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Modelos de gasto
Hay tres rubros de gasto que ocupan una parte importante del ingreso de las personas, aunque al parecer son las últimas en darse cuenta de este detalle.
Recién informó la autoridad hacendaria que la recaudación de impuestos especiales aumentó significativamente, casi 50%, aunque menciona que es menor a lo esperado. Lo que esto significa es que los gravámenes a la denominada comida chatarra y a las bebidas endulzadas han surtido efecto, principalmente sobre el bolsillo de los consumidores, quienes no obstante la baja en los salarios reales siguen soportando las desventajas derivadas del nuevo modelo de vida, principalmente en las ciudades.
Aquí en la capital el primer rubro en el que la gente tiene que desembolsar una cifra no poco significativa es en transporte público, el cual con motivo de la remodelación de unidades subió de precio; aunque a esto prácticamente no se le dio mucha publicidad, como se le dio al aumento en la tarifa del Metro. Aquí los trabajadores deben salir muy temprano de casa, transbordar varias veces y caminar un trecho para llegar a tiempo, o dentro del rango de tolerancia, a sus trabajos.
Muchas son las familias que salen al mismo tiempo con los hijos para pasar a dejarlos a sus escuelas y proseguir a sus respectivos trabajos. Y aquí viene la segunda parte dramática: el gasto que se hace en alimentos y bebidas fuera de casa.
En las dos últimas décadas este rubro de gasto ha aumentado significativamente, como lo constatan tanto las cifras de las encuestas de ingreso-gasto del Inegi y el número creciente de puestos callejeros y de loncherías baratas que expenden todo tipo de alimentos. Aparte de ser una fuente de gasto para las familias, muchos productos de los que ahí se expenden son causantes de al menos parte de la obesidad de la población, al menos de la de escasos recursos. Aunque aquí, al parecer, nadie quiere ni puede hacer nada, pero que sería bueno que alguien tomara el asunto en sus manos, antes de que llegue a un punto crítico.
El tercer rubro fatídico de gasto, que es más popular que el futbol, y que desangra los bolsillos en forma silenciosa, aunque consistente, es el gasto en telefonía móvil. Según encuestas, hay más de 100 millones de líneas móviles activas, con poco menos de 30% de ellas de pospago, o sea con contrato, y el resto son de prepago, que es el servicio más caro. Junto con esto viene el gasto que se hace, ahora cada vez con mayor frecuencia, en equipos inteligentes, ya que la gente ha aprendido que es la forma de mantenerse conectado a Internet y muchos bajan las denominadas aplicaciones, música, juegos y unos cuantos libros y revistas.
Este rubro ha subido en forma muy importante en los últimos años, y es muy común ver hasta a los niños de primaria con su teléfono móvil, como si fuera un producto de primera necesidad. Si uno aborda el Metro o el metrobús puede ver que al menos siete de cada 10 pasajeros trae su móvil y lleva conectados los audífonos. Y ni qué decir de los grupos, sobre todo de jóvenes, pero se ve hasta en familias, que llegan a un restaurante y antes de ordenar, o pedir la carta, ya están con el aparatito revisando sus chats, correos u otro tipo de conversaciones en línea. Son tres rubros de gasto que ocupan una parte importante del ingreso de las personas, aunque al parecer ellas son las últimas en darse cuenta de este detalle.