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Sistemas agroforestales tecnificados
El rendimiento nacional de maíz bajo sistemas de riego en el 2011 fue 6.1 toneladas por hectárea. Sin embargo, 10 de los 25 estados que produjeron maíz con sistemas de riego presentaron rendimientos inferiores a 3.2 toneladas por hectárea en el ciclo otoño-invierno.
La baja productividad se asocia, entre otros factores, a problemas de escala en las unidades productivas.
En pequeñas unidades de producción con riego, es viable implementar esquemas de alta tecnificación y diversificación de la producción para generar mayores rendimientos económicos. En particular, los sistemas agroforestales tecnificados son una opción que se caracteriza por la presencia de tres cultivos simultáneos: gramíneas, como maíz o trigo; oleaginosas, como frijol o haba, y árboles frutales.
Esta técnica permite mejorar la capacidad productiva del suelo. Las oleaginosas producen micorrizas que mejoran la presencia y fijación de nitrógeno en las raíces. Y las gramíneas son fácilmente adaptables.
Por su parte, los frutales reducen la erosión hídrica y, al dirigir el crecimiento de sus raíces, pueden formar piscinas con un sustrato que evitan la pérdida de agua, así como la captura de nutrientes que son aprovechados por los otros cultivos.
La combinación exitosa de los tres cultivos depende del potencial productivo de la zona en la que se implementen, aunque siempre es recomendable la presencia de oleaginosas para la generación de nitrógeno. Por su parte, los árboles frutales pueden ser sustituidos por berries.
La mezcla de productos requiere de un acompañamiento de asistencia técnica especializada, principalmente, para la implantación de frutales. El correcto manejo de los árboles en sus primeros años de vida es crucial para que alcancen rendimientos competitivos. La mayoría de los frutales tarda alrededor de cinco años en producir un volumen comercializable. Sin embargo, su vida útil es de al menos 30 años.
En la perspectiva de sostenibilidad, al igual que la labranza de conservación, la combinación de cultivos permite mejorar la presencia de materia orgánica en el suelo y establecer barreras naturales con los árboles para reducir la erosión hídrica. Por la parte económica, se genera mayor valor por hectárea y se reduce la estacionalidad de los ingresos, con al menos tres productos con diferente valor comercial y época de cosecha.
La inversión más importante se encuentra en la adquisición de los frutales, su periodo de maduración, acondicionamiento de los sistemas de riego y asistencia técnica continua. En este sentido, es conveniente utilizar un adecuado esquema de crédito y asesoría integral que garantice el éxito del esquema de tecnificación, la producción y la capitalización del productor gracias a una producción diversificada e ingresos a lo largo de todo el año.
*Luis Daniel Núñez Guzmán es especialista de la Subdirección de Diseño de Programas en FIRA. La opinión es responsabilidad del autor y no necesariamente coincide con el punto de vista oficial de FIRA.?
dnunez@fira.gob.mx