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Es mejor tener coberturas y perderlas, que necesitarlas y no tenerlas
El campo mexicano, el que realmente produce, ha sido segregado desde el arranque de la presente administración, y en el olvido, por casualidad se dio una crecida en el precio de las materias primas, mismas que le permitieron al sector subsistir y defenderse.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches. La presente columna expresa mi opinión, y no representa la posición de la empresa para la que trabajo.
Se dice que, con el periódico del día siguiente, cualquiera es un buen operador, se dice también que con dinero ajeno cualquiera es buen consejero. A final del día, Lo barato termina saliendo caro, la administración de riesgos es indirectamente proporcional a la toma de instalaciones, y siempre es mejor tener coberturas y perderlas, que necesitarlas y no tenerlas.
Los precios agrícolas en el mundo han caído dramáticamente, no sabemos si subieron más de lo que debían, o están bajando más de lo que deben. El tema es que, con los vientos en contra, es difícil armar un escenario alcista que no involucre un ciclo productivo deteriorado por clima astringente en los meses a venir.
Con lo cual, si los estadounidenses logran hilar un cultivo dentro de los parámetros de lo normal, tendremos a la vista una consecución productiva que terminaría creciendo más allá de las necesidades de consumo.
El juego no es lineal y hemos destacado abiertamente lo escaso que es un análisis de existencias si se compara con el de inventarios disponibles, especialmente en el área agrícola donde puedes tener inventarios en las hojas de cálculo, pero no en las realidades del surtimiento cotidiano.
Si miramos a los estadounidenses, sin prisa esperan mejores precios para comercializar, y lo hacen gracias a que tienen una red de seguridad muy robusta y esta red de seguridad además se ejecuta religiosamente. El productor desea precios mejores siempre, pero no los necesita para garantizar que regresara al año siguiente a sus actividades productivas.
Tenemos de hecho un caso en evolución. La producción de trigo duro invernal en Estados Unidos es una tragedia, la cantidad de área abandonada sin duda será casi récord, la producción caerá fuertemente y la tierra no cosechada se quedará sin habilitar cultivos tardíos pues el perfil de humedad simplemente no da.
Para muchos productores de las planicies, este será el peor año de sus vidas, y aun con pérdida total, estos productores no se quedarán en las líneas del olvido. El campo estadounidense es estratégico por muchas razones, y el aparato gubernamental se asegura de que el sector este siempre bien protegido.
Recientemente el sr Kerry, quien de momento encabeza la agenda verde norteamericana, sugirió que la producción agrícola debe ser limitada pues es altamente contaminante, esto en Europa suena fuerte, pero en Estados Unidos no tiene un ápice de posibilidades de terminar en acciones absurdas como las que se implementan en Europa.
Los estadounidenses tienen claro el impacto en economías regionales, y respetan el trabajo del campo que solo sabe sumar riqueza.
En Mexico estamos en medio de una profunda crisis en el campo, la autoridad ha decidido gastar mucho e invertir poco, lógicamente gasta donde más inventario electoral hay, y así en el campo pulverizado y de autoconsumo canaliza recursos que no le cambian la vida al productor pequeño, pero le hacen dependiente del ingreso que hipoteca su intención de voto.
Mientras tanto, el campo que más produce más se abandona cuando en lo visible se solicita un esfuerza amplio para lograr soberanía alimentaria. El campo productivo no pide dadivas, solo solicita homologación de condiciones competitivas, en especial con los orígenes competitivos que reciben una secuencia de beneficios que les permite una escala mayor y mejor.
El campo mexicano, el que realmente produce, ha sido segregado desde el arranque de la presente administración, y en el olvido, por casualidad se dio una crecida en el precio de las materias primas, mismas que le permitieron al sector subsistir y defenderse; sin embargo, la ciclicidad característica se expresa en tiempos y las vacas flacas han llegado dejándonos en México con más inventarios de los que somos capaces de acarrear rentablemente.
Los precios de reemplazo han caído, y la cadena agroindustrial simplemente no tiene márgenes para absorber costos más altos. El hacerlo impactaría en crecidas de precios al consumidor que no es lo más deseable.
El olvido al campo productivo tendrá un costo mayor al país de lo que una política inteligente al sector hubiese representado en su momento. Hoy tenemos un problema y un dilema, el problema es que la solución de corto plazo será muy cara, pero la falta de acción para el futuro será prohibitiva.
Es tiempo de hacer que el campo mexicano tenga certeza. Y dejemos claro que no necesita asistencialismo, solo requiere planeación estratégica de largo plazo y políticas homologadoras de condiciones productivas.
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