"La línea del coro" brilla por su elenco

"Son todos maravillosos", dice Zack (Paco Morales) antes de hacer una selección de los mejores bailarines, o los que más le convienen, y prescindir de otros de los aspirantes a pertenecer a una "línea del coro" (en castellano se dice más bien cuerpo de baile) para un musical.

Y tiene toda la razón, no sólo para los personajes, también los es para el espléndido elenco de la versión mexicana de A Chorus Line, que se estrenó el miércoles con el nombre de La línea del coro.

Más allá de sus impresionantes cifras de éxito en Broadway, no cabe duda de que el más entrañable y noble de los musicales es a A Chorus Line, y el montaje mexicano le hace justicia.

Es entrañable porque no hay forma de no querer a los personajes, un grupo de jóvenes talentosos que van a una audición para ver si pasan a formar parte del elenco de una obra.

Son y serán irremediablemente segundones, no aspiran al protagónico, ni siquiera a un papel o a decir algunas líneas, sólo quieren una oportunidad para cantar y bailar arriba de un escenario.

Pero cada uno tiene su historia, como Zack no tarda en descubrir pues su audición, más que ponerlos a bailar o cantar, consiste en que cada quien cuente cómo llegó hasta ahí, cosas que ellos hacen, claro, cantando y bailando.

Y hay muchas historias, de sacrificio y amor a la arte. Imposible no identificarse con alguna. Tal vez sean, en el fondo, perdedores, pero están en Broadway. En ese sentido todos somos perdedores.

No hay uno, de entre el enorme elenco, que lo haga mal, ni siquiera la que se supone que no canta. Pero incluso si alguno falla, hey, es la audición, no tiene que ser perfecto, son de hecho los que no se supone que son perfectos. Esa es la nobleza de la obra, no hay forma de equivocarse.

Este crítico debe admitir su aversión a la historia desde la horrenda película estelarizada por Michael Douglas. Pero este montaje le abrió los ojos, maravillados.

La oportunidad desperdiciada

El elenco es el alma del montaje y con eso le basta y le sobra. Pero al verlos magníficos (sólo hay una escena en que la actuación es demasiado declamada) es inevitable preguntarse si no hubiera sido mejor hacer una adaptación de la obra en lugar de una traducción apenas cumplidora (tiene detalles incómodos, como que todos los personajes digan "chamba" independientemente de su origen o que no haya algo que distinga a los puertorriqueños de los nacidos en Missouri, por ejemplo).

Sin duda los productores sopesaron la idea, ya que el dossier de prensa trae historias de los integrantes de elenco, que no se quedan atrás con respecto a las de sus personajes. Quizá hasta los superan: que alguien decida dedicarse al teatro musical en este país es aún más soñador y sacrificado que en Estados Unidos donde hay un enorme mercado.

Prefirieron la traducción literal, jugaron a la segura desoyendo a la propia obra que invita a jugarse el todo el por el todo, a tomar riesgos.

Vale la pena citar a Ana Cecilia Anzaldúa (quien hace el papel de Maggie pero esto lo dice como persona). Cuando sus padres, temerosos por la carrera que ha escogido le preguntan si no le da miedo quedarse en el camino , contesta: Me da más miedo quedarme con las ganas .

Aunque, en ese sentido, honor a quien honor merece, Ocesa ha abierto una puerta por la que están pasando raudales de talento, cantantes, bailarines, actores... ¿no cabrán dramaturgos y compositores?.

La línea del coro

Del 3 al 18 de noviembre, 20:00hrs

Centro Cultural Telmex I

Av. Chapultepec y Av. Cuauhtémoc, Del. Cuauhtémoc, DF

De $762.00 a $313.00

mlino@eleconomista.com.mx