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Del campus a CEO de su propia compañía, la historia de éxito de Gonzalo Acuña
Desde lavar autos hasta liderar una startup valuada en más de 160 millones de dólares, Gonzalo Acuña inspira a los jóvenes a creer en su potencial. Su historia con Propmatch demuestra que la curiosidad, la disciplina y el trabajo en equipo pueden transformar cualquier idea en empresa

Los estudiantes deben: investigar, preguntar, crear equipos y transformar sus ideas universitarias en proyectos reales y sostenibles.
A los nueve años, Gonzalo Acuña descubrió su primer modelo de negocio vendiendo cartas de WWE a sus compañeros de primaria. Dos décadas más tarde, ese mismo impulso lo llevó a convertirse en CEO y cofundador de Propmatch, una proptech mexicana que democratiza la inversión inmobiliaria mediante tecnología blockchain e inteligencia artificial.
Su historia no se construye sobre herencias o contactos, sino sobre preguntas. “Mi mayor fortaleza es la curiosidad”, confiesa en entrevista con El Economista.
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Esa curiosidad lo llevó a aprender desde cero cómo vender, desarrollar y financiar propiedades tanto en México como en Estados Unidos. Tras años de esfuerzo, hoy lidera una empresa que permite invertir en bienes raíces desde 200 pesos, con el propósito de que millones de personas puedan ser dueñas de su propio patrimonio.
Inicios
Gonzalo inició lavando autos y trabajando en una fábrica. Durante esa etapa entendió que la estabilidad laboral sin propósito no era suficiente. Decidió emprender, aunque eso implicara riesgo, esfuerzo y muchas negativas.
“En México nos enseñan a preguntar ‘¿por qué tú?’ en lugar de ‘¿cómo lo vas a hacer?’. Esa diferencia cambia todo”, asegura. Esa mentalidad, orientada a la acción, fue la que dio vida a Propmatch: una plataforma que fracciona propiedades reales en tokens de 10 dólares, permitiendo a cualquier persona invertir sin fronteras ni trámites complicados.
El proyecto surgió en su habitación, programando líneas de código y soñando con un modelo global. En 2024, la app se lanzó oficialmente, con aliados como Amazon, Stripe y Google. Su valuación actual supera los 162 millones de dólares, con más de 195 millones en propiedades en proceso de tokenización.
Pero más allá de los números, Gonzalo enfatiza que el propósito de la empresa es abrir puertas a quienes históricamente quedaron fuera del mercado inmobiliario. Para los universitarios, su mensaje es claro: la curiosidad y la persistencia valen más que los recursos iniciales.
“Yo no tenía dinero ni contactos; lo único que hice fue tocar todas las puertas posibles”, explica. De cada 100 “no” que recibió, cinco se convirtieron en oportunidades que lo llevaron al siguiente nivel. Su historia muestra que el fracaso no es un final, sino parte del entrenamiento.
¿De qué se trata?
Hoy, Propmatch combina educación financiera y tecnología. A través de un chatbot, los usuarios pueden aprender conceptos como rentabilidad o plusvalía con ejemplos simples, y recibir orientación sobre impuestos, créditos y reglas de inversión.
La meta de Acuña es que un millón de familias se conviertan en copropietarias en los próximos años.
Propmatch es considerada por sus fundadores como el primer “Nasdaq inmobiliario” del mundo, una plataforma donde cualquier persona puede comprar, vender o intercambiar fracciones de propiedades igual que se negocian acciones en la bolsa.
Dijo que cada inversión se representa con un token respaldado uno a uno por un inmueble real, lo que otorga transparencia, liquidez inmediata y acceso al mercado de los bienes raíces. Con este modelo, busca que cualquier persona se familiarice con la lógica bursátil, aprendan a invertir con responsabilidad y comprendan que construir patrimonio ya no es un privilegio, sino una posibilidad al alcance de su smartphone.
Además, Acuña apuesta por el talento local. Aunque ha recibido invitaciones para trasladar su compañía a Dubái o Estados Unidos, decidió mantener operaciones en México.
“Queremos demostrar que desde Guadalajara se puede construir tecnología global. El talento está aquí; solo falta creerlo”, afirma.
Su liderazgo también inspira a quienes inician en el mundo emprendedor. Comparte mentorías gratuitas con estudiantes y startups, convencido de que compartir conocimiento multiplica las oportunidades.
Para él, el éxito no es individual: “Una persona sola no cambia nada; cinco comprometidas sí”. En cada universidad, en cada hackathon, Gonzalo repite la idea que lo trajo hasta aquí: la curiosidad es el principio del cambio. Su historia demuestra que los jóvenes pueden ser empresarios, innovadores y líderes globales si dejan de esperar el momento perfecto y comienzan a actuar.



