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Opinión

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Como México no hay dos

No me pregunten por qué, pero hoy estoy optimista. Quizás por el fin de semana largo que con motivo de la conmemoración del natalicio de don Benito Juárez –que se celebrará el próximo domingo- las autoridades federales, que cuando eran oposición hablaban pestes del Benemérito, pero que en aras de la reconciliación nacional oficialmente ya lo perdonaron, decidieron darnos un día feriado con seis días de anticipación –éstos son adelantos, no fregaderas-. O tal vez, mi optimismo se deba a que la semana pasada nos enteramos que nuestro compatriota, el ingeniero Carlos Slim, recuperó el primer lugar mundial entre los ricos, según la tabla de posiciones de la revista Forbes –en un país con 50 millones de pobres, esto es una hazaña digna de celebrarse, ¡ánimo mi Charlie!-. Sea por una cosa o por otra, reitero que hoy, así como los cárteles del narcotráfico invaden la ciudad de Reynosa, a mí me invade el optimismo y sin pagar derecho de piso.

Políticos de lujo

Ya con el ánimo nacionalista enardecido, no sabe uno ni por dónde empezar para hacer un inventario de los asuntos mexicanos dignos de presumirse ante el resto del mundo.

El primero de éstos que me viene a la cabeza, tal vez porque en estos días han dado muestras de su singular manera de ser, sea el de las características de nuestros políticos que son de lujo. Nada más hay que ver las casas en las que viven, los autos en los que se transportan, los trajes con los que se visten para comprobar su esplendor. Y algo muy importante:

nosotros los mantenemos. Les pagamos mejores salarios de los que ganan sus homólogos en los países del primer mundo. Éste es un mérito del pueblo mexicano que tal vez por modestia hemos callado ante el resto del planeta, pero del que hoy debemos vanagloriarnos con satisfacción y euforia. ¡Nadie como ellos!

Claro que nada de lo que les damos, incluida la impunidad de la que gozan, es de gratis. Si les pagamos bien y les permitimos todas sus contradicciones, y una que otra inocente travesura, es por lo mucho que nos dan. Simplemente sus trayectorias, hijas de la cultura del esfuerzo, les han permitido a la mayoría de ellos acumular en pocos años de extenuante servicio fortunas millonarias, son ejemplos dignos de seguir hasta sus últimas consecuencias.

Otra particularidad que poseen, que ellos por recato ocultan, digna de tomarse en cuenta y pregonar a los cuatro vientos, es su constante preocupación por el futuro. Apenas estamos en los albores del año 2010 y ellos ya están pensando en quién gobernará al país en el 2012. Esta manera de anticiparse a los posibles sucesos cívicos no obedece a sus intereses particulares ni partidistas, nada más lejos de sus intenciones. La medida precautoria tiene su origen en la angustia y la inquietud que sienten por dejar a la sociedad en las mejores manos, al fin de cuentas ellos, una vez cumplidos sus patrióticos deberes, se retirarán dejando el campo del servicio público libre a quien la ciudadanía, de manera libre y democrática, elija para conducir al país, de manera sabia y segura, por los caminos del progreso, rumbo a la justicia y equidad de las que ellos, al igual que sus predecesores y los predecesores de sus predecesores, fueron, han sido y son precursores.

En el catálogo de cualidades, todas dignas de encomio, que tienen en su haber nuestros políticos, honra y prez de la patria, hay que destacar su alto concepto de la amistad. Apenas se hacen cargo de sus deberes al servicio de la población y enseguida piensan en sus amigos y compadres, todos ellos, por el simple hecho de serlo, con altas calificaciones de moralidad y versátiles conocimientos de la materia que se trate, para invitarlos a colaborar en la dependencia que les fue encomendada. ¿Y qué decir del amor por su familia? Nunca falta la oportuna recomendación y, en ocasiones, la filtración -como quien no quiere la cosa- de información privilegiada, para que un primo, un tío o un hijo haga un negocio. Total, si alguien lo va a terminar haciendo, mejor que lo haga aquel que lleva su sangre. Esto que en otras partes del mundo puede calificarse de inmoral, aquí, en nuestro país se llama amor filial.

Sana, sana colita de Nava

Para apoyar mis argumentaciones anteriores pondré un ejemplo reciente del por qué digo que nuestros políticos son inigualables y motivo de presunción a nivel mundial.

Recordarán ustedes lo que sucedió en la Cámara de Diputados el miércoles y el jueves pasado, donde a raíz del ya comentado y conocido pacto secreto firmado en lo oscurito –cosa ésta ya es suyo difícil porque en la oscuridad no se ve ni lo que se firma ni en dónde se firma, pero bueno, además de las cualidades que ya enumeré agreguemos que también nuestros paradigmáticos hombres del quehacer político están dotados de súper vista- se suscitó una sensacional batalla campal, inusitada e inédita en nuestra vida parlamentaria, tan caballerosa siempre, donde los debates son de altura y las manifestaciones de desacuerdo tolerantes y respetuosas. Pero esta vez, los demonios andaban sueltos, y el nivel de insultos y diatribas entre las fracciones del PRI y el PAN llegó a niveles nunca antes vistos. Beatriz Paredes y César Nava se acusaron mutuamente de mentirosos, de este legislador hubo quien insinúo -calumniosamente, por supuesto- que fraguó un millonario desfalco en Petróleos Mexicanos, según documenta la periodista Ana Lilia Pérez en su libro Camisas azules, manos negras. A lo que el señor Nava, presidente de Acción Nacional, por méritos propios respondió que estaba dispuesto a someterse a la prueba del polígrafo para comprobar que no es un mentiroso y retó a Enrique Peña Nieto, el pulcro y bien parecido Gobernador del Estado de México a debatir. La señora Paredes también se puso a disposición del aparato que señala a quien miente, porque tiene, dijo, la conciencia tranquila, cosa que nadie duda en el país. El aludido Peña Nieto, joven y brillante puntero entre los precandidatos a la Presidencia de la República, rechazó el debate con Nava pero no así la prueba del polígrafo para saber lo obvio: que es incapaz de mentir.

Tras los dimes y diretes, el viernes nuestros abnegados y admirados políticos, amanecieron tranquilos. Reconocieron que el debate fue un error, producto de la pasión con la que cumplen su tarea. Le dieron vuelta a la página y se disponen a cicatrizar esta herida que pronto sanará. Yo les creo. A esto lo llamo yo civilidad , altura de miras y una prueba más, irrefutable, de la clase de políticos de gran nivel que tenemos los mexicanos. Por ellos orgullosos gritamos: ¡Como México no hay dos!

El polígrafo en casa

Interrumpo la escritura porque llega mi mujer con un polígrafo que me instala. Al parecer pretende saber con exactitud cuánto gano y qué hago cuando le digo que voy a una junta con el Director del periódico.

Con el instrumento puesto leo lo escrito en voz alta, el aparato se desquicia.

No puedo seguir escribiendo porque todo lo dicho es mentira. Se me ocurre poner punto final con una frase: Como México no hay dos gracias a Dios .

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