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Si te piden el suicidio empresarial...

Si tu contador te pide que cometas un suicidio empresarial, te sugiero que cometas un asesinato profesional. Aprende más sobre utilitad, trabajo y capital.

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–En mi despacho llevo un buen rato en “riesgo de liquidez”. Esto es consecuencia en parte de un mal consejo por parte del despacho que nos maneja la contabilidad que nos aconsejó hace años “vaciar” nuestras cuentas a fin de mes para no tener utilidades que nos generaran impuestos –me platicaba Felipe González en una de mis columnas, al tiempo que me pedía mi opinión respecto de tener un capital de trabajo sano.

Lo primero que me atrevo a decir ante una situación como la que expone Felipe es que un contador que da este tipo de consejos equivale a un psicólogo que sugiriera a su paciente: “para solucionar tus problemas, mejor suicídate”.

Claro está que si nuestro psicólogo nos pide el suicidio, normalmente, y si no estamos de verdad locos, consideraremos que nuestro psicólogo sí lo está y simplemente haremos caso omiso de su sugerencia.

Ciencia oculta

Pero con nuestro contador la historia cambia, porque no nos queda claro que el suicidio de nuestra empresa es lo que obtendremos como resultado de hacer lo que nos indique, y difícilmente nos atreveremos a cuestionar a nuestro contador, porque consideramos que lo que ellos hacen es una ciencia oculta y los ponemos al mismo nivel que los antiguos habitantes de la tierra ponían a los brujos.

La contabilidad no es ciencia oculta, y los contadores no son expertos en empresa. Algunos de ellos pueden serlo en impuestos, pero en la mayoría de los casos ni a eso llegamos.

Utilidad y flujo

Dos conceptos son importantes aquí: la utilidad y el flujo de efectivo. Nuestra empresa puede tener utilidades sin flujo, flujo sin utilidades, puede tener ambas o ninguna.

Si nos dieran a escoger entre tener utilidades y flujo, sin duda la elección debería ser por el flujo. Porque con flujo podemos operar y tarde o temprano generar utilidades. Pero con puras utilidades no lograremos gran cosa, tal como le sucede a Felipe González con su empresa.

Y por ello es importante tener un flujo de efectivo sano siempre en nuestra empresa.

Capital de trabajo

¿Cuánto es suficiente? ¿Cuánto es insuficiente? ¿Cuánto es demasiado?

Es aquí donde entra el concepto de capital de trabajo, y de forma más específica el capital de trabajo neto.

Capital de trabajo es la suma de lo que tenemos en caja, bancos, cuentas por cobrar e inventarios.

El capital de trabajo funciona en un ciclo, donde el dinero en efectivo se utiliza para adquirir inventarios, mismos que se consignan a los clientes, convirtiéndolos en cuentas por cobrar, las que al ser cobradas se convierten en efectivo, para volver a iniciar el ciclo.

Cada industria, en función de sus tiempos de producción y sus condiciones de cobranza, tendrán diferentes necesidades de capital de trabajo. Pero todas deberán mantener la misma proporción de su capital de trabajo neto.

¿Y que es el capital de trabajo neto? El resultado de restar al capital de trabajo todas las deudas que tengamos de corto plazo (cuentas por pagar a proveedores, sueldos por pagar, impuestos por pagar, préstamos de corto plazo, etc.)

Positivo

El capital de trabajo neto debe ser siempre positivo, lo que quiere decir que entre mi inventario, mis cuentas por cobrar y mi efectivo pueda yo cubrir sin problemas mis deudas de corto plazo. Nunca negativo.

¿Y que tan positivo? Sólo un poco. Ese excedente normalmente cubre los inventarios obsoletos (aquellos que ya no vendo) y las cuentas incobrables, porque estos inventarios y cuentas son difíciles de convertir en efectivo, y si los considero, seguramente dejaré de pagar alguna de mis deudas.

Suicidio empresarial

Entonces cuando tu contador te dice que al final de mes tomes todo el dinero que sobró y lo conviertas en activos fijos (como un nuevo coche, una PC último modelo o una remodelación de oficina), y esta situación hace que tu capital de trabajo neto sea una cifra negativa, lo que quiere decir es que pronto tendrás problemas para pagar tus deudas de corto plazo, poniendo en riesgo el efectivo de tu empresa y por lo mismo la supervivencia de la misma.

Lo que te pide tu contador es que cometas suicidio empresarial. Te sugiero entonces que cometas asesinato profesional. Dale cuello a ese contador y busca uno más sensato. Aunque veo más probable que México sea campeón del mundo en futbol a que exista un contador sensato y que cobre poco.

Carlos Aliaga, en Twitter: @EchandoaPerder.

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