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Factores de riesgo
Este año empezó con una expectativa de consolidación de la recuperación económica iniciada a finales del 2009.
Este año empezó con una expectativa de consolidación de la recuperación económica iniciada a finales del 2009.
Particularmente, hacia finales del 2010 se empezaron a observar signos alentadores de crecimiento en economías avanzadas, resultado de los estímulos fiscales y monetarios instrumentados en los últimos meses del año pasado,
Si bien el empleo sigue mostrando una resistencia importante, el gasto privado ha mostrado un fortalecimiento constante que ha derivado en la revisión a la alza de las estimaciones de crecimiento.
Por su parte, las economías emergentes continúan expandiéndose a tasas elevadas y serán nuevamente el motor del crecimiento mundial.
A pesar de este escenario subsisten factores de riesgo:
Precios de materias primas. Desde el año pasado, registraron una tendencia de alza, destacando el fuerte incremento de los alimentos, seguidos por el petróleo y los metales industriales. Desafortunadamente, los disturbios sociales en el norte de África y Medio Oriente han disparado el precio del crudo. La persistencia de estos precios constituye una amenaza para la recuperación económica del mundo.
Inflación. El incremento en los precios de los productos primarios ha tenido un impacto de relativa importancia en los países emergentes, en donde la mayor actividad económica ha dado margen a la transferencia de los mayores precios en los insumos a los consumidores finales. En las economías avanzadas, se observó un mayor repunte de la inflación a partir del cuarto trimestre del 2010, aunque la medición subyacente continúa en niveles bajos. El repunte de la inflación es un riesgo que hoy se ve más inminente.
Tasas de interés. Las mayores presiones inflacionarias han ocasionado que la mayor parte de los países emergentes hayan empezado a abandonar su política de estímulos monetarios. Sin embargo, el incremento de las tasas de interés ha ocasionado un mayor flujo de capitales hacia estas economías y en la apreciación de sus monedas. En este sentido, los bancos centrales, han enfrentado un dilema que no acaban de resolver: continuar aumentando las tasas de interés a fin de desincentivar la demanda agregada o bajarlas y matizar el ingreso de capitales.
La solución ha sido complementar el alza en las tasas con medidas como el aumento en el encaje legal y requerimientos crediticios más prudentes. A este fenómeno en las economías emergentes, habrá que sumarle el riesgo de que algunas economías avanzadas pudieran iniciar un ciclo de alza en las tasas.
Mercados financieros internacionales. Si efectivamente se presentara una política monetaria caracterizada por una mayor astringencia, se podrían presentar distorsiones y volatilidad en los mercados financieros. Por un lado, mayores tasas de interés podrían derivar en el revertimiento de los flujos financieros ahora en favor de las economías avanzadas, inyectando presión en el mercado cambiario de las economías emergentes. Por otro, el retiro de estímulos monetarios podría cuestionar la verdadera fortaleza del gasto privado y la recuperación económica global.
Finanzas públicas. La persistencia de profundos desequilibrios fiscales en muchos países del mundo, principalmente los europeos, ha resultado en el recorte de sus calificaciones soberanas y esto a su vez se ha traducido en una mayor percepción de riesgo. El problema fiscal no se soluciona rápidamente y sabemos por experiencia que la medicina es amarga: mayores impuestos y menor gasto, lo que se traducirá en un crecimiento bajo en estas economías y en tasas elevadas de desempleo.
México es una economía inserta plenamente en el mundo, por lo que no está exenta de resentir alguno de los impactos negativos que se han señalado. Si se desacelera la economía de EU, las exportaciones mexicanas tendrían una menor aportación al crecimiento. Un incremento en las tasas ante un escenario de presiones inflacionarias inhibiría la demanda doméstica.
*Manuel Guzmán M es economista en jefe de Ixe Grupo Financiero. Su opinión no representa necesariamente la posición de la institución.