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Opinión

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Comparaciones odiosas

El dicho popular dice que las comparaciones son siempre odiosas, pero debe añadirse que resultan muy útiles si se sabe cómo hacerlas y, sobre todo, contra quién medirse.

Si un benchmarking se realiza entre semejantes sirve mucho, pero si se hace con los que están notoriamente por arriba o por debajo resulta un ejercicio del que se obtiene poco o nada.

Las comparaciones que se realizan de México deberían hacerse en primera instancia con los países que, por su grado de desarrollo, realmente se pueden equiparar, que es el caso de Argentina, Brasil, Colombia, Chile y Uruguay en América Latina y en Europa, Turquía, Portugal, Polonia, Rusia y España, para citar algunos.

En América Latina no tiene ningún caso, no es un verdadero benchmarking confrontarse con Haití u Honduras; pero tampoco resulta útil, siempre se saldrá mal o muy mal, si el comparativo se realiza con países como Suecia, Noruega o Dinamarca, para citar algunos. En la comparación con esos países incluso sale mal Estados Unidos.

La confrontación con los semejantes resulta muy útil para que el país sepa cuánto ha avanzado, qué está haciendo bien, pero también para identificar si se está quedando rezagado o dónde se está mal. A partir de este comparativo sí es posible hacer análisis y proyecciones, que pueden y deben influir en el diseño de las políticas públicas. 

El que fuera presidente de Chile, Ricardo Lagos, plantea muy bien esta situación cuando en una conversación con Carlos Fuentes dice: Como España estaba más atrasada respecto de Europa, nosotros los países latinoamericanos la veíamos mucho más a la par. Y en consecuencia, los experimentos que allí se hacían tenían mucho que ver con nosotros. Yo, como Ministro de Educación del año 90, tenía más que aprender de España que de Alemania porque la distancia, las cifras que me separaban de Alemania eran mucho más grandes .

Si México, para sólo poner un ejemplo, se compara en educación con Finlandia, que es el mejor resultado de la prueba PISA, en todos los campos saldrá mal parado y a una distancia muy grande y por lo tanto no le va a servir para trazar objetivos y metas futuras; pero si lo hace con los países que tienen los más altos niveles de desarrollo en América Latina, la información le será muy útil, precisamente para eso mismo.

En las pruebas PISA, para seguir con el ejemplo, en comprensión de lectura Chile ocupa el puesto 44, Uruguay el 47, México el 48, Brasil el 53, Argentina el 58 y Perú el 63. En matemáticas Chile el 44, Uruguay el 47, México el 48, Colombia el 52, Brasil el 53, Argentina el 58 y Perú el 63. En las dos pruebas, México ocupa el tercer lugar en América Latina.

Es un dato que sitúa bien dónde está parado el país y cuáles serían objetivos y metas que se podrían proponer en el corto, mediano y largo plazo, para mejorar su situación en éste y otros temas.

Twitter:@RubenAguilar

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