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Barrett asegura que deja a un lado sus creencias religiosas como jueza
La jueza, propuesta por Trump para ir a la Corte Suprema, defiende su equidistancia sobre temas morales; sortea pregunta sobre el aborto.

Washington. La jueza Amy Coney Barrett, nominada por el presidente Donald Trump para la Corte Suprema de Estados Unidos, aseguró el día de ayer 13 de octubre, que su fe católica no pesará en sus decisiones, pero se negó a opinar sobre la sentencia del alto tribunal que legalizó el aborto.
“Los jueces no pueden levantarse una mañana y decir: ‘Tengo una meta en mi vida, amo u odio las armas de fuego, amo u odio el aborto’ e imponer su voluntad como figuras de la realeza”, dijo a los senadores encargados de confirmar su nombramiento.
Sometida a una batería de preguntas después de un primer día dedicado a declaraciones generales, Barrett, de 48 años, admitió tener un arma y seguir las enseñanzas de la Iglesia Católica.
“¿Puede dejar de lado sus creencias religiosas?”, le preguntó el senador republicano Lindsey Graham.
“Sí, lo estoy haciendo como jueza” de la corte federal de apelaciones en Chicago, “y si me confirman, seguiré haciéndolo” en la Corte Suprema, prometió.
“Nuestra fe es importante para nosotros”, continuó, y mencionó a su esposo y sus siete hijos, dos de los cuales son adoptados en Haití y el menor tiene síndrome de Down. “Pero esta es mi elección” y “nunca traté de imponerla” a los demás, aseguró.
La senadora demócrata Dianne Feinstein le lanzó varias preguntas sobre temas candentes, comenzando por el derecho al aborto, reconocido por la Corte Suprema en 1973 para disgusto de la derecha religiosa.
Pero Barret sorteó la pregunta. “Ya sea que diga que lo quiero o que lo odio, eso enviaría una señal mientras hay recursos pendientes”, explicó antes de rehuir de la misma manera a otros asuntos como las armas de fuego o los derechos de las minorías sexuales.
Feinstein consideró “preocupante no tener una respuesta clara al cuestionamiento”, pero evitó atacar a la jueza por sus convicciones religiosas, como hiciera tres años atrás durante una comparecencia en el Congreso. “El dogma religioso vive en ti”, le dijo entonces Feinstein.
Pero en un país donde solo una cuarta parte de la población es atea o sin religión, el rival de Trump, el demócrata Joe Biden, había instado a los senadores de su partido a no tocar este campo tan sensible.
“No soy hostil al Obamacare”
Un recurso contra la “Obamacare”, apoyado por el gobierno de Trump, deberá ser discutido en noviembre por la Suprema Corte y los demócratas temen que esa ley sea derribada si Barret participa de la decisión.
“No soy hostil” a esa ley, replicó la magistrada. “Jamas conversé con el presidente o un miembro de ese equipo sobre la forma en que podría pronunciarme sobre ese tema”, aseguró. Además, afirmó no tener “ningún compromiso” con la Casa Blanca o el Senado sobre la forma en que trataría asuntos sensibles, entre ellos posibles litigios poselectorales.