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Inflación a la alza y ¿las tasas?

Nuevamente surge un debate en torno del momento en el que el Banco de México empezará a aumentar las tasas de interés.

Nuevamente surge un debate en torno del momento en el que el Banco de México empezará a aumentar las tasas de interés.

Para tener una idea más clara sobre este tema, quizá valdría la pena revisar la trayectoria de las variables que determinan o deberían de determinar el desempeño de las tasas de política.

Uno de los determinantes más significativos es la inflación observada y ésta no ha tenido el mejor de los comportamientos.

De acuerdo con el Banco de México, la inflación de marzo fue de 0.71%, muy cerca del nivel esperado por el mercado, con lo que la inflación anual se incrementó de 4.83 en febrero a 4.97 por ciento.

Con los datos de inflación a marzo, la variación promedio de los precios en el primer trimestre del 2010 se ubicó en 4.75%, es decir, en el límite superior del rango esperado por el Banco de México para dicho periodo (4.25-4.75 por ciento).

Hasta aquí, el tema de la inflación observada es consistente con lo esperado.

No obstante, si se analiza con detalle hay un par de cosas que preocupan.

Por un lado, a principios de abril se decretó el cuarto incremento en los precios de las gasolinas, de manera tal que la Magna (que es la que consume 90% de los automovilistas) acumula un incremento de 4.1%, el diesel 3.3% y la gasolina Premium 2.2 por ciento.

Hacia delante, la Secretaría de Hacienda ha manifestado que continuará el ritmo mensual de ajuste de las gasolinas, lo que sin lugar a dudas contribuirá a que la inflación general se vea presionada.

Otro tema relacionado con la inflación y al que se le ha dado poca importancia es el fuerte crecimiento del subíndice de frutas y verduras.

En el primer trimestre del año, éste acumula un alza de 16%, la mayor variación desde el primer trimestre de 1990 cuando el alza fue de 32 por ciento.

La mayor inflación en 21 años de las frutas y verduras fue resultado de una condición climatológica atípica caracterizada por lluvias en enero y febrero, y por temperaturas relativamente bajas en la mayor parte del país.

Estos factores determinaron que las cosechas fueran particularmente malas, lo que terminó por afectar de manera importante el precio de algunos vegetales.

Éste es el caso de la cebolla, que tan sólo en el primer trimestre subió 153%; el chayote 129%, el pepino 71% y el tomate 60%, por mencionar algunos de los productos con mayores alzas.

Por otro lado, las expectativas de inflación también se han venido descomponiendo a lo largo del año.

De acuerdo con la última Encuesta de Expectativas Económicas del Sector Privado levantada por el Banco de México, el pronóstico de inflación para el 2010 pasó de 5.21% en febrero a 5.28% en marzo, es decir, por encima del límite superior esperado por Banxico (5.25 por ciento).

De esta forma, los dos principales determinantes de la política monetaria se encuentran bajo presión, aunque hay que destacar, por otro lado, que hasta ahora las revisiones salariales no se han disparado y las expectativas de mediano y largo plazo se encuentran aún ancladas por debajo de 4 por ciento.

Ante este escenario es difícil anticipar con claridad el momento en el que el Banco de México aumentará la tasa de referencia. Lo cierto es que el retiro de los estímulos monetarios no se debe de satanizar. El incremento en las tasas de interés debe de entenderse como el regreso a la normalidad y como reflejo de una mayor actividad económica.

*Manuel Guzmán M. es economista en jefe de Ixe Grupo Financiero. Su opinión no representa necesariamente la posición de la institución.

mguzman@ixe.com.mx

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