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Geopolítica

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Egipto, al borde de la explosión

Tras el anuncio del presidente Hosni Mubarak, las manifestaciones cobraron mayor fuerza ante la decepción de lo que consideran es una "tomada de pelo".

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El Cairo.- El opositor egipcio y premio Nobel de la Paz, Mohamed ElBaradei, instó este jueves al ejército a "salvar" a Egipto, que está a punto de "explotar", tras anunciar Hosni Mubarak su permanencia en la presidencia.

"Egipto va a explotar. El ejército tiene que salvar al país ahora mismo", escribió ElBaradei en Twitter poco después de que Mubarak delegara poderes al vicepresidente Omar Suleimán, pero sin dejar la presidencia.

Entrevistado por la televisión norteamericana CNN, ElBaradei denunció "un engaño a gran escala" por parte del presidente egipcio. "La gente está estupefacta aquí. La gente está muy enfadada. Y mi mayor temor es que esto degenere en violencia", declaró desde El Cairo.

Acusó a Mubarak de poner en peligro el futuro del país "por la única razón de que quiere mantenerse en el poder". "Resulta humillante para un presidente carecer de poder, pero a pesar de todo quiere seguir siendo presidente. Es una situación asombrosa", observó.

El ex director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica y Premio Nobel de la Paz estimó que los egipcios no aceptarán "en ningún caso a Mubarak ni a su vicepresidente".

"Suleimán es solo una prolongación de Mubarak. Son gemelos. Ninguno de los dos es aceptable para el pueblo", insistió.

El opositor evocó asimismo una "fisura evidente" ejército y poder.

"Insto al Ejército a salvar el país, para impedir que parta a la deriva", dijo.

Con anterioridad, Baradei propugnó que Mubarak dejara paso a un consejo de tres personas y a un gobierno de unión nacional, en entrevistas a publicaciones de Estados Unidos y Austria.

En una entrevista publicada por la revista estadounidense Foreign Policy, ElBaradei estimó que una transición dirigida por el vicepresidente egipcio Omar Suleimán no traerá la democracia al país, a menos que "sigamos dándoles puntapiés en el trasero".

HIERVE DE INDIGNACIÓN PLAZA TAHRIR

El presidente egipcio, Hosni Mubarak, cedió poderes el jueves a su vicepresidente pero se negó a renunciar, provocando una explosión de indignación entre los cientos de miles de personas que desde hace más de dos semanas exigen su partida.

Vete, vete!", "Te vamos a enterrar bajo tierra", clamaba la multitud concentrada en la plaza Tahrir de El Cairo, epicentro de la ola de protestas que se desencadenó el 25 de enero y se ha cobrado unos 300 muertos.

El aire se impregnaba de decepción en la plaza y se empezaron a oír llamamientos para dirigirse al palacio presidencial y sacar a Mubarak por la fuerza.

Inmediatamente después, Suleimán, un ex militar que dirigió los servicios secretos hasta que Mubarak lo nombró vicepresidente el mes pasado, instó a los manifestantes a regresar a sus hogares.

"¿Dónde está el ejército? íDónde está el ejército egipcio?", coreaba una muchedumbre furiosa que poco antes había oído que las Fuerzas Armadas estaban tomando "las medidas necesarias para proteger a la nación y apoyar las legítimas demandas del pueblo".

TODOS ESPERABAN RENUNCIA

Las apuestas por la renuncia de Mubarak eran fuertes también en el extranjero, y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos consideraba poco antes del discurso que había una "fuerte probabilidad" de renuncia, según dijo el director de la entidad, Leon Panetta, en una audiencia ante el Congreso en Washington.

Después de oír a Mubarak, el presidente norteamericano barack Obama afirmó que "el gobierno egipcio debe mostrar un camino creíble, concreto e inequívoco hacia una democracia genuina" y recalcó que el gobierno egipcio no debe apelar a la "represión o brutalidad".

"El momento del cambio en Egipto es ahora", dijo la titular de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, que deploró que Mubarak "no haya abierto la vía para unas reformas más rápidas y profundas".

El presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, abogó por la formación de un nuevo gobierno que incluya a "todas las fuerzas democráticas" e instó al Ejército a seguir desempeñando "un papel constructivo".

En su discurso, Mubarak dijo que nuca aceptará "órdenes del extranjero".

SE ASOMA VIOLENCIA EN MAYOR ESCALA

La rebelión que puso al régimen al borde del abismo se inició el 25 de enero y cobró una nueva proporción en las últimas horas, con la entrada en huelga de decenas de miles de trabajadores en todo el país.

En los últimos días se señalaron también incidentes violentos en otras ciudades.

En Puerto Said (noreste), unos 3.000 habitantes de un suburbio que reclamaban viviendas decentes saquearon el jueves la sede central de la policía e incendiaron patrulleros y vehículos de los agentes, indicaron testigos a la AFP.

En El Jargo (sur), la policía dispersó el martes a balazos una manifestación, hiriendo a un centenar de personas, cinco de las cuales murieron el miércoles, según los servicios médicos.

Al enterarse de la muerte de los manifestantes, los habitantes enfurecidos incendiaron siete edificios oficiales, entre ellos dos comisarías, un tribunal y la sede local del PND.

Egipto, un aliado de Occidente, es uno de los dos únicos países árabes que firmaron un tratado de paz con Israel (el otro es Jordania) y controla el canal de Suez, por donde pasa la mayor parte del abastecimiento petrolero de los países industrializados.

Suleimán abrió el pasado fin de semana un diálogo con varias fuerzas de la oposición, que abarca desde sectores laicos a los Hermanos Musulmanes, para tratar de desactivar las protestas.

Mubarak ya había prometido al iniciarse el movimiento que no buscaría un nuevo mandato en la elección presidencial de septiembre.

Pero todo eso no bastó para apaciguar la rebelión.

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