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Telepizza, el precedente para las salidas a Bolsa

La caída de sus acciones tras su estreno bursátil ha creado fuerte malestar en los fondos de inversión.

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El mercado español de salidas a Bolsa parece quemado para los próximos seis o 12 meses. Sólo empresas con poca deuda, bajo riesgo comercial y alto compromiso de dividendo, podrán colocarse , afirma el gestor de un hedge fund atrapado en Telepizza.

Según esa versión, entre los pocos candidatos que podrían paliar esa amenaza de sequía de debutantes en el mercado español figura Telxius, filial de infraestructuras de Telefónica, ya que algunos creen que puede repetir la buena trayectoria de recientes colocaciones, como Aena y Logista, si sale a un precio adecuado.

Por el contrario, los grandes inversionistas bursátiles descartan una próxima colocación en España de otra empresa por parte de firmas de capital de riesgo (habitualmente son compañías altamente endeudadas), tras las malas experiencias de Telepizza, Parques Reunidos y Applus.

Polémica

Estas operaciones han llevado a España la vieja polémica sobre la supuesta carestía de las ofertas públicas de venta (OPV) promovidas por los fondos de capital riesgo, que son firmas que utilizan el dinero de sus clientes para comprar empresas e intentar revenderlas unos años después con las máximas plusvalías.

Según un estudio de la Macquarie University de Australia, los inversionistas bursátiles sospechan de las colocaciones del capital riesgo y parece que existe fundamento en su impresión de que las empresas son preparadas de manera intensa para que salgan guapas en la colocación .

La réplica de un directivo del sector es que el capital riesgo hace su trabajo, que es vender lo más caro que puede. El problema es de los inversores institucionales, que quizá no hacen sus deberes y aceptan precios altos .

La realidad es que los inversionistas siguen acudiendo a las colocaciones de ese tipo de compañías. Según la patronal europea del capital riesgo, el sector sacó 50 empresas a las bolsas del continente en el 2015, obteniendo 23% del dinero total logrado por venta de participadas el año pasado.

El problema en las OPV identificado por los reguladores en Reino Unido y que crea distorsiones en los precios, más que la identidad del vendedor, es el procedimiento que suele ser utilizado en los saltos al parqué.

Los bancos que coordinan las OPV tienen el poder para asignar acciones a los inversionistas institucionales que prefieren, entre aquellos que han pedido títulos durante el proceso.

La idea de este modelo es que las colocadoras puedan combinar en el reparto del accionariado de la empresa a fondos a largo plazo, que garantizan la estabilidad de precios del valor cuando empieza a cotizar, con hedge funds que operan más a corto plazo y dan cierta liquidez en el mercado.

Esto da un poder excesivo a los bancos y crea distorsiones en la demanda, se quejan algunos inversores en este tipo de operaciones. Habitualmente, los fondos piden más acciones de las que quieren en realidad, para asegurarse de que los colocadores les asignan una parte de la OPV.

En el caso de Telepizza, según partícipes en la salida a Bolsa, los bancos (Rothschild como asesor estratégico con UBS y Merrill Lynch como principales coordinadores) decidieron dar un gran número de acciones a determinados fondos de largo plazo, que normalmente reflejan de cerca la composición de los índices bursátiles y tienen cientos de valores en sus carteras.

Tras la asignación, muchos de estos inversionistas se vieron con más acciones de Telepizza de las deseadas realmente y se lanzaron a vender los títulos. A su vez, al caer con fuerza en su debut bursátil, otros fondos se vieron obligados a vender al activarse sus límites de riesgo. Eso explica que la acción bajara 19% en su estreno.

Otro problema de este modelo, indicado en un informe publicado en abril por la Autoridad de Conducta Financiera británica (FCA), es el riesgo de crear conflictos de interés, ya que los bancos colocadores pueden preferir vender acciones a determinados fondos con los que tienen otros negocios o relaciones comerciales.

Una de las posibles soluciones es realizar las ofertas públicas de venta mediante subastas, repartiendo las acciones a las instituciones que más ofrecen hasta cubrir la demanda.

La contrapartida es que este mecanismo podría dejar el accionariado en pocas manos, limitando la liquidez y recorrido del valor.

En el caso de las colocaciones del capital riesgo, algunos analistas creen que la confianza puede recuperarse si los vendedores mantienen una participación más alta de lo habitual tras la oferta pública de venta y alargan el plazo en el que no pueden soltar más acciones una vez en Bolsa, fijado ahora habitualmente en seis meses.

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