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Geopolítica

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Nuevo gobierno de Kirguistán juzgaría al Presidente

El presidente kirguiso, Kurmanbek Bakiyev, expulsado en un violento alzamiento la semana pasada, dijo a Reuters que no renunciaría y que cualquier intento por matarlo "ahogaría a Kirguistán en sangre".

Biskek.- El presidente kirguiso, Kurmanbek Bakiyev, expulsado en un violento alzamiento la semana pasada, dijo a Reuters que no renunciaría y que cualquier intento por matarlo "ahogaría a Kirguistán en sangre".

La líder del nuevo Gobierno interino dijo que Bakiyev podría ser juzgado por las muertes de al menos 81 personas durante una rebelión en su contra.

La revuelta del 7 de abril en el país del centro de Asia, donde Estados Unidos opera una base militar clave, ha obligado a Bakiyev a viajar a su región de origen, en el sur, dejándolo en un punto muerto con el autoproclamado Gobierno de Bishkek.

Aduciendo temores de seguridad, Washington ha detenido el tráfico de tropas a Afganistán por vía de la base aérea fuera de la capital.

Bakiyev dijo a Reuters que no reconocía la legitimidad del Gobierno interino pero que estaba preparado para negociar,

"Ahogaremos (a Kirguistán) en sangre si optan por eliminación física", señaló.

Kirguistán ha atraído poca inversión extranjera desde que logró independizarse de la Unión Soviética, pero tanto Estados Unidos como Rusia se disputan la influencia sobre el empobrecido país.

La secretaria de Estados estadounidense, Hillary Clinton, habló el sábado por teléfono con la jefa del Gobierno interino, Roza Otunbayeva, en el primer contacto de alto nivel de Estados Unidos con el nuevo liderazgo.

El primer ministro Vladimir Putin fue el primer líder mundial en reconocer la autoridad de Otunbayeva, conversando con ella por teléfono pocas horas después de que la oposición se tomara el poder.

Otunbayeva, alguna vez una aliada clave de Bakiyev en una revolución del 2005, dijo en entrevista a Reuters que no usaría la fuerza contra el derrocado presidente pero habló de arrestarlo para que fuera juzgado por las muertes.

"Lo que hizo exige un juicio serio", dijo. Otunbayeva ha acusado a los simpatizantes de Bakiyev de aumentar la violencia tras la revuelta.

Violencia

El autoproclamado nuevo Gobierno de Kirguistán ha dicho que Rusia es su aliado clave y que arriendos de la base a Estados Unidos podrían ser recortados, provocando especulaciones de que Moscú podría tratar de usar la base para presionar en sus relaciones con Washington.

Funcionarios del Pentágono dicen que Manas es clave en los esfuerzos de guerra contra los talibanes, permitiendo vuelos durante todo el día hacia y desde el vecino Afganistán. Cerca de 50.000 soldados pasaron por la base sólo el mes pasado.

Otunbayeva prometió a Clinton honrar los acuerdos de la base de Manas.

Durante la noche del 7 al 8 de abril, tropas leales a Bakiyev le dispararon a miles de manifestantes que asediaban el palacio presidencial, matando a decenas. Los manifestantes respondieron y testigos declararon que murió mucha gente en el fugo cruzado. Bakiyev dijo que él no había ordenado los disparos.

"No me he ido el país (...) porque no siento ninguna culpa", dijo, pero agregó que le pesaba como presidente no ser capaz de evitar las muertes.

Dijo también que se necesitaban fuerzas de paz de Naciones Unidas para evitar "caos contínuo" en el país.

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