Sinergia poderosa crea el Azul Condesa

El encuentro y subsecuente asociación eran inevitables... Por un lado, Ricardo Muñoz Zurita, célebre chef propietario del sabroso Café Azul y Oro localizado en los terrenos del Centro Cultural Universitario, cuya carta y festivales de cocina mexicana son ya famosos, y por el otro lado, la chef Salomé Álvarez y Gonzalo Serrano, restauradores reconocidos de la ciudad de México, fundadores del restaurante Ligaya desde hace 14 años, con una clientela de habituales muy sólida.

Hace apenas unos meses se conocieron y el flechazo fue instantáneo, pues Ricardo acariciaba la idea desde hacía un tiempo, de tener un restaurante en otro lado de la ciudad, para tener la oportunidad de maridar sus platillos con vinos y licores, cosa que no podía lograr dentro del área de Ciudad Universitaria.

Salomé y Gonzalo pensaron que era el momento de ofrecer a su clientela una carta diferente. Así nació el restaurante Azul Condesa (ubicado en Nuevo León 68, Colonia Condesa, teléfonos 5286-6268, 5286-6380), que ofrece lo mejor de las amplias experiencias de sus tres socios.

Antes de abrirlo, rediseñaron y ampliaron el área de la cocina, cambiaron sillas, vajilla, manteles y servilletas y en la planta alta colocaron un piso de cantera, conservando el aforo total de 120 lugares.

La carta es la misma que la de su pariente Azul y Oro, si acaso con el toque condesero que le imparte Gonzalo. Para la inauguración, que se efectuó el pasado lunes 24 de este mes, se está ofreciendo el festival de cocina veracruzana llamado Alma Jarocha.

La clientela de Ricardo descubrirá con gran gusto, que la carta incluye una gran variedad de aperitivos, mezcales, rones, brandies, whiskies, ginebras, vodkas, cognacs, tequilas, martinis y cocteles en general; por cierto, un detalle muy original son las bellísimas jicaritas adornadas a mano para servir el mezcal.

La carta base incluye delicias como, de entradas: el tamalito de acelgas, el tamalito de frijol o la sopa de tortilla oaxaqueña; de ensaladas gourmet: la de pera y roquefort o la caprese; de especialidades: las enchiladas de jamaica orgánica, las enchiladas de mole negro, el mole negro (preparado con el chile chilhuacle), la cochinita pibil, el pescado Tikín-Xic, los famosos buñuelos rellenos de pato rostizado bañados en salsa de mole negro o el mole amarillo con venado o costillas de cordero.

De la carta del festival Alma Jarocha, sobresalen el tamalito ranchero de Tlacotalpan, elaborado con masa de maíz, carne de cerdo, chile ancho y hoja santa, envuelto en hoja de plátano y cocido al vapor; el delicioso arroz a la tumbada, llamado así porque los ingredientes se tumban en la olla y se prepara con arroz de grano corto caldoso aromatizado con perejil, cilantro, epazote, orégano negro de Yucatán, cebollín y achiote de 12 años, además de pescado bagre, jaibas suaves, almejas, pulpo y camarón, un platillo que en sí, es una comida muy completa; el pescado a la veracruzana hecho con esmedregal relleno con tiras de zanahorias y cocido con jitomate, alcaparras, aceitunas, perejil, ciruelas pasas, chiles jalapeños y güeros y al fondo rodajas de patatas; de postres, pastel espumoso de mamey con salsa de café y chocolate, espuma de guanábana con salsa de frutos rojos y zapote negro o el tamalito de coco con piña, oriundo de algún lugar en la carretera entre Veracruz y Alvarado.

De fin de fiesta, el delicado chocolate de agua, preparado con una mezcla de granos de Chiapas y Tabasco, procesados en Oaxaca en donde les agregan 30% de almendras.

Les extiendo muchísimos parabienes a los tres socios de este flamante restaurante de la Condesa, cuya unión seguramente servirá para incrementar la oferta gastronómica de la zona, con la característica de ofrecer una cocina profesionalmente bien preparada con precios muy accesibles.

jtoledo@eleconomista.com.mx