión pasó de menos de 3 millones a más de 15 millones, un crecimiento cercano al 500%. Este salto convierte a los fondos en uno de los segmentos más dinámicos del sistema financiero mexicano.

Entre los protagonistas destacan Franklin Templeton Investments, con fuerte penetración en México y Centroamérica; BBVA Asset Management y Citibanamex Asset Management, con una amplia base de clientes minoristas y capacidad de distribución a través de sus redes bancarias; y Santander México, que ha impulsado cuentas ligadas a fondos y portafolios diversificados.

No obstante, el crecimiento está concentrado en pocos jugadores, lo que puede limitar la competencia y la diversidad de productos. El reto es pasar del ahorro pasivo a portafolios diversificados y bien asesorados, evitando que los inversionistas permanezcan en opciones básicas.

Dos caras de la misma moneda

El mercado bursátil mexicano está mostrando músculo, pero ese músculo será limitado si la ciudadanía no sabe cómo aprovecharlo. La inclusión financiera no puede reducirse a abrir cuentas o contratar seguros; debe convertirse en una política pública transversal que enseñe a usar los instrumentos con responsabilidad.

Un mercado sólido sin ciudadanos preparados concentra beneficios en unos pocos. Ciudadanos preparados sin un mercado sólido generan frustración. México necesita ambos para crecer con equidad.

El reto hacia adelante es doble: mantener la confianza en las instituciones financieras y garantizar que los beneficios del mercado lleguen a más mexicanos. Solo así el dinamismo bursátil dejará de ser una estadística y se transformará en bienestar tangible.

Irasema Andrés Dagnini

Economista y analista de economía y finanzas. Consultor de personas físicas y morales. Docente nivel superior, conferencista. Miembro del Consejo Asesor de UVM-Coyoacán. Editor de Vínculo Económico, canal digital. Comentarista en radio y televisión y colaborador en revistas especializadas del sector financiero.

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí
tracking reference image

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete