Lectura 5:00 min
Las cinco preguntas que debes hacerte cada vez que te pagan (Parte 4 de 5)

Joan Lanzagorta | Patrimonio
La pregunta de hoy tiene todo que ver con nuestras prioridades: lo que es más importante para nosotros.
No importa si ganamos mucho o poco: el dinero siempre es escaso en el sentido de que no podemos hacer todo lo que queremos al mismo tiempo. Eso nos obliga a priorizar.
Te puede interesar
Aunque parece sencillo, desde mi punto de vista es uno de los aspectos más complejos de las finanzas personales y la causa raíz de un gran número de problemas financieros. Las personas no saben priorizar, anteponen lo inmediato y no están dispuestas a esperar.
Hay muchas razones por las que eso pasa. Una de ellas es que hoy vemos como algo normal usar el crédito para todo y vivir con deudas. Varios me han insistido en que es la única manera en la que pueden salir adelante.
La realidad es que todos queremos las cosas aquí y ahora. Acaba de salir el nuevo celular y lo queremos. Muchas veces es posible gracias a que podemos comprar casi todo a meses sin intereses o porque podemos sacar un crédito de nómina con un click en el cajero automático, aún sin conocer las condiciones del mismo. Nos enfocamos mucho en el corto plazo y olvidamos por completo del largo plazo.
Por eso también poca gente ahorra para el retiro. Simplemente no alcanza: hay que pagar las mensualidades de la tarjeta y de los otros créditos al consumo. Buena parte de lo que ganamos hoy es para pagar lo que ya hemos comprado. Lo que nos queda apenas cubre nuestras necesidades del mes. No sobra nada para preparar nuestro futuro.
Varias veces he escrito en este espacio que tenemos que cambiar ese paradigma de comprar hoy y pagar después, por otro que nos ayude a equilibrar el presente con el futuro. Porque de eso se trata. Lo cual me lleva a hacer la pregunta:
4 - ¿Qué metas, grandes o pequeñas, quiero priorizar este mes?
Las metas son cosas que queremos comprar, o que deseamos hacer (como un viaje) pero para las cuales no tenemos el dinero hoy. Por ejemplo: pintar la casa, hacer un viaje al extranjero o actualizar el celular el próximo año.
No incluyo aquí compras recurrentes como regalos de navidad, inscripciones escolares o vacaciones, ya que estos son gastos irregulares de los cuales nos ocupamos en la pregunta 2.
Hay personas que incluyen dentro de sus metas cosas como el ahorro para el retiro. Para mí forma parte de mis gastos fijos, como la renta o la luz. En mi plan de gastos es la categoría que aparece hasta arriba, antes incluso que el pago de la casa (renta o hipoteca) porque es mi primera prioridad. Antes de pagarle a alguien más, me pago primero a mí mismo. Esta una de mis pocas reglas no negociables, un concepto que aprendí hace muchísimo tiempo.
Cuando mi esposa y yo hablamos, en ocasiones tenemos ideas y sueños. Mencionamos temas como: ya tenemos un colchón bastante traqueteado y sería bueno cambiarlo. O bien, aspiraciones como hacer un viaje a Japón. Entonces agregamos estas categorías a nuestro plan de gastos, para no perderlas de vista.
Hay meses que no asignamos nada de dinero a ellas, porque hay cosas más importantes y no alcanza para todo. Pero también ha habido veces en las que hemos movido dinero de otra categoría menos importante para hacer realidad alguna de esas cosas.
Por ejemplo, cuando decidimos cambiar el colchón porque el que teníamos estaba muy viejo y no descansábamos bien, no quisimos esperar mucho tiempo. Afortunadamente teníamos dinero suficiente en la categoría de “cambio de auto”.
Lo que hicimos fue simplemente tomar dinero de ahí (lo movimos) para hacer de esto una realidad. No íbamos a cambiar de auto pronto y siempre podíamos reponer ese dinero en los siguientes meses. Eso es lo bonito de la flexibilidad, de la capacidad de adaptar el plan a nuevas necesidades que surgen. Pero también es lo padre de no tener obligaciones: si hubiésemos estado pagando un crédito automotriz, no habríamos tenido la capacidad o la libertad de hacer eso.
Antes de terminar, quiero dejar algo muy claro: el crédito es una herramienta y no es necesariamente mala. Es más: si no hubiéramos tenido dinero disponible en otra categoría, probablemente habríamos decidido comprar un nuevo colchón a meses sin intereses y aceptar las consecuencias (tener un plan más apretado, con menos dinero disponible, resultado de asumir esa nueva obligación). De manera pensada: una decisión informada.
Pero hay gente que ya está tan endeudada que ni siquiera se puede dar ese lujo. Ahí es cuando el crédito se convierte en un problema. Por eso es tan importante saber utilizarlo esta herramienta de manera inteligente.
Seguiremos hablando de flexibilidad en la quinta y última parte.


