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Se anuncian rótulos en la José María Velasco
Este oficio de tanta tradición pasó de estar casi extinto en la zona centro de la Ciudad de México a hoy vivir “un auge”, comenta Isaías Salgado, maestro rotulista, a propósito de la exposición Los rótulos no deben morir.

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Los rótulos son una reinvención constante de la tipografía, de la selección cromática y de las escenas que ilustran con senda creatividad tantos letreros que nos seducen o nos provocan una carcajada, muchos llenos de sarcasmo, en su hábitat natural, la vida pública: en los puestos de tortas, en los de carnitas y de micheladas, en la combi que anuncia su ruta, en las paredes que difunden el próximo gran baile y en el negocio de piñatas; por supuesto, también en el exterior del taller de rótulos. Son parte inherente de la Ciudad de México y, por extensión, del país.
Actualmente, la Comisión Interinstitucional de Patrimonio Cultural, Natural y Biocultural –integrada por titulares de las secretarías de Cultura, Gobierno, Educación, Pueblos Originarios, Medio Ambiente y Finanzas, así como por representantes de INAH e INBAL–, junto con varios colectivos gráficos, trabajan en la consolidación del expediente técnico para sustentar la declaratoria del rotulismo popular como Patrimonio Inmaterial de la Ciudad de México.
En caso de aprobarse, el documento se enviará a la Secretaría de Cultura local, responsable de elaborar el dictamen que será canalizado a la Jefatura de Gobierno capitalina para que ésta emita el decreto oficial de la declaratoria.
Rótulos y fotografías
Para acompañar este proceso, la Galería José María Velasco, ubicada en la colonia Morelos, al centro de la capital mexicana, presenta la exposición Los rótulos no deben morir, con cerca de 100 piezas, entre trabajos de rotulación contemporánea, objetos que profundizan en el simbolismo y una selección de fotografías de grandes artistas de la lente, como Paulina Lavista, Tina Modotti, Nacho López, Graciela Iturbide, Rubén Ortiz Monasterio, Mariana Yampolsky o Gilberto Chen, que dan cuenta del arraigo de esta técnica gráfica con la Ciudad de México.
La muestra reúne unas 100 piezas y fue curada por Quetzalcóatl Molina, tallerista y promotor de proyectos de diseño comunitario y arte, con la colaboración de Isaías Salgado, rotulista de Tepito.
“Rotulista hasta la muerte”, dice un cartel colgado junto a decenas de otros trabajos, como un oficio colectivo. Las tipografías y sus colores, estridentes y amistosos, gritan: “Rótulos. Ricos. Resistentes”, “El oficio del rótulo hace visible lo que importa”.
Al centro de la galería se colocó un pequeño puesto de “Ricas tortas” que sirve como vitrina para exponer otras miniaturas de las típicas estructuras metálicas que revisten el negocio y cuyos rótulos las han vuelto tan identitarias, con su techo arqueado y la pequeña saliente que es una mesita para el comensal de a pie. Estas piezas son una muestra de algo que seguramente será de consenso general: un puesto de tortas o jugos no sería el mismo sin sus rótulos.
“También es un arte”
El rótulo, dice el maestro Isaías Salgado, “es parte de nuestro trabajo y también es un arte, porque no cualquiera lo hace. La esencia del rótulo es hacer anuncios, darle colorido a México. Nos encargamos de hacer la tipografía y los colores del rótulo. Para un anuncio de comida, se utilizan colores muy naturales, que son los rojos, amarillos, porque si pones un anuncio negro para una tortería no funciona. Se trata de hacer que el negocio sobresalga. Es tratar de darle vida a algún negocio”.
Con 40 años en el oficio, Isaías Salgado recuerda que aprendió todo lo que sabe por su tío Manuel Andrade, “para mí, uno de los mejores rotulistas de aquí”.
Armando Téllez, también maestro rotulista tradicional, quien trabaja con Isaías Salgado desde hace 30 años, comparte su perspectiva:
“Antes había muchos talleres. Ahora de rótulos tradicionales ya no hay, y ahí se hacían los rotulistas. En primer término, se han acabado por la tecnología. Vino a suplir (el trabajo de rotulista). Pero lo que nosotros hacemos no es en serie, cada pieza es única. Y la tecnología lo hace repetitivo. Todo eso vino a hacernos un poquito menos, sin embargo, también creo que se está retomando. Como que hay un auge, un segundo aire”.
Recuerda que hace tres años los rótulos “prácticamente se extinguieron” de la alcaldía Cuauhtémoc, pero están volviendo a tomar la calle. “Principalmente en esta zona de aquí, nosotros hemos intervenido muchos puestos de la alcaldía”.
Sobre los trabajos para la declaratoria de este oficio, el curador Quetzalcóatl Molina indica que la exposición es una de las acciones para acompañar el proceso para ser declarado como Patrimonio Inmaterial de la capital mexicana. Dijo: “buscamos que (el rótulo) se proteja de cierta forma de futuros borramientos y sobre todo le dé el reconocimiento a las y los maestros están dedicando toda su vida a este oficio”.
