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Sector Financiero

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No hay magia: constancia y disciplina, claves del ahorro

Imaginemos que cada mes podemos ahorrar alrededor de $300, producto del dinero que sacamos de nuestra alcancía y que lográramos invertirlos. El resultado sería muy gratificante..

Cuando era pequeño, mi madre y mi abuelo me enseñaron que, para poder juntar dinero suficiente para comprarme algún juguete, sólo requería tener un poquito de constancia y disciplina en el ahorro.

Me regalaron una alcancía, y me enseñaron a separar en ella algunas de las monedas que me daban.

Me acostumbré a hacerlo y cuando podía romperla, una vez al año, yo mismo me sorprendía con la pequeña fortuna que había acumulado.

En mi juventud temprana, cuando iba a la feria y tiraba dardos a los globos, siempre pedía como premio una alcancía de yeso.

Y siempre depositaba en ella el cambio que sacaba de los bolsillos al final de cada día.

Nuestros lectores quizá se sorprendan porque cuando me casé le enseñé a mi esposa a hacer lo mismo.

Cada día, todo el cambio en monedas que nos sobraba a ambos iba a la alcancía.

Al principio fue difícil convencerla, ya que siempre me reclamaba que nunca tenía cambio para dar una propina.

Pero ella misma vio los frutos: cada tres meses se llenaba la alcancía y depositábamos ese dinero, aproximadamente 1,000 pesos en promedio, en el banco.

Poco tiempo después, abrimos una cuenta en una sociedad de inversión, el cual alimentábamos con el dinero que, trimestralmente sacábamos de esa alcancía. Así empezamos a formar un fondo para la educación universitaria de nuestra hija recién nacida.

Para muchas personas puede parecer poco. Pero no para nosotros: era la única forma como podíamos ahorrar.

Y no tardamos mucho tiempo para que mi esposa se diera cuenta de los beneficios, al grado de que cada vez que llegaba a casa, ella me presionaba a mí para sacar mis monedas de los bolsillos y depositarlas en la alcancía. Para ambos esto significó un gran orgullo. No hay ninguna magia en ello, no se requiere participar en ningún sorteo, ni se trata de una pirámide .

Por el contrario, aprendí que la forma más efectiva de crear o incrementar un patrimonio es también muy fácil: simplemente se requiere tener constancia y disciplina en el ahorro, y luego traducirlo en una buena inversión.

En esos tiempos existía una sociedad de inversión de renta variable, en un banco de los que luego se vendieron a extranjeros, que se podía abrir desde 200 pesos: era el fondo de inversión con monto de apertura más bajo del mercado.

Pero no era un mal fondo: invertía 60% en renta variable, en una composición similar a la del índice de la bolsa, y 40% en instrumentos de deuda.

Si tenemos un horizonte de inversión de largo plazo (20 a 25 años), podemos invertir en renta variable una parte muy considerable de nuestros recursos.

Está probado que la Bolsa, en ese horizonte de tiempo ha brindado rendimientos reales por encima de 10% promedio anual (para la Bolsa puede haber años muy malos y años muy buenos, pero ése sería un rendimiento promedio que podemos esperar en el largo plazo).

Recursos multiplicados

Imaginemos, entonces, que cada mes podemos ahorrar alrededor de 300 pesos, producto del dinero que sacamos de nuestra alcancía y que lográramos invertirlos a una tasa anualizada de 10% en términos reales capitalizable mensualmente.

Mucha gente quizá piense que, dentro de 20 años, tendríamos 230,000 pesos aproximadamente, lo cual no es tanto.

Bueno, lo es si uno considera que en esos 20 años nuestras aportaciones totales fueron 72,000 pesos.

Es decir, dos terceras partes de nuestro saldo total al final de esos 20 años está conformado por nuestros rendimientos.

Pero, qué pasa si podemos ahorrar un monto adicional al que metemos a la alcancía.

Más reserva

Supongamos, por ejemplo, que además de esos 300 pesos podemos ahorrar 1,200 para formar un ahorro total de 1,500 pesos al mes. Es importante destacar que la cantidad que se puede alcanzar después de 40 años, por invertir tan sólo 1,500 pesos al mes, equivale a cerca de 1 millón de dólares.

Esto ilustra la importancia de construir un plan de ahorro e inversión a largo plazo (por ejemplo, para nuestro retiro), y la importancia de comenzar a hacerlo en nuestra juventud temprana.

Si uno empieza a los 18 años, al momento en que cumpla 58 (que es una edad productiva, muy razonable) podríamos ser ya millonarios.

Te invito a que me envíes tus preguntas, dudas y comentarios a través de mi página en Internet: www.planeatusfinanzas.com, así como a mi correo jlanzagorta@eleconomista.com.mx

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